Hoy se cumplen 64 años de una lucha histórica de los universitarios venezolanos tras la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, cristalizándose la Ley de Universidades que por décadas rigió nuestra autonomía. Desde 1958, con la llegada de la democracia, en Venezuela se amplió el acceso a la educación superior mediante distintas vías. Una de ellas, el financiamiento de seis universidades autónomas: la Universidad Central de Venezuela, la Universidad de Los Andes, la Universidad de Carabobo, la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, la Universidad del Zulia y la Universidad de Oriente. Se ratificaba así, la autonomía universitaria, la libertad, pluralidad y la administración de nuestros propios recursos presupuestarios y académicos.
Como “viernes negro” se llamó en 1.982, a la primera gran devaluación de la moneda, con él llegaba el deterioro económico de la población y los universitarios no escapamos a ello. Los convulsionados años 80’ quebraron las relaciones entre el Estado y las universidades, para apaciguar el conflicto de los profesores universitarios, el gobierno nacional decretó las Normas de Homologación, que fue el primer instrumento legal de carácter nacional para regir los ajustes salariales del profesorado. A pesar que allí se privaba a los Consejos Universitario, de fijar los salarios y otros beneficios socioeconómicos de los profesores, este mecanismo en su artículo 13 establecía el ajuste del salario de los académicos cada dos años, tomando como referencia el índice acumulado de precios al consumidor en ese período (IPC) según cifras del Banco Central de Venezuela. Las Normas de Homologación contemplan la negociación entre la Federación de Profesores Universitarios de Venezuela (FAPUV) en representación de los profesores universitarios y una comisión del Consejo Nacional de Universidades, con la finalidad de producir un acuerdo de aprobación definitiva del salario y demás beneficios de previsión social y salud. Las turbulencias desparecen y privan las posiciones democráticas de los universitarios y del gobierno.
Para el año 1991, la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (FAPUV) y el Consejo Nacional de Universidades (CNU), ratifican el contenido de la Ley de Universidades que contempla la autonomía académica y administrativa de la sociedad del conocimiento y junto con la Asociación Venezolana de Rectores (AVERU) y acuerdan que cada 5 de diciembre en conmemoración a la promulgación de la Ley de Universidades, se celebre el Día del Profesor Universitario en Venezuela.
Para enero de 2001, cuando apenas iniciaba la Revolución Bolivariana, el salario de un profesor titular pasaba los 2.600 dólares y tenían vigencia las Normas de Homologación como política de recuperación salarial de los profesores. Política salarial que funcionó hasta el 2002-2003, por la continua lucha de los universitarios. Para el 2004-2005, comenzaron las decisiones discrecionales. Hugo Chávez imponía un ajuste salarial por debajo de la inflación, por la vía del decreto sin discutirlo en el Consejo Nacional de Universidades (CNU) ni con FAPUV, ajuste salarial que violentaba la escala salarial de los diferentes escalafones de la carrera académica.
Para el 2.007 Chávez pierde el Referéndum Popular que propugnaba el socialismo, pero igualmente impone el Plan Sectorial de Educación Superior 2008-2013, el cual se derivó del Primer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación (2007-2013) y comienza la odisea y la merma de la calidad de vida de los profesores universitarios, cuando se desconoce la progresividad de nuestros derechos consagrados en la Constitución, contraviniendo el artículo 13 de las Normas de Homologación. Se radicalizan las protestas y comienzan huelgas de hambre en algunas universidades. Para el 2012, el salario de los profesores instructores que representa el primer escalafón de la carrera académica, descendió a nivel del salario mínimo. Los conflictos se acentuaron.
Para el 2013 “La Vida por la Educación” es el lema de la huelga de hambre de los universitarios, propugnando un presupuesto justo para la universidad pública venezolana, salarios de acuerdo con los índices inflacionarios, respeto a las normas de homologación, aumentos en las providencias estudiantiles y rechazo a las pretensiones de la Convención Colectiva Única que buscaba desaparecer las organizaciones sindicales y la Autonomía.
Falsamente, el gobierno presionado por el paro nacional de 2013, suscribió un acuerdo con FAPUV, AVERU, reconociendo a la FAPUV como legítima representante de los profesores universitarios y ratificando la progresividad e intangibilidad de los derechos laborales de los profesores universitarios.
También reconocía la vigencia de los acuerdos federativos (Normas de Homologación) y Actas Convenio Institucionales suscritas entre las universidades y sus asociaciones de profesores.
Ese mismo año se aprobaba la Convención Colectiva sin la participación del gremio. Los profesores dejábamos los muros del claustro universitario y salíamos a la calle pacíficamente a luchar por las reivindicaciones de nuestros derechos, Desde ese año, los venezolanos somos testigos de una etapa perversa en el proceso de destrucción de la educación universitaria en el país. La intención de este régimen siempre ha sido destruir y doblegar las universidades autónomas venezolanas, se pretende imponer un pensamiento único para que desaparezca la crítica y la pluralidad que siempre nos ha caracterizado.
