El religioso capitalino explica que para la gente común el problema central es la escasez de comida; para los comerciantes el control de precios; para los industriales las importaciones, para las familias con enfermos los medicamentos, para los promotores sociales la división fatal creada y mantenida a lo largo de los años y a pesar de todo esto, insiste: “¡No te desesperes! La esperanza es lo más fuerte y resultará”
La coyuntura económica que atraviesa Venezuela ha generado “oportunidades” – si es que se puede llamar así – para un sector de la población, que ven en el proceso de reventas de los escasos productos de primera necesidad una oportunidad para generar bastos ingresos. A estas personas se les ha calificado como “bachaqueros”. Ante dicha circunstancia el sociólogo Armando Janssens sostiene que “no podemos cruzarnos de brazos, ni ver para otro lado. La urgencia nos obliga a ¡actuar ya!”.
“La crisis social ha alcanzado tal nivel que llegamos a la destrucción paulatina de un pueblo desde su médula personal hasta sus extensiones sociales amplias. No se trata solamente del problema de electricidad y de falta de agua permanentes. Ni de la ausencia, casi total, de medicamentos, ni de la violencia que se transformó en una vivencia de miedo permanente, ni de la muerte que se instaló en todos los rincones implicando a todos y a todas sin excepción. Se trata del hambre, pura y simplemente”.
A criterio de Janssens el hambre crece “como nunca antes” entre la gente, sobre todo en los sectores populares. “Cada día hay más gente que no sabe cómo llegar a la cena o se contenta con una arepa. Muchos están reduciendo sus comidas a dos por día (…) Las cifras no mienten: por primera vez en la historia moderna de nuestro país, hay más pobreza extrema como pobreza sin más”.
El sociólogo apunta que este contexto ha sido propicio para que los precios se hayan vuelto “tan desorbitantes” que se vuelven impagables. “Oigan los que tienen oídos: ¡necesitamos comida y medicamentos, cueste lo que cueste!”. Janssens añade que hay gente que ha sabido escuchar y no precisamente quienes tienen responsabilidad de escuchar, razón por la cual aparecieron los denominados bachaqueros, quienes se han aprovechado de la necesidad de muchos para en la mayoría de los casos conseguir injustificables ingresos, pero afectando a gente del común, es decir, el pueblo perjudicando al pueblo.
“Grandes organizaciones mundiales ofrecen ayuda pero se necesitan permisos del Gobierno (…) ¿Qué pasa con el Gobierno? ¿Qué pasa con el presidente Maduro? No dar permisos para salir con la cara lavada, y seguir con la historieta de la guerra económica. Cada explicación tiene su derecho, pero comida y medicamentos necesitamos hoy. ¡No pasado mañana, sino hoy! Es una obligación moral del Gobierno asegurar esto ¡ahora!, ¡lo más urgente posible! No hay tiempo que perder, o las consecuencias, por estos motivos, serán muy graves. ¡Ya crece la cifra de fallecidos como producto de esta problemática!”, recalcó.
El también sacerdote capitalino indica que hay que denunciar la escasez, la carestía, el “bachaqueo”, que a su juicio son promovidos desde las estructuras comerciales del Estado. “El hambre urge y no tiene conciencia de prudencia. La enfermedad no se detiene milagrosamente con una sola estampilla (…) Hay que seguir presionando para que se den los permisos para la entrada de comida y de medicamentos. Es la solución temporal más lograble y más humana. ¡La palabra está en Miraflores!”, sentenció Armando Janssens.
Perfil
El padre Armando Janssens es miembro de la Vicaría en la zona del Observatorio del “23 de Enero en Catia” (Caracas). Nació en Amberes, un puerto de Bélgica, el 6 de noviembre de 1933. Llegó a nuestro país hace más de 50 años. Es cofundador de organizaciones como Cesap, Sinergia, Bangente, Proadopción y Conciencia Activa. Es Doctor en Sociología de la Universidad de París IV, Doctor Honoris Causa de la Universidad Simón Rodríguez y articulista del diario El Nacional.