Parte (I)
Siempre he sido un crítico sobre la supuesta fundación con su fecha no muy precisa, pero con todo el respeto la habíamos asumido, nuestra tesis era que sí aceptábamos esa fecha estábamos desconociendo la historia indígena y los primeros españoles que llegaron a Sabana de Mendoza, igualmente, la etapa de la independencia y la guerra federal; pero tomar como punto de partida originaria el proceso del ferrocarril como elemento que dio origen a la población, nos parece un exabrupto.
Aquella aldea pueblerina descrita topográficamente en 1880 por el Ing. Alemán Severino Norza, proyectista del ferrocarril Motatán-La Ceiba, quien cita a su colega geógrafo y cartógrafo Agustín Codazzi en su informe: «Como una pendiente del cataclismo del período Terciario al Cuaternario, cuyo epicentro fue en el Portachuelo por el camino que va a Escuque (El Boquerón), las tierras de Sabana de Mendoza fueron producto de ese inmenso desplazamiento de agua, tierra y piedra. El libro de Don Tulio Montilla (Lo Contó el Abuelo) narra los escenarios donde nuestros aborígenes vivían, allí al revisar los textos de la Real Academia de la Historia, nos encontramos con datos muy precisos sobre los Indígenas Vitichas; es la Corona española quien a través de un Obispo llamado Antonio Alcega, quien establece las doctrinas y enumera las Encomiendas y es asignada al Capitán Hernando Hurtado de Mendoza, en 1606, las cuales comprendía desde Monay hasta río Pocó y este encomendero tenía la responsabilidad de bautizarlos y evangelizarlos.
El propio texto de la Real Academia de la Historia (seis primeros obispos de la iglesia venezolana en la época hispánica. 1532-1600. Tomo 117, establece que esta franja geográfica poseía 174 aborígenes en cuyo epicentro se encontraban en las riveras del caudaloso, para aquella época, el río la Vichú. El documento eclesiástico le colocaban el nombre a las tierras de Encomienda como el Bajo Trujillo y de cuyos textos legales se desprenden».