La política de este gobierno seguirá siendo desaparecer las universidades autónomas venezolanas, eso no cambiará mientras no cambie el gobierno. desde hace años el salario de los profesores es simbólico, la falta de mantenimiento deteriora la infraestructura, desaparece la investigación y la emigración del personal es constante. A partir de 2015 se obligó a las universidades a excluir del presupuesto, los proyectos de investigación, formación de personal, infraestructura física, laboratorios y equipamiento de bibliotecas, entre otros.
El artículo 103 de la Constitución sostiene que la educación impartida en “las instituciones del Estado es gratuita hasta el pregrado universitario”, pero tras ese quiebre del modelo de financiamiento, el debato es permanente. Las Contrataciones Colectivas únicas han representado una pérdida salarial de aproximadamente de 2000% con respecto a las Normas de Homologación. Quienes financiamos la educación en este momento, somos los profesores, porque con esos sueldos no se puede vivir.
La política de Estado de exclusión de las asociaciones de profesores de los espacios públicos de discusión ha incidido en los salarios de extrema pobreza del profesorado. El Estado reiteradamente estimula de paralelismo sindical y excluye a las legítimas organizaciones gremiales en los procesos de discusión de normas colectivas que regulan las relaciones laborales de los profesores.
Ciertamente la situación paupérrima que vivimos los Profesores Universitarios, nos invita a actuar egoístamente en nuestro provecho y a costa de nuestros estudiantes, pero estoicamente, nosotros decidimos no hacerlo. Y sin caer en discusiones filosóficas, psicológicas o sociológicas, los profesores nos hemos adentrado en el altruismo. La universidad sigue abierta, los estudiantes tienen la oportunidad de continuar sus estudios, porque ser profesor universitario en Venezuela se transformó en una actividad altruista. Pero eso debe cesar en algún momento, puesto que los beneficios no son colectivos. Los Profesores merecemos una mejor calidad de vida.
A los profesores activos, aquellos talentos que vienen cumpliendo un rol protagónico para que la universidad mantenga sus puertas abiertas, a los profesores jubilados que entregaron su vida a la universidad, a los profesores de nuevo ingreso, quienes apuestan a desarrollar una carrera académica y de investigación en nuestra casa de estudios y que hoy también sufren la inclemencia de la crisis universitaria y viven en la ignominia causada por el gobierno nacional y que en consecuencia, no han tenido la oportunidad que muchos tuvimos para adquirir vivienda, vehículo, viajes al exterior para complementar su formación docente; tengan la seguridad que la universidad se levantará de sus cenizas por encima de las circunstancias tan nefastas que atravesamos y renacerá de sus entrañas para reencontrarse con el mundo y asumir los retos para reimpulsar el país. Para ello, es menester mantener y recuperar dónde la hayamos perdido, nuestra calidad académica, como también nuestra calidad de vida. No nos rindamos, desde la Asociación de Profesores de la Universidad de Los Andes, estamos comprometidos en alcanzar ese objetivo.
Está política de centralización es cada vez más autoritaria., se desconoce anticonstitucionalmente la progresividad de nuestros beneficios plasmados en los acuerdos suscritos entre nuestra máxima representación gremial y el gobierno de Maduro, en flagrante violación al artículo 91 de la Constitución, desconoce definitivamente las Normas de Homologación. Este 5 de diciembre de 2022 los profesores universitarios seguimos financiando la educación.
Con lo que devengamos como como salario no se puede vivir.
En el 2013 el 80% de los jóvenes entre 15 y 29 años quería irse del país, este 2022 sólo quiere emigrar el 28%. El reto para fomentar su incursión en las universidades autónomas, es grande. Es que la situación paupérrima que vivimos los Profesores Universitarios, nos invita a actuar egoístamente en nuestro provecho y a costa de nuestros estudiantes, pero estoicamente, nosotros decidimos no hacerlo. Y sin caer en discusiones filosóficas, psicológicas o sociológicas, los profesores nos hemos adentrado en el altruismo. La universidad sigue abierta, los estudiantes tienen la oportunidad de continuar sus estudios, porque enseñar en Venezuela se transformó en una actividad altruista. Sin embargo, eso debe cesar en algún momento, los beneficios por lo que hacemos han de ser colectivos y se deben transformar en retribuciones acordes con nuestra formación y acción. Los Profesores merecemos una mejor calidad de vida.
Hoy 5 de diciembre del 2022, vaya nuestro especial reconocimiento a los Profesores del Núcleo Universitario Rafael Rangel. No nos rindamos, desde la Asociación de Profesores de la Universidad de Los Andes, estamos comprometidos en con el devenir de la universidad y de los universitarios. La lucha continúa, cuentan con el gremio para acompañarlos en esa ardua tarea.
Prof. Johny Humbría
Presidente de la APULA Trujillo.
5 de diciembre del 2022.