SÍNTESIS | JOE BIDEN: el poder sin la máscara | Por: Hugo Cabezas Bracamonte

Afirmar que el ejercicio de la política es un proceso complejo, difícil, y que requiere de un gran conocimiento del universo social que se va a gobernar, no es nada nuevo. Sobre el tema se han escrito centenas, tal vez miles, de libros donde se le aborda con rigurosidad analítica. Es uno de los temas centrales de la Ciencia Política.
Pero, así como el político, en el ejercicio del gobierno, realiza grandes esfuerzos humanos y materiales, e incluso espirituales, en su permanente quehacer, debe tener presente que existen un conjunto de normas, éticas y morales, que no puede dejar de cumplir.
La primera de ellas, más no la única, es el cumplimiento de las promesas electorales presentadas a la nación como hoja de ruta de su acción gubernativa. Joe Biden concluye su primer año sin haber hecho realidad gran parte de sus promesas económicas y sociales.
Comencemos por recordar que cuando Biden asumió el poder contaba con una aprobación del 53% de los ciudadanos estadounidenses, porcentaje que ha descendido a la fecha a un 42.5%. Y descender 10.5 puntos porcentuales, en una sociedad como la norteamericana, es grave; ya que, ello desmonta la fetichización que algunos han hecho acerca del perfecto funcionamiento de sus instituciones democráticas. Joe Biden al incumplir sus promesas ha mentido; y, su mentira ha servido para poner –aún más- al desnudo la realidad de la potencia imperial.
Para solo citar algunas -recordemos que-, en su campaña electoral, dijo que iba a derrotar la pandemia del Covid19, ni siquiera ha logrado detenerla, desde su inicio los EEUU han estado en el primer lugar del mundo en contagiados y muertos. Aseguro que impulsaría la economía, sin embargo, cada día pierde poder ante otras economías, como la China. Dijo que tomaría medidas ante la crisis climática; pero, más allá de la reincorporación de EEUU al Acuerdo de París no ha adoptado ninguna política que extraiga a su patria de ser la mayor contaminante del mundo. Aseguro que impulsaría una reforma migratoria, pero cada día los migrantes que quieren ingresar a su territorio son tratados con las prácticas inhumanas más detestables.
Transcurridos doce meses sus propuestas electorales están engavetadas. La Casa Blanca ha dejado de ser el gran centro para la toma de las decisiones políticas, porque Biden no solo se ha “peleado” con los republicanos; sino que, ha profundizado las diferencias entre los principales dirigentes de su partido, el Demócrata. Y, por si fuera poco, ha sumido a los Estados Unidos en una polarización política no vista desde los años de la guerra de secesión.
Pero, quizás donde mayor se note su fracaso sea en su relacionamiento con América Latina y el Caribe. Y es que, su visión política sobre nuestros países no es diferente a la de Trump, Obama, Bush y Clinton, ni a la de ningún otro mandatario del imperio.
El 22 de Noviembre de 2013, Joe Biden, en su condición de Vicepresidente de Estados Unidos, declaro en Panamá, que la región ya no es el “jardín trasero” estadounidense, sino el “jardín delantero”. En un intento de matizar la política injerencista e intervencionista de los gobiernos supremacistas de Estados Unidos, recurrió al vocablo jardín para sustituir la palabra patio, que  fue el término utilizado por el Comandante Fidel Castro, para referirse a la relación de Estados Unidos con los países latinoamericanos.
Craso error. No sabía que la voz francesa jardín existe desde el siglo XII. Que el jardín es un huerto cercado. Mientras que patio es un lugar abierto. Ambos tienen dueño.
Sin embargo, este no fue un error “casual”. NO. Es la reafirmación de la implementación de la Doctrina Monroe, y el Corolario Roosevelt, como guía de la política internacional de los gobiernos supremacistas de Estados Unidos. Solo que, una vez más, ha quedado demostrado que los mandatarios del imperio, en esta oportunidad, JOE BIDEN: Son el poder sin la máscara.
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