SOBRE SADISMO Y JERARQUÍA DEL PODER EN UNA SOCIEDAD | Por: Ernesto Rodríguez

 

Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)

 Toda sociedad en el mundo actual está estructurada en términos de una jerarquía del poder, y eso implica que las personas con menos poder político o económico, o menos poder de mando y decisión en una institución, se encuentran en una situación de debilidad respecto a las personas que tienen más poder. Entonces resulta muy obvio que tal jerarquía del poder posibilita algo espantoso y nauseabundo: el sadismo.

El término sadismo proviene del autor francés conocido como el Marqués de Sade (1740-1814), que en todas sus obras refiere situaciones en las cuales unas personas derivan placer al hacer sufrir a otras. Veamos las tres definiciones de sadismo que da un importante diccionario: “1) La obtención de satisfacción sexual, o la tendencia a obtener satisfacción sexual, al causar dolor físico o emocional a otras personas. 2) La obtención de placer, o la tendencia a obtener placer, por medio de la crueldad. 3) Crueldad extrema” (1). Muchas personas creen que el sadismo solamente se manifiesta cuando un psicópata viola sexualmente a una mujer o a una persona menor de edad, pero  vemos que el término “sadismo” tiene implicaciones muy amplias que van más allá del ámbito sexual. Por eso, una persona que se aproveche de su situación de poder para hacer daño a una persona subordinada puede estar actuando de una manera sádica.

El Marqués de Sade en su obra: ‘Filosofía en el Tocador’ (1795) trata de justificar sus ideas en boca del personaje Dolmancé y es interesante reproducir una fragmento escogido: “¿Por qué habríamos de tener consideración con un individuo que no nos afecta para nada? ¿A santo de qué hemos de evitarle un dolor que nunca nos costará ni una sola lágrima, cuando sabemos que de ese dolor ha de nacer un placer muy grande para nosotros? ¿Acaso sentimos alguna vez un solo impulso de la naturaleza que nos aconseje preferir a los otros en lugar de a nosotros mismos, y acaso no está cada uno en el mundo sólo para sí mismo?. Nos habláis de una quimérica voz de la naturaleza que nos diría que no hay que hacerles a los otros lo que no quisiéramos que se nos hiciera. Pero este absurdo consejo siempre nos ha venido exclusivamente de los hombres; y de los hombres débiles. El hombre fuerte nunca pensará en hablar con semejante lenguaje (…) la naturaleza, nuestra madre común, siempre nos habla únicamente de nosotros mismos; nada más egoísta que su voz y lo más claro que en ella reconocemos es el inmutable y sagrado consejo de deleitarnos sin importarnos a expensas de quien (…) La crueldad está en la naturaleza; todos nacemos con una dosis de crueldad que sólo la educación modifica (…) por lo tanto la crueldad es una virtud y no un vicio” ( fragmento de ‘Filosofía en el Tocador’).

En realidad, es cierto que en la naturaleza hay crueldad entre los animales, pero también hay cooperación, y en el caso de la especie humana hay sentimientos morales resultantes de nuestra evolución biológica.

Volviendo al Marqués de Sade, en todas sus obras insiste en que mientras las personas virtuosas están condenadas al fracaso, las personas depravadas siempre triunfan y prosperan. Por ejemplo, en su novela titulada: ‘Justine, o los infortunios de la virtud’ (1791), describe el caso de una muchacha virtuosa que sufre todas las calamidades imaginables. En cambio, en su novela: ‘Juliette, o la prosperidad del vicio’ (1798), describe a una hermana de Justine llamada Juliette, que es muy degenerada y siempre triunfa. No obstante, el Marqués de Sade señala algo cierto: cuando una sociedad está corrompida se propicia el sadismo. Veamos sus propias palabras: “¿No es cierto que la virtud, no importa lo bella que sea, se convierte en la peor de las actitudes cuando es demasiado débil para enfrentar al vicio, y que en una época totalmente corrompida lo más seguro es hacer igual que los demás? (…) Si la virtud acarrea infortunios mientras el vicio trae prosperidad, puesto que ambas cosas son iguales ante los ojos de la naturaleza, ¿No es mucho mejor unirse a los malvados que prosperan, en vez de estar entre los virtuosos que fracasan?” (primera página de la novela ‘Justine’).

Para finalizar, es interesante contrastar la obsesión por el poder que tenía un psicópata sádico como Adolfo Hitler (1889-1945), con la concepción humanista y democrática de Thomas Jefferson (1743-1826). Hitler dijo: “Nosotros buscamos febrilmente el poder (…) la voluntad de poder para nosotros es literalmente todo el sentido de esta vida” (2). Jefferson dijo: “Un hombre honesto no puede sentir placer al ejercitar el poder sobre sus conciudadanos” (3).

 

NOTAS: (1) Pag. 1531 en ‘The American Heritage Dictionary’ (2000). (2) Dicho por Adolfo Hitler a Hermann Rauschning en 1932-1934. Citado por Hermann Rauschning en el capítulo 19 de su obra: ‘The Voice of Destruction’ (1940). (3) Carta a John Melish, de fecha 13 enero 1813.

 

 

 

 

 

Salir de la versión móvil