Mucho se ha cuestionado a quienes entienden como política, ese «arte» de establecer estrategias desde los despachos, bares o encuentros de comida en lujosos restaurantes, de cara a conseguir objetivos particulares, utilizando todo aquello que pueda condicionar el voto, donde la manipulación y el engaño van agarrados de la mano.
Hay algo que es fundamental para esta clase de dirigente, y es que la ciudadanía no piense, no reflexione, y que se deje llevar por frases publicitarias que le «van a solucionar» sus problemas. Todo esto estaba enmarcado en el desprecio, insulto, risas… pero, siempre en privado, hasta hace unos años atrás.
Los periodistas hemos sido testigos en primera fila de las malas pasadas de los políticos ante los «micrófonos abiertos», donde se filtran muchas veces sus oscuros intereses. Pero hoy en día el escenario ha cambiado: esos desprecios, insultos y amenazas ahora tienen un carácter público. Lo hacen abiertamente a través de los medios de comunicación y de las redes sociales sin ningún pudor. Como se dice popularmente, “por todo el cañón”.
Desde que el chavismo llegó al poder, se le ha criticado la manera de referirse a sus adversarios políticos, donde siempre ha privado el insulto y la descalificación. Y hoy son – precisamente – parte de esos agraviados quienes hoy – habiendo aprendido bastante bien de los «rojos» – lanzan su veneno pero no contra el chavismo, sino contra aquellos que en su momento – incluso- les respaldaron.
Estimado lector o usuario, permítame ponerlo en contexto. Así como muchos de ustedes, los políticos también usan redes sociales, y en especial, grupos de WhatsApp. En los últimos días un «cobarde» (y es el calificativo más decente que puedo usar) ocultándose con el seudónimo de «Rey Escorpión», se ha dado a la tarea de difundir escritos muy críticos pero sobre todo insultantes contra dirigentes opositores, a quienes ninguno defiendo por cierto. En ese texto también incluye a colegas periodistas, en especial a Yoerli Viloria de quien se refiere de una manera muy denigrante.
Se ha especulado bastante sobre quién es el «Rey Escorpión». Los mismos agraviados han señalado como «culpable» a Conrado Pérez Briceño, padre del diputado Conrado Pérez Linares, quienes luego de haber sido cuestionados de estar inmersos en presuntos hechos de corrupción desde la Comisión de Contraloría de la AN, Pérez Briceño vació a través de sus redes sociales toda su artillería de descalificativos contra quienes contribuyeron a denunciar estas presuntas acciones ilícitas, entre las principales afectadas, la colega Yoerli Viloria.
Aunque el texto referido tiene un estilo parecido al que usa Pérez Briceño cuando se refiere a algún adversario incómodo, aunque ha sido este ciudadano el que más ha difundido ese escrito, éste niega ser el autor del mismo, a pesar de que sus antecedentes lo hacen el principal sospechoso.
¿Será lo suficientemente valiente y responsable el «Rey Escorpión» para darse a conocer? Creo que no, porque ¿Quién es el «Rey Escorpión»? ¿Desde qué mentalidad se hace este tipo de «política»?
Creo que se hace desde la persona que piensa, siente y actúa considerándose superior, por encima del bien y del mal, que todo vale con tal de conseguir su objetivo, ese es el «Rey Escorpión», ese «político» (hablo de manera general) que quiere pertenecer a la clase social de los que ostentan el poder y poner un muro infranqueable para los reprimidos y empobrecidos. Son personas sin conciencia ni sensibilidad, que incluso pueden cambiar leyes y las hacen injustas. Que pretenden controlar la judicatura, y que hace de la corrupción y de la avaricia sus señas de identidad.
Todo indica que el «Rey Escorpión» representa a ese «político» que solo acepta el aplauso, la sumisión y que les voten. Los que protestan y denuncian sus motivaciones, recursos y estrategias se convierten en sus enemigos, porque temen a la verdad. Y hay que tener presente que aquel que hoy critica al «Rey Escorpión», mañana puede convertirse en uno de ellos.
AMBICIÓN
A veces la ambicin y la justicia coinciden en un mismo período histórico. Casa de León y su Tiempo y el Regente Heredia o la Piedad Heroica (libros del ilustre Mario Briceño Iragorry) representan dos paradigmas que sirven para estudiar al político venezolano actual. Beatriz Briceño Picón, hija de Mario Briceño Iragorry sostiene que hay suficientes razones para pensar que los estereotipos que caracterizaron a Francisco Heredia y a Antonio León se repiten en la Venezuela contemporánea. Argumenta que dentro de la concepción histórica, Francisco Heredia representó la corona con una piedad heroica y con una integridad total de hombre probo a carta cabal, que tenía piedad de justicia a toda prueba. Mientras que Antonio León se movía como un gran marqués en toda la República, ejerciendo sus cargos de relevancia en la vida pública y defendiendo sus intereses y ambiciones, por ello no es considerado como un hombre íntegro, a diferencia de Heredia. Enjuicia Beatriz que el «político» venezolano (hoy personificado en el «Rey Escorpión») aprendió menos del Regente Heredia y más de Casa León.