El profeta Mario Briceño Iragorry y la crisis de pueblo

La concepción de historia, como proceso continuo, es vista por Mario Briceño Iragorry no desde la bala de un cañón o tras el galopar de caballos en flancos de guerra, sino a través del juego de palabras e intereses de manos enguantadas que firman un acta en la cual se adhieren a la igualdad de los hombres, dice el historiador Vallenilla Lanz.

Hoy a 120 años del nacimiento de Mario Briceño Iragorry, traemos a colación parte de su legado intelectual, que en parte fue un severo crítico de la concepción militarista de la historia venezolana, y como un profeta – quizás – avizoró una gran crisis de pueblo.

Culto militarista exagerado

Es por ello que José Lezama, en su texto titulado “A 100 años de su nacimiento Mario Briceño Iragorry y la verdadera identidad nacional”, escribe que la falta de un carácter nacional se debe a la manera cómo se ha enseñado la historia a los venezolanos: un culto exagerado por la etapa republicana, una historia litúrgica donde se adora a los próceres de nuestra independencia como a dioses, y al enaltecer estos acontecimientos, de alguna manera se condena no sólo a nuestro pasado español, sino también el indígena.

Hace más de medio siglo, cuando Briceño Iragorry, entre afligido e indignado escribía su obra “Mensaje sin Destino” (1952), apenas se mostraban las primeras manifestaciones de lo que llamaría “crisis de pueblo”, pero él quizás intuía con preocupación lo que estaba por venir. Con un pensamiento patriótico, manifiesta que esta “crisis de pueblo”, es producida por la falta de sentido histórico del venezolano.

Preferencia bélica

Empieza por alertar sobre la quiebra de nuestra cultura. Observa que el país carece de responsabilidad. Señala que nos aqueja en demasía la presunción y por ello encuentra que somos una “nación antihistórica”. Que nos hemos acostumbrado a tener una historia “preferentemente bélica”, repleta de la “liturgia de la efemérides” y, como consecuencia de ello, nuestros escritores de historia se han referido muy pocas veces en sus obras a los valores de la historia civil, a los hechos constructivos de los tiempos de paz.

Repetida historia

Ya han pasado 65 años desde de la publicación de “Mensaje sin Destino” (1952). En la obra literaria Briceño cuestiona cómo los venezolanos “nos damos golpes con la misma piedra”, pues insistimos – a su criterio – en seguir repitiendo nuestra historia y cada cierto ciclo político-histórico, comenzamos de nuevo.

Su obra

Mario Briceño Iragorry no especuló en exponer sus argumentos para convencer de que efectivamente nuestro país venía arrastrando una crisis bien particular. Así lo dejó saber en su variada obra, que va desde Tapices de Historia Patria y Casa León y su Tiempo, hasta El regente Heredia o la Piedad Heroica y El Caballo de Ledesma. Marcada toda ella por abarcar una temática: la historia colonial de Venezuela. Don Mario siempre se preocupó por investigar y divulgar todo lo referente a esta parte importante y olvidada de nuestro pasado.

Pero la obra que lo consagró como ensayista fue sin duda “Mensaje sin Destino”, por plasmar sus apreciaciones históricas y sociológicas de la Venezuela de 1950, año en que fue escrita. En ella Briceño Iragorry parte de una tesis que sigue vigente en nuestros días. Asegura que para la época había una crisis de pueblo, que se ramifica o subdivide en las otras crisis.

Planteamientos a implementar

“Mensaje sin Destino” se compone así de 17 capítulos que tratan de enfocar desde distintas perspectivas nuestra crisis de pueblo. Al leerlo pareciera que son una serie de críticas bien elaboradas, pero al analizarlo con detenimiento se concluye que en esas críticas está la solución. Y no una solución como un proyecto político, sino como planteamientos a implementar de manera general cuyos frutos se verá a largo plazo.

En las escasas páginas que conforman el ensayo el autor llama la atención de que nuestros ciudadanos carecen de memoria histórica, recitan hechos y fechas de memoria sin el menor análisis, estudian nuestro pasado fragmentado en presidencias o períodos, sin entender que la historia es ante todo continuidad, una serie de sucesos interrelacionados que no pueden ser analizados de manera independiente.

Gloria militar

No pasa por alto el desdén que hacen de la historia colonial, y es por ello que no hemos defendido nuestras fronteras ante el despojo de Guayana. Nos hemos dedicado como pueblo a alabar la gloria militar -dice- desconociendo que la historia la hacen los ciudadanos con sus costumbres y tradiciones.

Importancia de los civiles

Resalta la poca o inexistente importancia que se le da a los civiles, ya que en ellos es que residen los valores que todo habitante debe defender. Insta a seguir el modelo de otros países que, conociendo las virtudes y escollos de sus personajes insignes, hacen su historia con vocación de permanencia. “Es de naciones civilizadas y desarrolladas la aceptación y respeto por el otro, garantía de la convivencia pacífica de los pueblos”, decía.

Por ello no deja de ser importante tener en consideración la crisis de pueblo a la cual hizo referencia Briceño Iragorry, crisis que hoy está más latente que nunca en nuestro país, porque somos nosotros los que hacemos la historia y los dueños de ella. Debemos, en palabras de Manuel Caballero, tener conciencia popular de la fuerza propia, es decir, ser conscientes de que son nuestras propias acciones en una dimensión individual, en un plano colectivo, las que edifican nuestro devenir.


“Sustituir un fracaso por otro fracaso”

“Si descabezamos nuestra historia, quedaremos reducidos a una corta y accidentada aventura republicana (…) que no nos daría derecho a sentirnos pueblo en la plena atribución histórico-social de la palabra. Y si admitimos la procedencia de los varios procesos segmentarios, de caída y ascenso, que determinan los cognomentos partidistas de Federación, Fusionismo, Regeneración Reivindicación, Legalismo, Restauración, Rehabilitación y Segunda Independencia, habremos de concluir que lejos de ser una Venezuela en categoría histórica, nuestro país es la simpe superposición cronológica de procesos tribales que no llegaron a obtener la densidad social requerida para el ascenso a nación. Pequeñas Venezuelas que explicarían nuestra tremenda crisis de pueblo. Sobre esta crisis se justifican todas las demás y se explica la mentalidad anárquica que a través de todos los gobiernos ha dado una característica de prueba y de novedad al progreso de la nación. Por ello a diario nos dolemos de ver cómo el país no ha podido realizar nada continuo. En los distintos órdenes del progreso no hemos hecho sino sustituir un fracaso por otro fracaso, para lograr como balance, la certidumbre dolorosa de que nuestra educación, nuestra agricultura, nuestra vitalidad, nuestra riqueza misma, viven en una permanente crisis de inseguridad y de desorientación”.

(“Mensaje sin Destino”. Mario Briceño Iragorry. 1952)

 


 

Beatriz Briceño Picón (hija de Mario Briceño Iragorry)

“El trabajo de papá no es para una época, creo que fue un visionario que buscó en la historia la fuente para poder proyectarse hacia el futuro de dignidad, justicia, un futuro de paz donde el hombre estaba en el centro de la vida política, social y la familia estaba presente”. (2012)

 


Programación para hoy:

9:00 am Misa en la iglesia Catedral de Trujillo presidida por Mons. Oswaldo Azuaje obispo de la Diócesis de Trujillo.

10:00 am Conversatorio: “CXX Años de Historia de Mario Briceño Iragorry”. Auditorio “Domingo Miliani” sede Carmona, “Antonio Luis Cárdenas” del Nurr-ULA.

3:00 pm Conversando con Beatriz Briceño Picón en la biblioteca académica del Iutembi.

 

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