Por Héctor Antolínez
Caracas. En la actual política venezolana quizás el mayor punto de debate se centra en la designación de nuevos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), un proceso que ya se encuentra en marcha y que para algunas personas, como Ramón Guillermo Aveledo, se puede traducir en una “oportunidad” para tener un mejor y más independiente tribunal, mientras que para otros, como Gustavo Manzo Ugas, “poco tiene que ver con mejorar la justicia”.
Para Manzo Ugas, profesor de Derecho en las universidades Central de Venezuela y Metropolitana, y abogado especializado en Derecho Constitucional, la reforma del TSJ poco afectará el funcionamiento y la eficacia del órgano, principales argumentos esgrimidos desde la AN para la reforma de la misma. Señaló que más allá del número de magistrados, la ley no ataca los verdaderos problemas del sistema judicial.
“La reforma no garantiza un Poder Judicial independiente. Lo que hace es de una manera muy sencilla reducir la cantidad de magistrados, nos regresa a la ley que estaba vigente antes de que Hugo Chávez la reformara alrededor del 2004”, aseguró.
A juicio del jurista, el argumento de que con menos magistrados el TSJ funcionará mejor y será más “eficaz”, no es cierto. Agregó que si la eficacia y la eficiencia del tribunal fueran el verdadero objetivo, se habrían planteado alternativas como la federalización de los tribunales.
Una propuesta es la de la federalización de la justicia, eso lo he recomendado yo. Que ciertas causas que cumplan con determinadas circunstancias queden en un tribunal que se denomine, como lo hacían en 1864, como Corte Federal. De esta forma cada estado tendría una corte y eso acercaría el Poder Judicial al ciudadano”, explicó.
Manzo Ugas señaló que en la actualidad la mayoría de los casos judiciales, independientemente de la entidad federal en la que se inicien, terminan llegando al TSJ, algo que para él carece de sentido y atenta contra la transparencia.
“No se explica por qué teniendo un caso de, por ejemplo, un cobro de dinero en Ciudad Guayana, sea necesario que este termine en la Sala de Casación Civil del TSJ cuando perfectamente puede ser decidido por una corte federal. Descentralizar la justicia traería mayor transparencia y eficiencia al sistema judicial. En Caracas, de hecho, el TSJ forma lo que coloquialmente se denomina como un cuello de botella. Todas las causas, por una razón u otra, terminan en el TSJ en Caracas”, criticó.
Estos motivos, sumados a lo que él consideró como “la ausencia de la sociedad civil” en el proceso de designación de los magistrados, llevaron al abogado a afirmar que la reforma en realidad no tiene nada ver con el sistema judicial sino que tiene un trasfondo político.
Yo me imagino que esta nueva reforma se hace para que el TSJ sea más manejable, creo que para el ejercicio del Ejecutivo ya no le es conveniente un tribunal con 32 magistrados, es mucha gente”, puntualizó.
Una oportunidad para un nuevo sistema de justicia que no se debería desperdiciar
Una postura contraria fue la que expuso el también abogado y dirigente político de importante trayectoria, Ramón Guillermo Aveledo, quien señaló que la reforma del TSJ sí puede convertirse en una oportunidad para garantizar un sistema de justicia transparente e independiente, de hecho, afirmó que ese es su deseo con esta reforma.
Para Aveledo, debería ser un deber que tanto la oposición democrática como la sociedad civil estuvieran formando parte del proceso de postulación de magistrados. Señaló que “nada que ocurra en el país puede ser indiferente a quienes se presenta como alternativa democrática de poder” y “tampoco para la sociedad civil, las universidades, los gremios empresariales y sindicales”.
Este proceso ya está en marcha, luce poco prometedor para la reforma profunda que la administración de justicia que nuestro país requiere, empezando por el modo en el que se reformó la ley del TSJ, pero sí puede ser una oportunidad para demostrar que hay juristas capaces, calificados y dispuestos a servir a Venezuela con idoneidad, imparcialidad, independencia y honestidad”, señaló Aveledo.
El abogado y político afirmó que, además, la presencia de la oposición democrática y la sociedad civil en el proceso “pone a prueba la sinceridad de los discursos y de los reconocimientos explícitos y sobre todo implícitos por parte del grupo en el poder de la situación presente de los tribunales”.
“Puede ser una oportunidad. Difícil, riesgosa ,pero, si no la transitamos los ciudadanos, es seguro que no lo será de ningún modo”, agregó.
“El que no se atreve a incursionar no corre el riesgo de perder, pero no tiene oportunidad de ganar nada. Aquí la clave es que el país pueda tener un TSJ mejor que el que hemos tenido. Si el poder quiere salir ‘ganador’ con otro TSJ a su servicio y la oposición se contenta con la victoria moral de ‘no nos prestamos para una farsa’, lo seguro es que saldrán perdiendo los venezolanos que necesitan jueces a todo nivel y en todas las competencias, para ventilar y resolver los conflictos que se les presentan”, expresó.
Aveledo de igual forma comprende las dudas que puedan existir en torno a todo el proceso de reforma, y cita como ejemplo el hecho de que la comisión creada para la “revolución judicial” esté encabezada por el primer vicepresidente del PSUV (Diosdado Cabello) y la esposa del mandatario Nicolás Maduro (Cilia Flores), pero insiste en que “si la sociedad rehúye de ese debate y da el forfait el resultado es fácilmente predecible, a un costo político bajo para los que mandan y elevado para los venezolanos que esperan justicia”.
Pensando más allá de lo que es exclusivamente el TSJ, el político también expresó que un proceso adecuado de designación de magistrados podría revivir otro proceso: el del diálogo de México, el cual, señala, es necesario para alcanzar acuerdos que beneficien al país.
Contrariamente a lo que más de uno piensa, un acuerdo razonable sobre la justicia que empieza por el TSJ pero no termina allí, es bueno para el diálogo en México auspiciado con tenaz paciencia por Noruega. Ese proceso luce hoy en estado catatónico. No se nota mucha disposición a revivirlo. Ojalá reviva porque algo sí es seguro: tarde o temprano habrá que dialogar en serio y negociar en serio y comprometerse en serio a cumplir. Tarde o temprano nos alcanzará el mañana”, sentenció.
Fuente: Crónica.Uno