Retornó el “despelote” para comprar comida en Trujillo

Las colas para comprar comida no se hicieron esperar este martes.

Pasaron las elecciones, el pueblo del estado Trujillo en las urnas electorales, decidió que el gobernador Rangel Silva continuara con el mandato, cuatro años más a cargo de las riendas de la región andina, que según muchas personas le falta mucho para conseguir el desarrollo y convertirse en el Trujillo potencia.

Este lunes, después de las elecciones, el día fue de celebración, de regocijo para los ganadores, hubo caravanas, el gobernador recibió su proclamación, no hubo trabajo en las instituciones públicas ni educativas, pero ayer, todo volvió a la normalidad; interminables colas para comprar comida y el gas doméstico, la gente sufriendo para abordar el transporte público y poder llegar a tiempo a sus destinos, sin mencionar a profundidad la crítica situación que viven los que buscan medicamentos o acuden a los hospitales.

Algunas personas conversaron con el equipo reporteril del Diario de Los Andes, y comentaban que luego de hacer la cola en el supermercado de la plaza Mendoza en Santa Rosa y no quedar en lo que ya mucha gente conoce como el “sorteo del hambre”, que ahora es peor, porque hacen hasta 10 lotes de 50 cédulas cada caja, y la gente tiene menos posibilidades de quedar para comprar, porque el supermercado sólo recibe 400 personas. Algunos individuos denunciaron que “hay muchas manos que se meten en este sorteo y lo que hacen es afectar a quien madruga a comprar, yo tengo tres meses que no he podido comprar en el supermercado de la plaza Mendoza”, dijo uno de los entrevistados.

La gente se alborotó aún más cuando supieron que venderían harina precocida.

Volvió el despelote por la comida

La realidad que no se puede tapar con un dedo, son las interminables colas para comprar lo que llegue: arroz, pasta o mantequilla; sin hablar en detalles, de cómo se vuelve la gente cuando saben que la harina precocida llegó a los supermercados. Ayer en el centro de la ciudad el desastre fue total, la gente se peleaba por estar en la cola así fuera para comprar una harina y una mayonesa, o una harina y dos sardinas, no importaba con qué vendieran la harina, y así fuera por una sola, valía la pena hacer cola, aguantar sol y pelearse por llegar primero y no quedarse con las manos vacías.

Salir de la versión móvil