La decisión de respetar el acuerdo para elegir al presidente de la A.N., amainó preocupaciones. Se pensó que se dividirían en una crisis que por fortuna no fue. Los devoradores de serpientes querían que se rompiera el pacto y corriera la sangre traidora. Por eso es tarea definir si sobrevive algo que merezca el nombre de Unidad, o es un título hueco, irreal. Entre 2006 y 2015 se desplegó una estrategia democrática, pero durante 2016 y 2017 un demonio con forma de jumento patafísico se posesiona de ese cuerpo, que se lanza al barranco y lo atropella el desvencijado camión de perniles podridos de la revolución. Unos se pusieron duros y otros también, con ventaja para el poder coactivo del Estado, como dice el librito a propósito de cualquier régimen autoritario. Es lo que ha ocurrido en estos 19 años: el gobierno utiliza las embestidas del atacante para destruirlo.
Con sus errores, los partidos pudieron crear algo, -aunque hoy esté en ascuas-, mientras el mal de rabia no logró nada salvo tortas, balbuceos y destrucción. La revolución se entronizó y se estabilizó gracias a ellos. Y no habrá futuro si no se logra neutralizar brigadas tan fundamentalistas como el gobierno, pero carentes de la más elemental habilidad política. Los graves problemas están ahí: ¿habrá unidad y un candidato unitario, o proliferarán los candidatos? Tres partidos (AD, PJ y VP) decidieron ir a primarias, pero son ilegales así como la MUD, y no podrán lanzar a nadie (mutatis mutandis) con sus siglas sino con alguna de las tarjetas existentes, las de UNT, MAS, Copei y AP, lo que daría nuevo relieve a esos partidos. Hay resentimiento porque se sabe quiénes articularon la estrategia de descrédito contra UNT, AP y otros, y ahora necesitarán sus tarjetas.
El perro bailarín
El jumento patafísico gritó Maduro vete ya, 350, 16-J, trancón, hora cero, y demás ridiculeces. A cambio hoy tenemos la constituyente cubana, y el gobierno controla gobernaciones y alcaldías. Perseguidos siempre por la peor opción, no participamos en las municipales para “evitar la derrota” y complacer al populacho, y vino la ilegalización. El tema número uno de la política es siempre prepararse para el contragolpe. Ayer gracias al paro petrolero “limpiaron” Pdvsa, y vino el control de cambios; a la comedia de plaza Altamira y el 12 de abril respondieron lo mismo con la FF.AA. Y aquél deplorable retiro de la AN le otorgó unanimidad al gobierno para nombrar el CNE y el TSJ que les viniera en gana. La parte trágica de la tragicomedia, son las quejas de las almas en pena que lloran sus desventuras, y se lamentan porque el gobierno es “maluco”. Y el gobierno da gracias al mal de rabia.
Pero aparte de las quejas del espectro que llora su drama, no se siente una estrategia, ni clara ni oscura, ni el ruido de tractores para reconstruir la acción. Los grupos fúricos -aliados esenciales del gobierno- se dedican a echar espuma por la boca, pura espuma: hacer oposición a la AN y tramolear a la espera de un eventual fracaso en Santo Domingo para machacar a los partidos. Su previsión de torditos no los deja ver que si muere el diálogo, vendrá una ofensiva brutal de la revolución (presidenciales para marzo con este CNE), ilegalizar definitivamente los partidos, profundizar el abstencionismo, el descrédito en el campo democrático. Hay perros que bailan, caballos que caminan como misses, delfines que juegan con una pelota, pero nunca verá un burro en el circo porque no aprenden nada, aunque le den un título y lo vistan de toga y birrete. La rabia no deja espacio para la libido, la política ni el pensamiento.
El exorcismo
Tal vez la Unidad podría exorcizar al abstencionismo opositor, el arma esencial del gobierno que explica sus triunfos en un país abrumadoramente resentido y encrespado. ¿Habrá uno o más candidatos presidenciales del campo democrático en 2018? ¿Convocarán primarias u otro método para escogerlo? ¿Lograrán reconvertir en mayoría política la mayoría social contra el gobierno? Se habla de un posible outsider, Lorenzo Mendoza, y quienes lo promueven dan argumentos que resuenan, como que “los políticos fracasaron, mientras Mendoza es un triunfador”. Eso podría ser así exactamente hasta el momento de lanzarse, porque es previsible que el gobierno lo ataque a fondo y a sus empresas. Corren también ideas un poco extravagantes como proponer alguno de los inhabilitados, con una razón más o menos así como que “no están inhabilitados para el pueblo” y “no hay que reconocer tal condición”.
Todo suena confuso y enredado pero precisamente la política es el arte de resolver embrollos. El gobierno está dispuesto a acabar con las redes privadas de distribución de alimentos en dos o tres meses, con las ventas forzadas por debajo de los costos. Arrecia la aplicación del plan Serrano para acabar con los abastos y supermercados e inducir una crisis bancaria. En la cabeza paleolítica de su ductor, se trata de eso: llevar al país al trueque. Quieren que sólo podamos comer a través de los Clap, lo que hace el boceto de zonas de estarvación a muy corto plazo. Las hambrunas del siglo XX fueron todas en regímenes revolucionarios. Ya se sabe perfectamente por experiencia propia, gracias a Pudreval y ahora a los Clap, qué pasa cuando los socialistas se ocupan de alimentar a la ciudadanía.