El pueblo motatanense, es el municipio en el estado Trujillo que ostenta el nivel de decepción y frustración ciudadana más elevado en la historia democrática, su record por promesas gubernamentales incumplidas es insuperable, siendo esta su principal causa de retraso, estancamiento, destrucción y desidia y la inexistencia de obras de infraestructura de envergadura que dé muestra de desarrollo, progreso y modernidad.
El gobierno en todos sus niveles, nacional, regional y municipal, de la cuarta y quinta República, de derecha, centro e izquierda, de oposición a nivel local que coquetearon y bailaron pegado con el chavismo, y que paradójicamente manejaron y administraron la mayor cantidad de recursos del erario público, razón por la cual su responsabilidad sigue siendo mayor, como también, lo es las gestiones que han contado y cuentan con el apoyo del gobierno nacional y la gobernación.
La culminación de la canalización de la quebrada “El Baño”, eso no tiene nombre, porque es una de esas promesas incumplidas que raya exponencialmente en la desidia gubernamental, voluntad política e indiferencia ciudadana, todos por igual gobierno y pueblo se olvidaron de esa obra, a menos que se repita “Dios no lo quiera” otra tragedia, así solamente se materializaría esa vieja y necesaria aspiración, que bien pudiera ser presupuestada para el próximo año 2019, en virtud que la elaboración del presupuesto debe comenzar su discusión en octubre.
Pero igual – y como las esperanzas son las últimas que se pierden – los nacidos y quienes habitan en esta tierra de El Cañaveral y las aguas termales esperan de una vez por todas que el presidente Nicolás Maduro, el gobernador Henry Rangel Silva y muy especialmente, la alcaldesa Janet Araujo, terminen esta obra, antes que ocurra otra desgracia que amenaza a varias familias, cuyas viviendas se encuentran ubicadas en las adyacencias de la quebrada, en los tramos de los sectores, Barrio Nuevo, parte, baja; Pinto Salinas y Giraluna.