Por: Héctor Díaz
Sabana de Mendoza siempre ha sido el epicentro económico desde nuestra época indígena de los Vitichas, las tribus que habitaban en las riveras de la Vichú, la meseta de Pedro Felipe y los Tiestos tenían una organización social que se pueden catalogar como los más avanzados de todas las tribus del occidente del país, sus conexiones con otras tribus ubicadas en Barbacoas de Mapaure (hoy Moporo), La Ceibita, Cheregüe, Pitijoc, Mimbós, entre otras. Aquella pendiente que había quedado desde el periodo del Terciario al cuaternario cuando el cataclismo abrió el Portachuelo del Boquerón (Agustín Codazzi. Apuntes geológicos de Betijoque. 1830), permitió la edificación de una pequeña meseta sobre una altura de ochocientos metros sobre el nivel del lago de Maracaibo, hoy está Meseta se conoce como “Pedro Felipe” y la pendiente se conoce como Los Vitichas, hoy Sabana de Mendoza.
Tres tribus se fueron formando en la parte geográfica de lo que llamaban en la colonia El Bajo Trujillo, hoy zona baja o zona panamericana, con la variante que convirtieron al asentamiento indígena Los Vitichas (Sabana de Mendoza) en el epicentro económico de aquella época, recordemos que éramos un pueblo de paso obligado para ir hasta el resto de poblaciones indígenas ya que el camino más expedito había sido construido por los Vitichas hasta Barbacoa de Mapaure (Moporo), luego pasó a ser el Camino Real de los españoles (hoy Avenida Las Flores y la calle bajando por la pasarela de la parroquia “Valmore Rodríguez” hasta conectarnos con el camino de piedra, vía los Tiestos-Betijoque). Nuestros indígenas cultivaban el maíz, cacao, yuca, café, grandes cazadores, conocían el líquido llamado Menen con la cual hacían fogatas en horas nocturnas y lo comercializaban con las tribus del lago, también les sirvió para combatir a los españoles y alemanes; fueron expertos en hacer sistemas de riego para aprovechar las aguas de la quebrada la Vichú y las nacientes y eran monoteístas ya que adoraban a varios dioses. (La leyenda del Cenizo. Don Tulio Montilla. Libro Lo Contó el Abuelo).
Cuando llegan los españoles a la cabeza de Alonso de Ojeda a Barbacoa de Mapaure (Moporo) el 24 de agosto de 1499 se encuentran con un poblado de palafitos organizados y con vías de acceso a las zonas montañosas la cual les permitía el intercambio comercial con otras tribus. En la segunda expedición de los españoles, Diego García de Paredes, se da inicio a las encomiendas y justamente está zona le corresponde a Hernando Hurtado de Mendoza (1535-1609) para conquistar y bautizar a nuestros indígenas a lo largo y ancho del Bajo Trujillo y se le entrega la franja desde Santa Ana hasta el lago de Mapaure (Moporo) y se le coloca por nombre la Sabana de los Mendoza y cuando este muere hereda su hijo Cristóbal Hurtado de Mendoza.
La firma de la capitulación de Venezuela, el 27 de marzo de 1528 se entregaba la gobernación de Venezuela a los banqueros para que exploraran sus riquezas y el nueve de junio de 1531 llegaron a las costas de Moporo los representantes de la Welsar dirigidos por Ambrosio de Alfinger, conquistador, primer gobernador y capitán general de la provincia de Venezuela y administrador colonial alemán; es a partir de allí que la economía indígena pasa a la etapa de la economía de la colonia con toda la estructura legal tal y como era el convenio del contrato de la firma de la capitulación por la corona española y se remodelan las ya construidas vías de acceso o los llamados caminos de piedra. Este contrato también permite el traslado de 5 mil esclavos negros para explotarlos en los trabajos más rudos en la búsqueda de las riquezas (Mitos, ilusiones y miseria de El Dorado. Discurso de incorporación del sacerdote jesuita, Luis Ugalde, como individuo de número de la Academia Nacional de la Historia. Revista SIC. Marzo, 2018). Los caminos indígenas desde Moporo le sirvió a la expedición de los Welsar llegar hasta los poblados de los Vitichas, La Vichú, Pedro Felipe y los Tiestos, donde a sangre y fuego nuestros indígenas se defendían para no permitir el paso del conquistador, los intercambios comerciales se estancaron por las cruentes guerras y muchas traiciones de algunos aborígenes.(Libro camino de piedra. Don Tulio Montilla).
Los Vitichas fueron los últimos en ser dominados ya que conocían la geografía de las quebradas, las cuevas profundas y utilizaban muy bien el aceite Mene como arma de guerra incendiaria, la guerra duró varios años hasta que fueron vencidos los indígenas y se firmó con la Iglesia católica las Encomiendas y se establecen los pueblos de doctrinas bajo la conducción del fray Antonio Alcega y le asignan al capitán Hernando Hurtado de Mendoza la responsabilidad de bautizar y organizar legalmente ante la Corona Española las aldeas y poblados y crear unidades de producción. Se retoma nuevamente el comercio para exportar los productos desde la Sabana de los Mendoza hasta Barbacoa de Mapaure (Tomoporo) pero surge otro problema como fueron los piratas que llegaban al lago y saqueaban todas las riquezas, incendiaban aldeas y es allí donde el gobierno colonial dirigido desde la alcaldía del Bajo Trujillo cuya capital era Santa Ana, dirigida por Cristóbal Hurtado de Mendoza quien le hace un aporte de auxilio para fortificar la Barra de Coquivacoa (lago de Maracaibo) el 6 de mayo de 1543 para protegerla de los piratas que entraban por la Ceiba. (Encomiendas, volumen 4, página 240, de la Real Academia de la Historia). Ese aporte de auxilio permitió retomar nuevamente la comercialización de los productos desde la Sabana de los Mendoza hasta Moporo.
Los indígenas Vitichas logran establecerse en el acuerdo de las encomiendas en pequeñas unidades de producción e instalan las posadas al lado del Camino de Piedra o Camino de los Españoles, en lo que hoy es justamente Banco Banesco y edificio Don Camilo, allí podían descansar las bestias de carga, personas, servicia de almacén o depósito para el transeúnte, se preparaban alimentos para llevar por el camino o para consumir allí mismo, se alquilaban baquianos o acompañantes de caminos y animales de carga. Fue el primer gran centro comercial que tuvo la Sabana de los Mendoza en la época prehispánica, de allí viene el nombre de “un pueblo de paso” (continua)
Exconcejal