María Gabriela Danieri /DLA.- Valera- El Centro Interamericano de Desarrollo e Investigación Ambiental y Territorial (Cidiat), de la Universidad de Los Andes (ULA, a través del Proyecto Andes en Acción Climática, compartió, durante un foro virtual, entre este 22 y 26 de marzo, los resultados de un diagnóstico situacional sobre el municipio Trujillo y planteó sugerencias para mitigar el impacto del cambio climático en esta localidad.
El equipo de profesionales y ambientalistas, basados en estos estudios realizados en 2018 pero con una proyección hasta el 2050, con el apoyo de la Unión Europea, explicaron que es posible disminuir el impacto ambiental del fenómeno, si las autoridades civiles y gubernamentales ponen en marcha diversos proyectos.
70% desechos aprovechables
Miguel Cabeza, ingeniero agrónomo y ambiental, expuso la caracterización de los residuos y desechos sólidos producidos en las zonas urbanas de la capital dele estado Trujillo y manifestó que el 74,04 % de los desechos son compostables (abono orgánico), 19,47% son aprovechables para el reciclaje (plástico, vidrio, papel, cartón) y apenas un 7,49% es descartable.
En ese sentido, consideró que se deben formular y evaluar proyectos para la correcta gestión de desechos sólidos, incentivar económicamente a emprendimientos ecológicos y capacitar a la población sobre la separación de desechos y el consumo responsable.
Igualmente, sensibilizar al personal tanto de las alcaldías como de otras instituciones públicas.
90% susceptible a deslizamientos
Alberto Pérez, geógrafo y especialista en ordenamiento territorial, ofreció los resultados del estudio de huella urbana e indicó la importancia de la gestión de riesgos para incrementar la resiliencia de la localidad ante el impacto del cambio climático.
De acuerdo a Pérez, el territorio montañosp de Trujillo, en el cual viven 48.317 habitantes, es en un 90% sensible a deslizamientos. El 52% de la población están asentadas en lugares de alto riesgo sísmico.
Además, aunque la población crece lentamente (900 habitantes por año) la ciudad no tiene espacio físico para alojar a nuevos pobladores y cada vez más se agrava la escasez de agua potable.
En ese sentido, Pérez sugiere que se debe mejorar la base económica de la ciudad hacia el turismo religioso y cultural.
Aprovechar la Universidad de Los Andes para disminuir los altos niveles de pobreza y regular el desarrollo urbano (prohibición de construcción en barrios y sitios de alto riesgo), mejora de servicios públicos y peatonizar la ciudad.
Vulnerabilidad de Trujillo
Tomás Bandes, docente investigador y profesor UNESCO para el desarrollo sustentable, se encargó de exponer la vulnerabilidad de la infraestructura de Trujillo ante el cambio climático y dar algunos consejos para adaptar a la población ante este hecho.
Bandes indicó que el 45% de la vialidad, el 30% de la infraestructura de agua potable y 21% de los centros de salud se encuentran ubicados en zonas susceptibles a deslizamientos y derrumbes.
No obstante, lo más preocupante es la infraestructura habutacional: 76 hectáreas, equivalentes al 45% de las zonas de uso residencial, están en áreas vulnerables a movimientos de masa y 2,4 hectáreas en lugares propensos a inundaciones.
Entre estos sectores mencionó a Mesa Colorada, El Limón, Bella Mira, Camino Real, El Tamborón, Paramito, La Mora y Carmona.
En consecuencias planteó la necesidad de que los gobernantes implementen sistemas de alerta temprana de riesgos en las comunidades, fortalecer la coordinación entre las instituciones y las organizaciones comunitarias y fortalecer el rol del estado como regulador de la ocupación del territorio.
Igualmente implementar programas de sensibilización y educación a la población sobre las implicaciones del cambio climático; y establecer alianzas estratégicas con organismos vinculados a la adaptación a esta realidad.
A corto plazo, recomendó el fortalecimiento de ellos programas de limpieza de causes y drenaje y modernizar la infraestructura de servicios.
Gases de efecto invernadero
El estudio de los expertos sobre la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) del municipio dio como resultado que el 84% de las emisiones son procedentes de los vehículos que transitan la ciudad. Le sigue la emisión por consumo de electricidad (37%), gas y leña (1,8) y el tratamiento de aguas residuales (3%).
En ese sentido, los investigadores sugieren un programa de evitar-mejorar-cambiar. Implementar la educación ecológica de la población, reducir los viajes en auto innecesarios, mejorar el transporte público o cambiarlo a una más eficiente. Accionar en mejoras de los sistemas eléctricos y de aguas residuales para disminuir las emisiones.