Los Ángeles (EE.UU.), 23 jul (EFE).- Tras uno de los meses más convulsos en la carrera de Ricky Martin, debido a una denuncia por violencia doméstica interpuesta por su sobrino, el cantante reapareció en los escenarios este viernes por la noche con un baño de masas en el Hollywood Bowl de Los Ángeles (EE.UU.) que le sirvió para curar heridas.
El artista puertorriqueño protagonizó una actuación conjunta con la orquesta Filarmónica de Los Ángeles, dirigida por el venezolano Gustavo Dudamel, en la que monopolizó la atención y el cariño del público desde el primer minuto.
«Es un honor presentar a este icono de la cultura latina… ¿Qué digo? A este icono de la cultura mundial», introdujo brevemente Dudamel para que, con un preciso juego de luces, se percibiera sutilmente la silueta de Martin accediendo a las tablas.
A punto de agarrar el micrófono e iniciar su show, el intérprete tuvo que parar y tomar aire porque los asistentes gritaban enfervorecidos su nombre y, tanto por deleite personal como por imposibilidad acústica, era inviable empezar con tal barahúnda.
En realidad, Martin estaba tanteando cómo sería el recibimiento del respetable después de la enorme polémica que le ha rodeado.
Así que, tras cerciorarse de la buena disposición del público, celebró la calidez del ambiente cual deportista olímpico consciente de que su marca batió un récord.
«Esto es precioso, de veras, gracias a Los Ángeles y gracias al maestro Gustavo Dudamel», dijo emocionado mientras sonreía, cerraba el puño y flexionaba el brazo en señal de victoria ante los casi 17.000 asistentes que le acompañaron.
Martin era consciente de que su figura se había visto muy comprometida con la demanda de su sobrino, Dennis Yadiel Sánchez (21 años), por violencia doméstica.
El joven había solicitado una orden de protección, y afirmó haber sufrido amenazas de muerte, después de que se terminara la relación sentimental que supuestamente mantuvo con su tío durante 7 meses.
Sánchez retiró la denuncia este jueves, pero anteriormente medios locales de Puerto Rico habían apuntado a que el cantante podía enfrentarse a una pena de 50 años de prisión si finalmente era declarado culpable de incesto.
Durante las últimas semanas, Martin y su equipo legal negaron los hechos, y uno de sus hermanos incluso adujo que el sobrino padecía problemas mentales.
Así, esta contundente respuesta de los seguidores del intérprete de éxitos como «La Mordidita» o «La Copa de la Vida» ha supuesto uno de sus mayores triunfos recientemente.
«Nosotros no somos nadie para juzgar a alguien cuando hasta la acusación se ha retirado», comentó después del concierto Valeria, natural de Los Ángeles, a Efe mientras su amigo, Anthony, insistía: «La vida está loca», en una clara alusión a la conocida canción del puertorriqueño.
«Yo creo que es inocente, pero se debe separar siempre al artista de la persona», aseguró metros más allá Brandon, vendedor en un puesto de camisetas y otros productos personalizados con la cara de Martin.
El cantante, que repetirá el show mañana, ha sido una de las estrellas elegidas como cabezas de cartel para la celebración de eta temporada centenaria en el Hollywood Bowl.
Otros artistas invitados y que han pasado o pasarán este verano por el mítico recinto ubicado en las colinas de Hollywood son Billie Eilish, Duran Duran, John Fogerty o Kenny Logins con Jim Messina.
Mientras tanto, Martin ha dado el primer paso para conseguir que sus heridas cicatricen tras el revuelo suscitado y hacer de la letra de su último tema uno de sus lemas vitales.
«Y así va la vida, no importa lo que digan si al final somos tú y yo jugando a ser tímidos; ácido sabor».
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