Una mañana tempranito tocan en mi casa, era Aleafar, quien me comenta que le habían dado todas las salas del Museo de Arte Contemporáneo en Caracas, me alegré por tan grata noticia.
«Sofía primero me había dado sólo dos salas para una exposición de obras nuevas – me comentó- cuando me reuní con ella cambió todo y me dijo: ‘Rafaela todo el Museo es para Aleafar, vamos hacer una exposición de toda tu obra’ y por eso ando corriendo buscando obras mías para llenar el espacio de ocho salas y vengo para que me prestes las que tú me tienes, vengo molesta porque fui a buscar prestada la Virgen del Espejo que la tiene un reconocido médico y no me prestó».
Por mí te las puedes llevar hoy, son tuyas y se las llevó dándome las gracias.
En los primeros días de noviembre del 2000 volvió en la mañana con una tarjeta de invitación exclusiva y numerada para la apertura de su exposición y me pidió que la acompañara, me dijo en la inauguración tienen que estar todos mis amigos.
Compartí con Rafaela la mayor exposición que le han celebrado a un artista popular por el Museo de Arte Contemporáneo, borrando la división del arte creativo, logró el reconocer que el Arte es uno solo.
Al enterarnos que se volvió a dormir en el ataúd elaborado con su manos por enésima vez, ya están llamando a festejar el Día de Reyes en la Mesa de Esnujaque…te volveremos a ver bailando vestida de mil colores con cintas al aire en tus promesas al San Benito y a tu adorado Niño Jesús.