Ocurrió hace 132 años en plena primavera, allá en Chicago. La fuerza obrera se enfrentó contra la injusticia patronal, demandando una serie de reivindicaciones para los obreros que eran martirizados por vejaciones y humillaciones despiadadas. Es allí que ocurre el nacimiento de aquellos hombres cuyos nombres han permanecido en el recuerdo del mundo como el mejor de los reconocimientos: Spies, Lingg, Schwad y Fielden, que son inmolados por la causa obrera.
Del drama a la solidaridad
Hoy se recuerda nuevamente la gesta de Chicago. Una gesta heroica que dio origen a la celebración del Día Internacional del Obrero.
Nadie puede ignorar el carácter decisivo que la Revolución Industrial tuvo y ha tenido para la humanidad. Pero lo que no se recuerda con el mismo énfasis fue el drama humano que importó para los pueblos del mundo aquel fenómeno inusitado. De allí que las naciones que sufrieron en primer término, el poderoso impacto del capitalismo naciente se convirtieron en una lucha sistemática para lograr la reglamentación del trabajo. El siglo diecinueve es así, la época heroica del movimiento obrero. Frente al capitalismo que avanzaba en forma incontenible bajo la ley de la acumulación ampliada a escala mundial, explotando el trabajo de hombres, mujeres y niños en jornadas que no tenían límites, surgió la bandera de los tres ocho: ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas de cultivo intelectual.
Terminó el siglo y viene la guerra sin que los obreros hubieren podido lograr de los gobiernos la reglamentación del trabajo, aunque sí habían podido establecer por iniciativa de los obreros franceses, al primero de mayo como el Día de Solidaridad Internacional con los trabajadores.
Sin celebraciones épicas
Los trabajadores venezolanos están conmemorando su día, imbuidos en un mar de incertidumbres sobre sus perspectivas inmediatas determinadas por una fuerte crisis económica que los aparta excesivamente de las posibilidades adquisitivas de los bienes y servicios para la subsistencia humana.
Para una gran mayoría no es un día para celebraciones épicas, con una situación nada favorable que se desborda, carencia de estabilidad, entre otros. Hoy los trabajadores se aferran a la fe y esperanza que los lleve a un mejor camino de lucha, hacia las conquistas que permitan su estabilidad laboral, el pago de mejores salarios y la obtención de remuneraciones muy especiales para poder alcanzar el nivel de vida que realmente se merecen.
Hoy es un paso más hacia en la lucha, tras el recuerdo de los mártires de Chicago y de las confrontaciones que se han librado en todo el mundo por la libertad, la justicia y la comprensión.
Por esa razón y ante la profunda crisis social y económica que vivimos en el país, se hace cada vez más evidente que todos los venezolanos, nos aboquemos decididamente al trabajo tesonero, concertando mancomunadamente acciones para salir airosos y avances de los problemas de una sociedad que a pesar de todos sus logros en el sistema democrático y dentro de un estado de derecho, no obstante, pareciera aún insegura respecto a los bienes y servicios que el trabajo por sí mismo genera para la sociedad y el hombre que dentro de la misma se mueve y trabaja.
El trabajo dignifica
El trabajo, todos lo sabemos, dignifica al hombre y a la mujer. Este día en Venezuela conmemoramos por todos aquellos que día a día se levantan con las mejores energías para emprender caminos de dicha y éxito; desempeñando su labor con entusiasmo, responsabilidad a pesar de los pesares. EL trabajador venezolano día a día busca reinventarse para enfrentar y palear los estrago de un país sumergido en una profunda crisis.
Se recuerda las luchas de los obreros en los albores de la revolución industrial. Ahora, las luchas en esta era son otras. En la actualidad hay nuevos paradigmas, de las nuevas verdades que día a día se van descubriendo en nuestro mundo.
El fantasma de la inestabilidad e incertidumbre aún sigue latente.
Desde Diario de Los Andes vaya a todos los trabajadores un fraternal abrazo y el compromiso de seguir luchando, de seguir creando, de seguir promoviendo el desarrollo y de seguir reinventándonos para construir la región y el país que queremos.
EL MAYOR ACTIVO
El Diario de Los Andes siempre ha manifestado un profundo orgullo de sus trabajadores. Nuestra empresa ha puesto especial énfasis en la participación de todos para afianzar nuestro compromiso con el estado Trujillo y su desarrollo. En el Diario de Los Andes todos trabajamos bajo un mismo ideal, bajo una misma misión, bajo un mismo techo: todos nos esforzamos para un mejor futuro -muy a pesar de las dificultades y obstáculos conseguidos en el camino- tanto para nuestros lectores, quienes son nuestra razón de ser, como para nosotros mismos. Y estas afirmaciones pueden verificarse en nuestras ediciones.
Los trabajadores de Diario de Los Andes, independientemente de la diversidad de horarios y profesiones que interactúan para hacer posible que usted lea las informaciones todos los días, tienen un profundo sentimiento de compromiso y responsabilidad. Lo más importante de estos ideales, reconocidos por todos los trujillanos en las páginas del periódico y en sus distintas plataformas digitales, es que provienen de una fuerza laboral diversa, donde convergen una gran cantidad de personas que se han comprometido con esos postulados desde hace muchos años, más de cuatro décadas. Nuestros trabajadores son profesionales convencidos que en estos tiempos difíciles debe amalgamarse la experiencia con el talento, la disciplina, principios y los valores, puntos claves en la generación del futuro que todos necesitamos.
Decretos de
Medina y Betancourt
En Venezuela fue el presidente Isaías Medina Angarita quien decretó por primera vez esta fecha como conmemoración al Día del Trabajador, pero no fue hasta el gobierno de Rómulo Betancourt que se proclama como feriado no laborable y con derecho a remuneración.