Venezolanos sobreviven entre la paciencia y la desesperanza
“Venezuela es un país radicalmente distinto al que en 1998 decidió unas elecciones presidenciales entre Henrique Salas Romer y Hugo Chávez Frías (…) En todos los indicadores institucionales, sociales y económicos, Venezuela es hoy un país en una situación trágicamente peor que en 1998. ¿Por qué?”, reflexiona el articulista Carlos García Soto
EL DATO:
Este año también se cumplen 60 años del 23 de enero, fecha en la cual cayó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez
Este año se cumplen veinte años de la primera victoria electoral de Hugo Chávez Frías, hablamos de los comicios presidenciales de 1998. El nuevo Presidente (Chávez) conquistó para el entonces el voto de la mayoría del pueblo venezolano, con la promesa de reconstituir el sistema político – en primer término – a través de una Asamblea Nacional Constituyente.
El abogado y profesor universitario de la UCV, además de ser articulista del portal ProDavinci, Carlos García Soto, dice que para tener una idea temporal de lo que estos años han significado en la historia de Venezuela, piénsese, por ejemplo, que es el equivalente al 10% del tiempo de nuestra vida republicana; o si se quisiera una referencia más cercana, es la mitad del período comprendido entre 1958 y 1998, es decir, el equivalente a cuatro períodos presidenciales.
¿Son estos años entonces una simple nota al pie de página en nuestra historia? García cree que el período transcurrido es bastante, más que eso, porque a su criterio ha implicado un cambio dramático en las condiciones de vida de los ciudadanos.
Similar pero peores
“Venezuela es un país radicalmente distinto al país que en 1998 decidió unas elecciones presidenciales entre Henrique Salas Romer y Hugo Chávez Frías (…) En todos los indicadores institucionales, sociales y económicos, Venezuela es hoy un país en una situación trágicamente peor que en 1998. Y si los indicadores fueran fríos para entender lo que aquí ha ocurrido, entonces bastará con salir a cualquier calle de Venezuela para intuir el drama”.
Para García, el 2018 desde el punto de vista institucional tiene una situación similar a la de 1998, pero aún más riesgosa ante la presencia de una cuestionada Asamblea Nacional Constituyente “convocada al margen de la Constitución”, con una sistema electoral “totalmente desacreditado”, y con los Poderes Públicos reunidos en torno a sí mismos.
“Desde el punto de vista económico se sabe ya suficiente, tenemos los niveles de inflación y escasez más brutales que se recuerden, una crisis de deuda pública gravísima y con la producción petrolera en niveles mínimos. Con una vulnerabilidad absoluta ante cualquier suceso externo o interno que puede agravar aún más la situación”.
Tragedias frecuentes
Desde el punto de vista social, el articulista es de la idea que hay suficientes testimonios ya documentados de la crisis que padece Venezuela, con venezolanos en todas las regiones esperando entre la paciencia y la desesperanza por adquirir los productos básicos, eso sin mencionar las “tragedias cada vez más frecuentes” en materia de salud.
¿A dónde llegaremos?
“Afortunadamente la historia de estos veinte años está suficientemente contada y documentada en distintos ensayos y textos históricos. También estos años han dado lugar a diferentes interpretaciones y reflexiones sobre lo que significan para el país, desde las más variadas perspectivas (…) El proceso intelectual por el cual se reflexiona sobre lo que aquí ha sucedido debe continuar, desde distintos ángulos, hasta que logremos entender por qué Venezuela llegó a donde ha llegado, a dónde eventualmente llegará (…) con la mirada puesta en cómo rehacernos como sociedad”.
¿Cómo rehacernos?
García recuerda que justo ahora dentro de unos días – el 23 de enero – se cumplen también veinte años de aquel memorable discurso del profesor Luis Castro Leiva, ante el Congreso, en la celebración de los cuarenta años del 23 de enero de 1958. “Allí se señalaba la importancia de la reflexión seria sobre los riesgos en el que estábamos de acercarnos al abismo. En ese año – 1998 – cuando buena parte de la opinión pública venezolana veía con benevolencia al candidato Chávez, una de sus advertencias finales en su discurso, al valorar la democracia de la que aún con sus sombras gozábamos, sería que ‘la paz de la democracia es un bien inestimablemente mejor que el de cualquier forma de opresión organizada…’ Tal advertencia no sería escuchada. La democracia y su liderazgo no resistieron a la amenaza constituyente, y el resto es – literalmente – historia conocida”.
Por esta razón, García deja a la reflexión estas preguntas: “¿Se encuentra Venezuela en su peor crisis desde su nacimiento como República en 1811? ¿Hay algún parámetro de comparación de estos años con alguna otra época de nuestra historia como pueblo? ¿Existen razones para pensar en que pueda haber un alivio para la tragedia? ¿Cuáles son los fundamentos de la reconstrucción no sólo del Estado, sino de la sociedad venezolana? ¿Cómo reorganizar el Estado? ¿Cuál debiera ser el papel del petróleo en el futuro de Venezuela? ¿Con quién contamos? ¿Por dónde empezar?”.