DLA.-La creatividad, dedición y persistencia del trabajador del campo merideño, llena de orgullo a sus paisanos y envía a otros tantos, pues ante la adversidad causada ante la falta de combustible, con fe y fortaleza buscan alternativas, algunas veces primitivas y otras arriesgadas, para realizar sus labores y otras para sacar sus productos a los mercados cercanos.
José Castellanos, habitante del municipio Miranda, narra como para preparar la tierra para la siembra, en el páramo se han vuelto a usar los bueyes, teniendo los más jóvenes que aprender la forma de trabajo ya olvidado desde hace décadas.
Así mismo es ya común observar motos convertidas en vehículos de carga, con carretas construidas por los mismos productores para transportar las cosechas, con arriesgadas piruetas de manejo, arriesgando incluso su seguridad física, ahorrando al máximo el combustible, explica Castellanos.
Similares carretas se observan en los municipios de la zona panamericana, siendo usados para traslado de pasajeros e incluso convertidos en improvisadas ambulancias
Otro vehículo que volvió del pasado es la carreta tirada por mulas, burros o caballos. Conocidos entre bromas como los vehículos de tracción animal, este tipo de transporte comienza a tomar protagonismo en las zonas rurales del estado Mérida, mientras otros, más optimistas, esperan en las colas para surtir combustible.
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