Washington, 2 nov (EFE).- Las maratónicas noches electorales en las grandes cadenas de televisión de Estados Unidos son todo un clásico de la democracia norteamericana y lo volverán a ser este martes para el duelo entre la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump.
Es tradición que las cadenas vayan pintando en un mapa del país los diferentes estados de color azul demócrata o rojo republicano en función del candidato que dan por ganador, hasta que se produce un momento catártico cuando las matemáticas les permiten proyectar quién será el próximo presidente.
El anuncio se produce antes de que los estados hayan terminado el escrutinio de miles de votos. Entonces, ¿por qué son los medios de comunicación los encargados de declarar al ganador?
Lento escrutinio oficial
Estados Unidos es una de las democracias más antiguas del mundo, pero debido a su tradición federal no cuenta con un organismo electoral centralizado que cuente los votos.
En las presidenciales, cada uno de los 50 estados y el Distrito de Columbia entregan al ganador un número determinado de delegados en función de su población y el candidato que coseche 270 se convierte en mandatario.
Pero cada estado tiene su propio entramado de reglas para el escrutinio, el voto por correo y el horario de las mesas de votación, de manera que para conocer los resultados oficiales y definitivos deben pasar varias semanas.
Tradición histórica
Las elecciones se celebran el primer martes de noviembre y la victoria no se certifica hasta el 6 de enero. Por eso las proyecciones no oficiales que hace la prensa han servido históricamente para evitar que se desate un largo periodo de incertidumbre.
En 2020, molesto con su derrota frente a Joe Biden, el expresidente republicano Donald Trump (2017-2021) tuiteó: «¿Desde cuándo los medios dicen quién será el próximo presidente?».
Lo cierto es que la primera proyección fue la de la agencia de noticias Associated Press (AP) cuando dio por ganador a Zachary Taylor en 1848, cuando el telégrafo apenas comenzaba a extenderse.
Las grandes cadenas de televisión se sumaron a esta tarea en las presidenciales que ganó John F. Kennedy en 1960, y la extensión de internet y las nuevas tecnologías han hecho que los análisis sean cada vez más sofisticados.
Dentro de los ‘decision desk’
Para sus proyecciones, los grandes medios utilizan una combinación de resultados oficiales en vivo, encuestas a pie de urna, un análisis de tendencias electorales históricas y una red de colaboradores desplegados en los centros de escrutinio de condados clave.
Las grandes cadenas ABC, CBS, CNN y NBC forman parte de un mismo consorcio que utiliza las encuestas de salida de la empresa Edison Research. La agencia AP se desvinculó del grupo en 2016 y lanzó su propio servicio, al que se afilió Fox News.
Cada medio tiene un ‘decision desk’ o mesa de expertos que emite su propia proyección, pero todos siguen una misma regla de oro: anunciar al vencedor en un estado cuando la tendencia sea irreversible.
La Agencia EFE informa de un ganador cuando lo confirman al menos dos de los grandes canales de televisión.
En muchos estados donde la contienda es muy desigual se conoce el ganador justo cuando cierran los colegios electorales. En cambio, en los estados bisagra o morados, aquellos donde la cosa está muy reñida, las proyecciones pueden tardar incluso días.
¿Un modelo imperfecto?
El sistema no está exento de polémica por los posibles errores que pueda cometer un medio.
En 2020, la cadena ultraconservadora Fox News sorprendió al ser la primera en anunciar la victoria de Biden en el estado clave de Arizona, lo que generó un enfado mayúsculo de Trump contra su canal favorito.
La Fox tenía razón y el resto de cadenas acabaron pintando a Arizona de azul nueve días después, pero algunos expertos creen que la decisión de la Fox fue precipitada porque en el momento de su proyección la tendencia no era todavía irreversible.
Las encuestas este año dibujan un escenario tremendamente ajustado en siete estados: Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania, Míchigan, Nevada y Wisconsin.
De ser así, la contienda entre Harris y Trump colgará durante algunos días el cartel de ‘too close to call’ (demasiado ajustado para proyectar).
.