Caracas, 12 jul (EFE).- Biciola, la unión de palabras entre bicicleta y olas, es un prototipo venezolano para limpiar playas en el lago de Maracaibo, el más grande de tipo natural en Sudamérica, y educar a la población sobre el impacto de los microplásticos, cada día más presentes en la cotidianidad: en la sangre, la lluvia, la arena e incluso la leche materna.
La idea de crear una bicicleta estática para tamizar plástico surgió en 2021, pero no fue hasta tres años después cuando el grupo de venezolanos, biólogos, lograron fabricar un prototipo para juntar los beneficios del ejercicio y la eliminación de plástico en la ciudad de Maracaibo.
La Biciola funciona unida a un cilindro que tamiza y elimina el plástico de la arena al ritmo del pedaleo. En principio, se concibió para que comunidades de Maracaibo la usaran, pero el objetivo es que varios estados tengan una.
Así lo explicó a EFE Mariana Hernández, bióloga y líder de Biciola, quien destacó que todo buen proyecto comienza con la frase «te imaginas si…». Un día, junto a un amigo, vio un video sobre un esfuerzo en España para tamizar plástico de forma manual y comentó:
«¿Te imaginas si, en lugar de hacerlo manualmente, la gente pudiera hacerlo con una caminadora? ¿Si lo hacemos con una bicicleta?», recordó Hernández que comentó a su amigo.

El diseño
Sin recursos, la idea empezó a tomar forma cuando involucraron a más personas al equipo y se dibujó el boceto de la bicicleta. Luego, compartieron el proyecto con organizaciones nacionales e internacionales y describieron, en un correo de cinco líneas, de qué se trataba Biciola para buscar financiamiento.
En enero de 2023, National Geographic sugirió que aplicaran a un fondo de financiamiento: «Aplicamos, nos emocionamos muchísimo, pero no funcionó», recordó la líder de Biciola.
Sin embargo, cuatro meses después, lograron un financiamiento con Experiment, una plataforma para compartir investigación científica, que reconoció a Biciola como «uno de los mejores 50 proyectos a nivel mundial en el tema de océanos», según la bióloga venezolana.
Esta organización dio los fondos suficientes para concretar el prototipo, pero no para hacer las pruebas de campo, por lo que el equipo buscó más financiamiento.
De esta forma, ganaron el primer lugar del Concurso Ideas 2023 en la categoría Social, una competencia respaldada por instituciones educativas y empresas privadas en Venezuela, lo que permitió mayor desarrollo del proyecto.

La primera prueba
En 2024, tres años después de la idea, el equipo de Biciola pudo terminar el primer prototipo funcional. Lo hicieron a partir de materiales reciclables y gastaron, solo en la fabricación, alrededor de 800 dólares. La primera versión se probó en una isla de Maracaibo.
La idea de Biciola —que se puede separar en piezas y transportar fácilmente— es que sea una herramienta que «sea alcanzable para todas las personas» y, al mismo tiempo, que haya «un despertar de la conciencia ambiental», subrayó Hernández.
La pueden utilizar niños desde los seis años y adultos mayores dentro de sus propias comunidades, lo que contribuye al saneamiento de las playas y a la eliminación de plástico para evitar que los animales lo ingieran.
Biciola sigue siendo un prototipo, ya que todavía está sujeta a cambios y mejoras. Para lograr esto, Hernández colabora desde Inglaterra, donde hace un doctorado, y los miembros del equipo desde distintos lugares de Venezuela: en Zulia está Luis Sibira, estudiante de Biología; en Mérida, María José Barrios, diseñadora; en Táchira, Igor Castillo, biólogo; y en Nueva Esparta, Jemimah Rivera, bióloga marina.
Los miembros del proyecto quieren mejorar Biciola —utilizar materiales más duraderos— y llevar el proyecto a escuelas para educar sobre la conciencia ambiental. En planes también está fabricar otros nuevos prototipos, también hechos a partir de materiales reciclados.
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