La Asociación Internacional de Swaps y Derivados (ISDA, por sus siglas en inglés), que reúne a acreedores, decidió ayer en su cuarta reunión sobre el incumplimiento de pago de Petróleos de Venezuela que la compañía entró en default, por lo que el próximo lunes los tenedores de bonos recibirán los detalles para determinar el pago de los CDS (Credit Default Swaps, seguros contratados para resguardarse de deudas impagas).
ISDA decidió “combinar los tres eventos de créditos con respecto a Pdvsa (pago retrasado del vencimiento del Pdvsa 2017, de los cupones del mismo bono y del Pdvsa 2027) y resolvió que hubo un default de pagos», de acuerdo con un escueto comunicado de la asociación.
La reunión realizada en la ciudad de Nueva York contó con 15 miembros en el comité, de los cuales 14 votaron a favor y uno, el de JP Morgan, en contra. Igualmente, ISDA declaró un evento crediticio por atraso en el pago de cupones de los bonos soberanos Venezuela 2019 y Venezuela 2024, en el que los 15 participantes votaron a favor.
Con la categoría de “evento crediticio” otorgada a Pdvsa por la asociación, en vez de usar directamente el término default, se intenta no alarmar a los mercados, dejar abierta la posibilidad de nuevas negociaciones y frenar una posible acción de embargo, indicó Alejandro Guilarte, analista financiero de Rendivalores.
“Evento crediticio es un concepto más elegante y se da cuando el deudor incumple alguna cláusula del activo que tiene con el acreedor. Se declara que hubo un incumplimiento, tomando en cuenta que este se puede solventar. Sin embargo, desde el mismo momento que se acuerda una reunión para el pago de los CDS, se está reconociendo un default”, señala Guilarte, quien enfatiza que una declaración de este tipo obedece a que sí se efectuó un pago, aunque con retraso.
El economista y diputado a la Asamblea Nacional Ángel Alvarado apunta que lo complicado de la deuda externa se centra en los activos en el exterior que podrían ser embargados, en caso de declararse un default total.
“Los tenedores de bonos se pueden organizar y confiscar los envíos petroleros, especialmente con la deuda de Pdvsa. Un default en el que los tenedores de bonos decidieran actuar complicaría aún más los problemas de Venezuela, pues afectarían el flujo de caja mermado, pudiéndolo llevar a cero”, agrega.
Expone que esta deuda también es una de las más grandes del mundo por incluir a Pdvsa, que en este caso no es una compañía que pueda declararse en bancarrota para negociar su deuda. “No es como la deuda de los países, que prácticamente no quiebran sino que van en un proceso ordenado cuando se trata estos casos”.
Más complicada que Grecia. El gobierno alega como un punto a su favor la cancelación puntual de las obligaciones (capital e intereses) por concepto de la deuda externa de la República y de los bonos de Pdvsa, pero es a costa de sacrificar las importaciones de bienes esenciales para los venezolanos, manifestó el economista y asesor Maxim Ross. “Cada dólar pagado a un tenedor de bonos implica menos medicinas y alimentos para la población”, dijo.
Al abordar la intención del gobierno de Nicolás Maduro de refinanciar o reestructurar la deuda externa venezolana, indicó que “en el ámbito mundial esa negociación es la más complicada, incluso más que Grecia y Rumania, lo cual significa atar factores financieros, políticos e internacionales”.
Destacó que en el caso venezolano hay elementos que complican más las cosas, como las dificultades administrativas y burocráticas del gobierno frente al hecho de que no hay divisas y la exigencia internacional de que los acuerdos sobre la deuda sean aprobados por la Asamblea Nacional.
Además están las sanciones de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea contra funcionarios por irrespetar los derechos humanos. Sobre las sanciones estadounidenses afirmó que ellas se refieren a la emisión de nueva deuda, pero no impiden el cambio de un bono por otro.
Refirió que la reunión celebrada el lunes en Caracas con los tenedores de bonos de la República y Pdvsa fue un sondeo para determinar su disposición a negociar nuevos términos. El especialista aclaró que la deuda soberana y de Pdvsa por 85 millardos de dólares es la más prioritaria para negociar, sobre todo porque involucra desembolsar 13 millardos de dólares de capital e intereses en 2018.
“El gobierno busca no pagar el año que viene en medio de unas elecciones presidenciales, por lo que necesita un respiro producto, por ejemplo, de un canje de un papel por otro”, destacó Ross.
Deuda global es compleja
El director de Ecoanalítica, Alejandro Grisanti, sostiene que la deuda global es compleja por los montos y las diferentes formas en que se compone, lo que hace complicada el poder reestructurarla. “Son casi 150 millardos de dólares que agrupan deudas por bonos, bilaterales, deudas con garantías y sin garantías, deudas con condiciones diferentes, por lo que se termina en un escenario complejo con una deuda alta y fuerte”, señala.
Cuestiona que el gobierno haya puesto en riesgo las notas estructuradas del BCV –las que quedan sin valor por ser derivado de la deuda venezolana–, cuyo monto representa dos o tres veces más los pagos de los cupones que no llegan a sumar 200 millones de dólares y que se pagaron con retraso.
“Es este fracasado modelo económico el que ha dejado al país en ruinas. Si Pdvsa hubiese producido esos 800.000 barriles adicionales, a los precios de hoy, Venezuela habría recibido 15 millardos de dólares adicionales en 2017, con los que habría podido pagar la deuda externa y triplicado los desembolsos”, añade.