Profesor Joel Parra: “Quiero que los niños sueñen a través de la programación”

El profesor barinés comenzó un emprendimiento de robótica y programación en el año 2014 y hoy da herramientas a los jóvenes para que se labren un futuro con inteligencia, una computadora y conexión a internet.

Foto Briceida Morale

 

Por Briceida Morales | Crónica Uno

Barinas. Joel Parra quiere que los niños y jóvenes sueñen y triunfen a través de la programación. Lo que comenzó en el año 2014 como un emprendimiento se ha visto materializado en una academia, donde dos veces por semana tiene la misión de formar y enseñar a pensar.

Cuando abandonó el que fue su trabajo por 22 años, su idea era iniciar con un club de programación y robótica.

“Dentro de mí había esa curiosidad”, recuerda el profesor, con su inquieta mirada, sus inicios en un espacio de la Universidad Santa María, en Barinas. Ahora el club ha mutado para tener otro enfoque y nombre: Incubadora de Desarrollo, Programación y Emprendimiento, allí recibe jóvenes de entre 14 y 22 años.

En la primera fase de esta experiencia, con clases de robótica, los estudiantes eran niños de 8 a 14 años. Su propia hija, ahora con 12 años, formó parte de este proceso de enseñanza que comenzó cuando tenía 7 años de edad.

Para Parra, los niños son parte fundamental en esta “incubadora”.

 

Foto cortesía Joel Parra

¿Cuáles fueron las mejores experiencias con los niños en las clases de robótica?

—Los niños de ese primer grupo hoy son jóvenes de 18 años, en su gran mayoría se han ido de Barinas, unos están en Argentina, otros en Colombia. Siempre mantengo contacto con ellos; uno está dando clases en el área de automatización, en Arduino, un microcontrolador para fundamentos de electrónica y robótica.

¿Por qué ese cambio de la robótica a la programación?

—Porque suele ser costoso, hay que invertir en equipos, y las mismas circunstancias de nuestro país, no pueden comprar un kit de robótica, yo tenía dificultades para adquirirlos. Por eso decidí hacer este cambio hacia la programación donde no necesitas más que tu cerebro, un computador y una conexión a internet, esto te abre muchas puertas. El alma de un celular o de una computadora es la programación.

El hardware es como el cuerpo de uno, y dentro tenemos el alma que nos lleva a emprender y hacer cosas todos los días, cuando estamos programando, estamos creando algo a través del código.

Las oportunidades para los jóvenes son amplias, desde los 14 o 15 años pueden trabajar como desarrollador en una empresa, siempre que esté dentro de los requerimientos de la misma.

Hoy día se habla del trabajo remoto o teletrabajo, nos podemos conectar con emprendedores de otros países.

¿Cómo es el proceso de enseñanza?

—El lenguaje tiene sus dificultades, hay que estar apasionado por esto y comenzar con los fundamentos de la programación, esa es la base; de allí en adelante todo es más sencillo. Luego en el desarrollo web hay unas tecnologías, JavaScript, HTML, CCS, para dar un salto a los framework, React, Vue, WordPress, proceso que deben manejar los jóvenes que ingresen a la incubadora web.

Foto Cortesía Joel Parra

 

¿Qué le aporta esto a los jóvenes?

—Un país se desarrolla no por sus riquezas minerales, sino a través de las capacidades del recurso humano, formar y educar al niño en estas tecnologías es fundamental. Ese es mi aporte, que los jóvenes se puedan formar, conseguir un buen empleo, sin necesidad de emigrar en busca de un sueño que pueden lograr desde acá con una computadora y una conexión a internet. No ha sido fácil en esos nueve años de emprendimiento; los años 2020-2021 fueron muy tristes, pero a partir del 2022 volví a iniciar con mucho enfoque y más fuerza en esta labor de enseñanza.

Quiero que los jóvenes logren sus sueños a través de la programación.

Sus estudiantes

Una de esas jóvenes es Ivonne Gaince, de 22 años, estudiante de Ingeniería Electrónica en el Politécnico Santiago Mariño. Ella ve un amplio campo para sus oportunidades laborales y poder mejorar sus conocimientos en lenguajes de HTML, JS, CSS, Python, entre otros.

O el caso del joven de 15 años, Miguel Piza, cursante de 3° año de bachillerato en el Colegio San Juan Bautista de La Salle. Desde pequeño recuerda que siempre le llamó la atención la programación y la informática, hacía sus propios dibujos de videojuegos en cuadernos viejos. Cuando se enteró del curso de robótica en 2018, no lo pensó dos veces y se inscribió.

Para mí es como un pasatiempo, aunque admito que es también algo muy práctico de aprender, ya que cada día nuestras vidas parecen depender más de la tecnología. Además, es una carrera que se puede trabajar desde cualquier parte del mundo, por lo que también estoy considerando trabajar de esto cuando sea mayor”.

Los representantes de estos jóvenes también se sienten entusiasmados ante la oportunidad de que sus hijos puedan mejorar su potencial. “La idea es que se forme y se proyecte para un futuro exitoso”, expresa Antonieta Quintero, cuyo hijo mostró interés por la informática desde que era un niño, realizando sus propios juegos de mesa e historietas.

 

Fuente. Crónica Uno

 

 

 

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