El mundo enfrenta una situación complicada de cara al coronavirus (COVID-19), y los esfuerzos que los países realizan para enfrentar esta pandemia incluyendo nuestro país, han sido gigantescos.
Si bien es cierto que mucho se ha hablado sobre cómo contrarrestar sus efectos y evitar su propagación, además de abonar análisis científicos, sociales, políticos y económicos, debemos reconocer que poco se ha abordado desde el contexto espiritual y teológico. Sus consecuencias han extrapolado el ámbito sanitario, provocando transformaciones en las relaciones interpersonales, vida cotidiana y el actuar político y social.
El pastor y psicólogo de la congregación Las Buenas Nuevas (LBN), Kabir Mendoza analiza en esta entrevista algunas lecturas sobre esta pandemia.
¿Cómo se ha reinventando la iglesia a raíz de la pandemia?
“La Iglesia se mueve en dos dimensiones una es la física, lo operacional, como seres humanos no escapamos a la pandemia y nos toma por sorpresa los cambios ocurridos por las medidas oficiales que obliga a suspender los servicios dominicales a la mayoría de las congregaciones, nos agarra desprevenidos. En el caso de la LBN, recurrimos a proclamar la palabra de Dios de manera virtual, producto de la crisis pandémica, hay experiencia sobre esto en el mundo, ya venían funcionando algunas iglesias por ejemplo la de Greg Chafer, nosotros tomamos la iniciativa y se desarrolla en el ámbito de la congregación. Otra experiencia vivida es la utilidad de los medios electrónicos, redes sociales, las iglesias crecen ya que personas que no van, que no creen en Dios ahora están oyendo el mensaje de salvación que es Cristo. E igual hemos ideado la formula cada familia una iglesia. En lo espiritual Dios no habita en templos, por eso el mensaje de Dios hoy es Ud., es la iglesia, donde esta si hay comunión, No hay pandemia que acorrale a la Iglesia su poder está en todas partes”. El pastor Mendoza se toma un respiro y aclara: “No se está prohibiendo predicar el evangelio, se nos dan restricciones, lo paradójico es que pareciera que hay cierta flexibilización hacia los centros nocturnos”.
Es decir que la pandemia ha contribuido a impulsar la fe del creyente, de ser así ¿Cómo ha sido el acompañamiento de la Iglesia desde el hogar?
“Partamos de que los seres humanos tendemos al egocentrismo, no entendemos lo vulnerables que somos, con la llegada de la pandemia se ha despertado el temor a la muerte y patentiza la vulnerabilidad social, la solución está en buscar a Dios, a la Iglesia como remanso de paz, hay que vivir a Dios, obedecerlo y centrarnos en el mensaje de Cristo para el Hombre, no buscarlo por las ramas, al inicio de la pandemia – comenta el pastor – se oían y veían cosas como las del cuento del pelo tomado como remedio a la pandemia. El trabajo de la Iglesia es ser sal y luz, para el mundo, enfatizando que Cristo es la Esperanza y la redención, el Apóstol Pablo indicaba ‘El vivir es Cristo y el morir es ganancia’ se trata de estar en Paz con Dios. Siempre hemos estado acompañando a los hogares y familias, ahora reforzamos ese acompañamiento cada domingo con el mensaje de Dios y por supuesto esto ayuda al fortalecimiento de la Fe”.
¿Es profética la pandemia, castigo de Dios o llamado de Dios?
“Sí, lo es, Cristo anunció que en los postreros días (fin de los Tiempos), vendrían diversidad de fenómenos naturales disyuntivos, antes de su venida, así lo vemos en los evangelios de: Marcos 13:3-23; Lucas 21:7-24; Mateo 24:6, Apocalipsis nos revela más detalles ‘El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga’. Miremos hacia los países desarrollados Bélgica, Alemania, todos enfrentan problemas, el mundo padece su accionar, que la pandemia es un castigo de Dios. No, no lo es, es una consecuencia lógica de la acción del hombre, de su pecado, es un resultado de una sociedad que a lo bueno le dice malo y a lo malo le dice bueno, que forja leyes antinaturales, actos contrarios a la voluntad de Dios, Son señales de la venida de Cristo, es algo que está en la palabra de Dios y es un llamado de Dios al arrepentimiento”.
¿Cómo se han visto afectados los lazos inter-religiosos y de qué manera afecta a las congregaciones?
“La presencia física, la socialización congregacional se ve afectada, la muestra del afecto y amor entre los hermanos se ve minimizada, sobre todo en la parte juvenil, donde las actividades a desarrollar de manera congregacional, le ayuda física y emocionalmente están exageradamente limitadas, congregarnos es necesario es un mandato lo hacemos cuando se puede y lo permiten”.
¿Qué pudiéramos haber aprendido de la pandemia?
“Reconocer lo vulnerables que somos; la muerte es los más seguro que tenemos, el resquicito es estar vivos, siempre lo decía mi Padre”.
¿Pero está la vacuna?
“Cierto la vacuna es una salida preservativa ante la pandemia y se reconoce el esfuerzo de los gobiernos para hacerla accesible, pero no se nos dice por ejemplo que las afecciones cardiovasculares son la primera causa de muerte. Vi morir a un joven de 17 años luego de un juego, vi sobrevivir a otro al cual le habían dado 16 balazos, ante esto ¿Quién controla la vida? Jesucristo a través de la Cruz arrebató la muerte al diablo. Todos tenemos derecho a la buena salud; pero la vacuna más importante, verdadera es seguir a Cristo. En este tiempo de conmoción mundial Cristo es la repuesta. Otra cosa aprendida es el valor de la familia, producto de la cuarentena o de las semanas flexibles unas otras no, tal vez para algunos de manera obligada, pero si hay en el hogar indicadores de infelicidad se mejoran, nos permite dedicar mayor tiempo al seno familiar, a mejorar las relaciones y compenétranos más con Dios si son creyentes”.
¿Cómo vislumbra usted el periodo pospandemia?
“Es un ejercicio profético ¿Cuándo se va?, no lo sabemos, hoy día vemos países con nuevos brotes del COVID19 y sus variantes o cepas como las llaman, vacunas probables o no, sobre todo esto tenemos que avanzar, vivir este proceso, seguros que ante la adversidad, la mejor garantía, la mejor vacuna eficaz es Cristo. Otro aspecto es el proceso de adaptación, Cuidar mi cuerpo, la pandemia no es nueva, recordemos la tragedia del Sida y allí esta, esto es un recordatorio para vivir una vida conectada con Dios, la planta no puede subyugar al hombre. Tenemos que saber, aprender a adaptarnos a ese momento y evolucionar de acuerdo a la voluntad de Dios, por último valorar lo que hemos aprendido. El hombre acabo con la naturaleza, hoy Dios le da un respiro, debemos valora ese respiro con actitud de agradecimiento, dedicando tiempo para conocer y servir a Dios”.
¿Qué nos quiere decir Dios en este contexto que estamos viviendo?
“Basta de ignórame, arrepiéntanse, vuelvan al carril del rebaño de mi palabra”.
CREYENTES OPINAN
Gregory Blanco: La estrategia asumida por LBN, una casa una iglesia ayuda a fortalecer los lazos familiares, a madurar en la fe y a crecer como la simiente que desea Dios, además de la práctica de la lectura bíblica conociendo los principios del Señor Jesucristo.
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Por: José Rojas
jose.rojas@diariodelosandes.com
Fotos: Alexander Viloria