Carlos Alaimo
El escenario político y económico que vive la nación es devastador. Aún más crudeza revela el contexto social, por ser reflejo y consecuencia ineludible de tales circunstancias. Hambre, miseria, servicios mediocres, escasez de insumos para crear, creer y construir. Y aquí, justo en estas condiciones, está la prensa: desprovista, carente y desesperadamente pendiendo de un hilo.
Desde la Colonia, un 24 de octubre de 1808, con la Gazeta de Caracas abriendo el espectro libertario, Venezuela demostró que podía, a través de la prensa, cambiar la historia. Hoy, esa vibrante hazaña, deriva en una estela de respuestas vagas, inconclusas o nulas. Entonces… ¿Cuál es el papel de la prensa según la visión del Gobierno?, ¿hasta dónde llegará la incertidumbre de los medios impresos, del periodismo que aún se niega a consumirse?
¿Qué quiere de nosotros el presidente Maduro, cómo nos ve, qué rol pretende el Gobierno de la prensa…más aún, de la «libertad de prensa»? Son cuestionamientos que imperan en el mundo del periodismo, de la palabra como herramienta de cambio… ¿Es que hay una visión moderna que nos permita avanzar?
Desde la invención de la imprenta mucha agua ha corrido. Y mucho es lo que se ha dicho y dejado de decir en términos de ideas, si nos remontamos al “Acta Diurna”, primer diario de la Roma republicana, o nos enmarcamos en el siglo de las luces, de las revoluciones, de guerras, o en el surgimiento de los grandes medios de comunicación de masas.
En el llamado mundo moderno, algunos medios de comunicación, como otros sectores de bienes y servicios, han estado sujetos a determinadas normas, como las impuestas por la Unión Europea para garantizar que puedan “circular libremente y en igualdad de condiciones”.
El peso de la transparencia, la diversidad y la pluralidad en la escena mediática ha tenido y debe tener, su estratégica importancia. La prensa asumida en los países socialistas, con un pensamiento único, no es la misma que la del resto de los países con un pensamiento más universal. Y sobre eso hay que debatir y reflexionar.
Lo cierto es que las dificultades de la prensa escrita en el caso venezolano, con la ausencia de una política idónea en lo que se refiere a materia prima, ha devenido en el cierre de más de decenas de periódicos y la reducción en tamaño y número de páginas, entre otros.
¿Es esto lo que se desea en democracia? pregunta que surge especialmente partiendo de la innegable función social y educativa de los medios; reforzadores de valores, promotores de cultura y constructores de ciudadanía. Y es que el periodismo es un natural aliado de la educación, en términos de desarrollo sostenible, de potenciar sociedades inclusivas. El periodismo informa y entretiene, pero sobre todo educa, forma.
La prensa reclama su espacio y está en su derecho de hacerlo, porque más allá de cualquier frase cliché, es y seguirá siendo -pese a gobiernos y «coyunturales hombres de gobiernos»- la huella dactilar de los pueblos.