Lentamente los sueños de los creadores del arte o la plástica nacional se desvanecen. Salvador Valero llora su casa, su historia y su espíritu universal. La falta de atención, interés, seguridad y no solo por la Universidad sino por el Estado han causado que este sea el monumento más grande a la indiferencia y desidia
Desconcierto, tristeza, indignación, y sobre todo impotencia, fue parte de los sentimientos que dejó el saqueo a la sede del Museo Salvador Valero, ubicado en el corazón del Parque Los Ilustres de Trujillo. Una vez más, esta sede que está en total abandono, fue desvalijada por completo, acabaron con lo poco que se había recuperado desde el último robo ocurrido ya hace más de un año, sin contar los pequeños asaltos que siempre ocurren por falta de vigilancia.
En esta oportunidad se llevaron hasta lo más mínimo: fluorescentes, cables, lavamanos, sanitarios, obras de arte, materiales para montar exposiciones, paneles, cubos, enchapes, paredes artificiales, todo el cableado de la sede, las lámparas, rejas, tablero, bombas de agua, puertas, taflones, no dejaron nada, solo la sede con un daño irreparable. Ese lugar que ha podido servir para darle realce a la cultura popular, pero los hechos demuestran que tanto para la Universidad como para las autoridades municipales, regionales y nacionales fue mejor mantenerla en el olvido, convirtiéndola en el fiel monumento a la indiferencia y desidia de los organismos responsables de la sede.
“Se trató de un saqueo, de un robo a placer, un robo planificado y bien organizado, y no solo robaron sino que destruyeron lo que a su paso encontraron, ¿Por qué tanta maldad? arrasaron con materiales de montaje de exposiciones, obras de arte que estaban resguardadas, todo el sistema eléctrico de la sede, puertas, bombas de agua, fluorescentes, los sanitarios, lavamanos, cajetines del sistema eléctrico, rejas, vidrios, todo lo del taller de arte entre otros, dijeron los trabajadores. Las pérdidas son millonarias, con solo las obras de arte hay mucho que perder, por su valor histórico” señalaron.
La historia cultural con un triste final
Esta, tal como lo relata uno de sus trabajadores, se ha convertido en la historia de nunca acabar, el daño que le han causado a uno de los museos más importantes del país y el más resaltante de arte popular, es lo más penoso en la historia de Trujillo. “Los sueños, el esfuerzo duro de tanta gente ligada al proyecto Museo desde su fundación el 19 de noviembre de 1976, hoy reposan en el abandono y desidia por parte de los encargados de asumir y valorar la cultura popular venezolana”, esa es la expresión de quienes les duele ver lo que sucede ante la mirada complaciente de autoridades, comunidad, trabajadores, porque nadie hace nada.