Caracas, 10 jun (EFE).- El opositor venezolano Enrique Márquez siempre ha creído que la solución a la crisis de su país pasa por el voto y hoy, como vicepresidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), busca allanar el camino para lograr levantar las inhabilitaciones y medidas políticas que afectan al antichavismo.
Desde su despacho en el CNE, Márquez, también presidente de la Comisión de Participación Política y Financiamiento (Copafi) del CNE, aseguró en una entrevista con Efe que se encuentra «interactuando» para conseguir una solución a las inhabilitaciones de opositores que, entre los más conocidos, se cifran en unos 30.
Pero también aboga por que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) no se involucre en los procesos internos de los partidos, algunos de los cuales, especialmente los más conocidos dentro de la oposición como Acción Democrática (AD), fueron intervenidos por la corte, que les impuso una nueva directiva.
«EL CNE ESTÁ HACIENDO LO QUE SE PUEDE»
Aunque reconoce que la decisión de la suspensión de inhabilitaciones está en manos de la Contraloría General y que la decisión judicial contra los partidos se encuentra en el seno del TSJ, el rector señaló que, desde el CNE, «se está haciendo lo que se puede».
«Pero eso es un tema delicado, complicado porque no está en manos del Consejo Nacional Electoral tomar los casos que han sido previamente decididos por el Tribunal Supremo de Justicia», dijo en relación a la intervención de los partidos al destacar que «se le hace un flaco favor a la democracia» cuando se actúa de esta manera.
El consejo electoral anunció la semana pasada que abría la puerta para que organizaciones políticas que no habían logrado validarse como partidos en años anteriores se inscribieran ante el ente de cara a los comicios regionales y locales del próximo mes de noviembre.
Pero varios de los partidos más importantes dentro de la oposición ven obstáculos debido a la imposición de directivas por parte del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Márquez, que fue primer vicepresidente del Parlamento entre 2016 y 2017, espera que «se pueda construir un acuerdo institucional, para que entre el TSJ y el CNE pueda construirse una ruta mucho menos ofensiva para la democracia».
A sus 58 años, y tras 40 años de vida política, el hoy rector tiene también deseos de que haya «una habilitación general» de los políticos porque, además, ve esto como una estimulación a la participación en las próximas elecciones regionales y locales del 21 de noviembre.
«El país no puede seguir sin que el pueblo no solo confíe en el CNE y el voto, sino que tenga estímulos para participar, y en eso la oferta electoral tiene que ser máxima, y en este caso, entonces, debe haber la posibilidad de que quien quiera ser candidato pueda serlo, por supuesto con las limitaciones que establece la ley», dijo.
EL DIÁLOGO PARA EL RESCATE INSTITUCIONAL
El opositor, que además confía en sus compañeros rectores -tres de ellos chavistas-, ve una posibilidad de lograr el levantamiento de inhabilitaciones a través del diálogo que se ha planteado recientemente entre el líder opositor Juan Guaidó y el Gobierno de Nicolás Maduro, pero que aún no se concreta.
«Celebro el escenario actual en el que todos los actores están involucrados y de esta forma, paralelamente, con el desarrollo de la elección regional y local puedan construirse los elementos de rescate institucional, de respeto, entre los actores que permita que Venezuela vaya hacia adelante», explica.
Destaca que «Venezuela tiene hoy una gran oportunidad de poder (…) tomar un rumbo de convivencia de tolerancia, de diálogo permanente, de tal manera, de salvar a nuestro país» y subraya que la nación suramericana no va a poder avanzar si los factores políticos no abandonan la «tesis de la aniquilación del adversario».
Para el rector, la situación en el país comenzó a complicarse cuando «los políticos dejaron de conversar» y, por eso, resalta que el diálogo «debe ser la regla».
«Los políticos en los parlamentos dialogan, negocian y empujan el país en la dirección que corresponda, y Venezuela es la excepción. En Venezuela tiene que venir el reino de Noruega a sentarnos a conversar, eso no tiene sentido. Yo creo más en el diálogo a la venezolana», apunta.
El opositor además defiende la participación en los procesos electorales aun si no se logra el levantamiento de las inhabilitaciones políticas, porque, reconoce, una vez más, el camino en Venezuela es «difícil».
«A pesar de las dificultades, a pesar de lo que se vea mal en el camino, creo que hay que transitarlo, por supuesto, como lo he dicho antes, nuestra función es impulsar el equilibrio, la transparencia, la posibilidad de que Venezuela pueda tener un proceso electoral absolutamente confiable, esa es nuestra función», concluye.