Creo que el Ateneo de Valera está viviendo uno de los mejores momentos de su historia de más de un siglo, que no son cien años de soledad sino de lucha ardua de continuidad generacional, para sembrar los altísimos y fundamentales valores de la cultura frente al desamparo de la ignorancia, el resquemor del mandonismo armado en funciones de gobierno y la miopía social de quienes la mirada no va más allá de su ombligo.
La cultura, dijo Freud, es la lucha de la inteligencia, de la mente, contra la naturaleza. Cuya peor expresión es la fuerza bruta del militarismo.
Mens agitat molem, la célebre frase de Virgilio, es el lema del Ateneo de Valera. La acuñó en su escudo el erudito alemán salesiano profesor Ignacio Burk, uno de los refundadores de esta institución en su segunda etapa, considerado entre los hacedores de Valera, quien llegó a ser Jefe del Departamento de Pedagogía y profesor emérito del Instituto Pedagógico de Caracas.
Por qué afirmo que el Ateneo de Valera está viviendo un de los mejores momentos de su historia? Porque con los embates del mandonismo contra él lo que se está demostrando es que la fuerza bruta le tiene miedo a la cultura, a la inteligencia, y sí, puede sacar la pistola de Millán Astray, y disparar, en el arrebato de su oscuridad, pero la luz de la mens seguirá allí, por una simple verdad, porque tiene la razón. La Historia lo demuestra: la Iglesia moderna ha pedido perdón por los abusos de la Inquisición, los campos de concentración del nazismo y el estalinismo son hoy una vergüenza de la humanidad, el fascista Mussolini y sus colaboradores inmediatos terminaron colgados por el pueblo en ganchos carniceros, el falangista Francisco Franco, aunque quiso pasar como caudillo por la gracia de Dios, en la España de hoy es aborrecido como caudillo del diablo, el muro de Berlín fue hecho trizas por los luchadores por la libertad de Alemania, el telón de hierro de la Unión Soviética terminó vuelto flecos, y en la China de nuestros días nadie quiere oír de Mao.
Para los que se sienten poderosos porque son dueños de las armas, los promotores de la cultura, inermes y físicamente débiles, no son enemigos pequeños. Por qué no? Porque tienen la razón. Cuál razón? La de la inteligencia útil y desprejuiciada.
Aura Salas Pisani y Marlene Briceño, en dos etapas distintas del Ateneo de Valera, a pesar de su sexo, falsamente tenido por débil, y de su contextura, muy menuda, cada una en su hora, son una muestra de la fortaleza del espíritu creador frente al gigantismo de boa constrictor de la ignorancia y la fuerza bruta. La lucha sigue. En la desigualdad el espíritu saca fuerzas de flaqueza.
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