POESÍA Y EXISTENCIA EN VALERIA OSPINA QUEVEDO | Por: Libertad León González

 

Por: Libertad León González

 

Yo sueño que estoy aquí

destas prisiones cargado,

y soñé que en otro estado

más lisonjero me ví.

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño:

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

 

Pedro Calderón de la Barca

 

Nos encontramos una tarde calurosa de comienzos de mayo. Compartí con Valeria, acompañada de su mamá, la frescura de los árboles en el parque más querido de Valera. (Valeria anagrama de Valera). Hablamos como amigas que tienen mucho que contarse. Conversamos a solas, mientras se colaba cercano, el tañido de las cuerdas del cuatro de Alis. Otra sonora melodía de esa tarde, fueron las palabras de quién puede mostrarnos la vida como cántaro de agua fresca que mitiga la sed con enseñanzas, entregadas a sorbos pequeños y grandes. Hablar con Valeria significa desbordar ese cántaro en copioso ingenio y contagiosa alegría.

 

Eres una joven integral, te interesa la poesía, la música, la Psicología, la gente que te rodea. Si tuvieras que elegir entre la música y la poesía ¿Elegirías alguna?

Te puedo hacer una lista de prioridades, pero no puedo elegir ninguna. Primero, podría estar la poesía, por encima de todo, porque fue lo primero con lo que conecté, la conocí por mí misma; la música me la presentaron otras personas, estaría en segundo lugar y luego, la Psicología. Por definición me considero artista. La Poesía está por encima de todo. En esa lista de prioridades también te puedo mencionar leer, el cine, los documentales, la comedia, esta última me parece un medio muy interesante para protestar. Estos serían mis intereses en mi privacidad y no para compartir ante un público como ocurre con la poesía.

 

En este momento ¿qué poetas alimentan tu inspiración?

Fíjate hay algo muy curioso en mí, a pesar de que yo escribo poesía, no consumo mucha poesía. Yo consumo mucha narrativa, Historia, libros de pensadores, pero si tuviera que mencionar poetas que han marcado mi historia, podría mencionar a Fernando Pessoa y a Pablo Neruda. A Pablo le tengo un especial cariño porque él es un tipo histórico en nuestra cultura latinoamericana, marcó un antes y un después en nuestra literatura. Fue mi primer encuentro con el mundo de la poesía de una manera calma y directa.

 

¿Cómo definirías tu poesía?

Ni siquiera yo he podido definir qué es lo que escribo, porque paso por temporadas. A veces me voy a lo romántico, a lo rosa, a lo idealista, al mundo donde todo es perfecto. Otras veces, me voy a lo Edgard Allan Poe, a lo completamente oscuro, él te muestra su alma sin decorarla de nada. Entonces, hablando específicamente de Entrega total (2023), es una mezcla de las dos cosas, el idealismo con el oscurantismo. Yo defino al ser humano como luz con oscuridad. Todos somos luz, pero dentro de esa luz también hay oscuridad. Cuando uno empieza por aceptar que eso existe, en armonía, en dualidad, ninguna pesa más que la otra, empieza a vivir realmente como tiene que vivir.

Entonces de eso se trata mi poesía, cuando me siento del lado muy oscuro, me voy mucho al misterio, a la necesidad de escribir sobre monstruos, sobre fantasmas, sobre entidades. Cosas que no son necesariamente bellas sino poéticas y salen a relucir. Cuando me siento muy bien pues está este mundo idealista donde todo es feliz y todo el mundo ama. Puedo moverme entre los dos mundos, los dos van de la mano.

Te leeré el siguiente verso de Gerard de Nerval (París, 1808-París, 1855) y me dirás qué te sugiere: “El beso de la reina sigue rojo en mi frente.”

Es muy gráfico, te lleva a un escenario específico. Dice reina, una figura femenina, para mí en mi concepto de lo femenino tiene mucho poder. La mujer tiene mucho poder, a pesar de que son delicadas. Reina es poder que acaricia, que abraza. El verso me sugiere, todavía puedo, todavía puedo dar, el sujeto poético está en su mejor momento.

 

¿Cómo percibes a la mujer en estos tiempos de tantos cambios?

Creo que soy muy feminista. Creo que el mundo tiene que cambiar. Las mujeres seguimos siendo muy vulnerables. La mujer nunca deja de ser vulnerable, está dentro de su biología, en la sociedad. Está muy difícil cambiar esta realidad. Si bien es cierto, ya tenemos un camino trazado hacia, no digamos hacia la igualdad porque la igualdad nunca va a existir, digamos hacia la equidad, donde cada uno tiene lo que requiere para subir. Es un camino que apenas está comenzando, se ha llevado por lugares que no son correctos. A veces las ideas hacen que nosotras perdamos el rumbo, pero creo que la mujer no tiene el protagonismo que mereciera, pero está en camino a conseguirlo. Y eso es importante, es cuestión de tiempo, para que el mundo entienda.

 

 

¿Estás feliz de vivir en una ciudad como Valera o acaso sueñas con otra ciudad para continuar alcanzando tus propósitos de vida?

Te voy a ser muy sincera. Yo tengo el corazón dividido en dos. Una parte de mi corazón está en Venezuela, en mi gente, en mi ciudad y otra parte de mí está en Colombia. Porque yo nací con una raíz muy colombiana y hasta el acento lo tuve, en algún punto de mi vida. ¿Estoy feliz de estar aquí? Sí, bueno, tan feliz que un momento de mi vida me fui y no me encontré afuera y regresé. Es decir, me perdí estando fuera. Sí, estoy feliz de estar aquí, pero me veo fuera. Nosotros estamos muy alejados de lo que realmente está pasando afuera. El pueblo es muy pequeño, te limita. Me veo viviendo en Bogotá. Bogotá es una ciudad hermosísima, aunque caótica. Me veo viviendo en un pueblo de Colombia, alejado de esto que conozco y donde hago raíces.

Dejo filtrar algunas reminiscencias de los poetas, Pablo Neruda (Parral, Chile, 1904- Santiago de Chile, 1973) y Fernando Pessoa (Lisboa, Portugal, 1888- Lisboa, 1935), a quiénes imagino, susurrando al oído de Valeria y ella respondiendo:

  1. Neruda: “Cuando miro la forma de América en el mapa, amor, a ti te veo”
  2. Ospina: “se me hizo un nudo en la garganta que intentaba no soltar”
  3. Neruda: “Alta ciudad de piedras escalares, por fin morada del que lo terrestre no escondió en las dormidas vestiduras.”
  4. Ospina:” “Me hizo bien hablar, gracias por existir,” / “Gracias por resistir””
  5. Pessoa: “No soy igual en lo que digo y escribo/Cambio, pero no cambio mucho.”
  6. Ospina: “- Sé que te cuesta llevar, te cuesta confiar, te cuesta…/Pero eso no eres tú, lo puedo apostar.”
  7. Pessoa: “de verdad coróname/ de rosas.”
  8. Ospina: “soy el demonio que te hará padecer/ soy aquella divinidad que tu deseo va a conceder/ ¿Tú serás el demonio o el ángel? /Tranquilo tendrás tiempo de escoger…”

Y así, transcurrió la tarde, entre susurros, confesiones y meditaciones, una estela de caminos transitados y el sendero amplio de un arco iris que ha comenzado a brindarle sus colores a Valeria.

 

 


lenlibertad30@gmail.com

 

 

 

 

 

 

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