Jamás seremos colonia de nadie Por Edgar Barreto

 

 

Qué vergüenza para los pueblos cuando sus dirigentes traicionan su patria, su soberanía, su independencia.  Así lo vemos en países como Argentina, México, Brasil, Chile, Perú, Colombia. En este último presenciamos cómo el presidente Santos de forma vergonzosa y  arrodillado como un vulgar traidor a su país, a Latinoamérica  en su discurso ante la visita del Secretario de Estado norteamericano de manera adulante, atacaba a nuestra patria, a nuestro presidente Nicolás Maduro acusándonos de dictadura y prestándose vulgarmente para los planes intervencionistas del imperio yanqui y de sus lacayos. No dicen nada de la grave situación que vive el pueblo  colombiano con las masacres a diario contra sus comunidades, luchadores y líderes sociales que son asesinados día a día, la acción abierta y criminal de los paramilitares, la muerte permanente de los niños y niñas de la Guajira colombiana, el narcotráfico, todo tipo de crimen y violencia, la existencia de 9 bases militares de los gringos. Que descarados, miserables y traidores.

Los pueblos de estos hermanos países se levantan contra sus gobiernos opresores y fascistas. Nuestro  pueblo junto al gobierno ha venido derrotando todas las acciones políticas, terroristas, intervencionistas de esos enemigos internacionales al igual que derrotamos y seguiremos derrotando a esta cobarde y antipatriota ultraderecha venezolana lacaya y servil del gobierno Imperial de los EE UU. Nos han declarado una criminal guerra contra nuestra república, traducida en bloqueo económico, sanciones, estrangulamiento inflacionario, especulación, contrabando, es decir toda una acción programada y orquestada para hacer estallar a nuestro pueblo.

He aquí la necesidad de que todas y todos los que vivimos en esta digna tierra comprendamos la verdadera dimensión de esta guerra despiadada contra nuestra nación. Hoy se hace más vigente que nunca la propuesta revolucionaria de Fabricio Ojeda de la Guerra de todo el pueblo contra los enemigos de la patria. Es unificar las fuerzas patrióticas, es entender que la Unidad Cívico Militar debe tener profunda concreción popular caracterizada por una relación hermanada, fraternal y combativa, con objetivos estratégicos sustentados en la defensa absoluta de la independencia y la soberanía nacional.

No puede existir dispersión, mucho menos intereses personales o grupales. Debemos barrer las mezquindades, aquí debe imponerse la entrega y el amor por la patria, entender que nos quieren hundir como pueblo y como nación, desintegrarnos, desunirnos para dominarnos. Jamás seremos colonia de nadie. Viva la República. Viva la patria. Viva Bolívar. Viva Chávez.

 

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