En Venezuela el rol de los cuidados ha estado ligado a las mujeres. El tránsito de la Emergencia Humanitaria Compleja agrava la situación de todas las mujeres quienes además de la manutención de la familia, cuidado de los niños, las personas mayores y dependientes, también se le suma la atención del hogar. El pasado martes 19 de marzo, un panel de expertas reunidas por el Observatorio Social Humanitario (OSH) alertaron sobre esto en un encuentro virtual.
Anaís López, representante del Ildis en Venezuela advirtió que aunque Venezuela ha sido uno de los países pioneros en discutir leyes sobre los cuidados, lamentablemente no han habido avances en la práctica. Y aseguró que es una realidad que “no puede discutirse solamente desde el Estado o las organizaciones feministas, sino que tienen que involucrar al sector privado y a las comunidades más cercanas a las mujeres, y más en regiones y en contextos como los nuestros, porque si no se le encuentra una solución a este problema entonces América Latina tampoco va a poder avanzar en cumplir con los Objetivos de Desarrollo ni con sus propios planes de desarrollo” advirtió.
Insistió en que es importante poner la mira en que “la mitad de la población está absolutamente reducida a tareas de cuidado, eso es una limitación para el desarrollo de las capacidades productivas de un país, y por otro lado, tienen que entenderse los cuidados como un sector que crea valor, que contribuye al PIB”.
“Habría que pensar lo que significa eso cuando lo llevas a cuántos son en dólares reales y qué implica que este trabajo no sea reconocido, es decir, un trabajo sin el cual la sociedad no podría funcionar” indicó.
Para López la clave está en cómo entendemos la participación de las mujeres en la sociedad y cómo podemos entonces facilitarle el camino a las niñas y a las jóvenes de hoy ven limitadas sus opciones, porque por lo general tienen que decidir entre cuidar o tener un proyecto personal, porque estas cargas recaen de manera abrumadora sobre las mujeres, y eso no es justo, no es democrático y no contribuye a la dignidad de la persona”.
En Venezuela los cuidados están feminizados
Para la directora de Prepara Familia, Katherine Martínez, el derecho al cuidado es fundamental y ocurre en todas las etapas de la vida, pero hay etapas donde necesitamos más protección “por ejemplo, la primera infancia, las personas con discapacidad, las personas mayores, y también en el caso de los niños, niñas, adolescentes, que tienen alguna enfermedad crónica o una enfermedad catastrófica”. Insiste en que en todas partes del mundo ha sido una complicación porque “al final la mujer es la que termina realizando estas labores, cuando nosotros no tenemos por qué hacerlo, hay una corresponsabilidad que debería ocurrir en la pareja, en la familia, y no lo vemos, sino que vemos esa carga del patriarcado tan fuerte para las mujeres” expresó.
En un informe publicado a finales de año por Prepara Familia se reveló que 98% de los cuidadores son mujeres. “En ningún hospital en general reciben alimentación las cuidadoras, o las mujeres familiares que realizan este trabajo. Ellas priorizan, por supuesto, la alimentación de sus hijos a costa de la propia. De las mujeres cuidadoras, el 75% duermen en una silla o en el piso. No tienen posibilidad de tener un descanso y de tener un tiempo para ellas”. Para Martínez aunque la muestra fue recogida en el Hospital J.M. De Los Ríos y del Algodonal, este informe es una fotografía de lo que ocurre en los demás hospitales del país.
Denunció que las labores de cuidado absorben todo su tiempo pues deben estar siempre en el en el hospital “su descanso es mínimo, y ellas le dicen descanso a conversar con otras madres o a dormir en una silla. Aquí queremos visibilizar es este tema de lo privado que tiene que volverse público, necesitamos que el cuidado realmente sea un derecho autónomo, un derecho público, y que no solamente podamos contar con una ley programática, sino también podamos continuar con ese trabajo de llevar eso que establece esta ley, que se convierta en política pública” insistió.
Mujeres mayores al cuidado de otros adultos mayores
Otro grupo especialmente afectado es la población mayor cuyos requerimientos en materia de cuidados son completamente distintos. Marialejandra Barrientos, investigadora de Convite, explicó que actualmente “el 12% de la población, aproximadamente 3.500.000, son personas mayores y este ritmo se va a seguir acelerando hasta llegar a aproximadamente un 20% de la población para el año 2050, con personas de 60 años y más, por lo tanto es necesario que los sistemas y entre ellos, los sistemas de cuidados, se adapten a esta nueva realidad demográfica del país”.
Barrientos indicó que en la última encuesta de condiciones de vida que realizó Convite se reveló que “35% de las personas mayores encuestadas requieren cuidados. De ellas, el 64% son mujeres. Ello da cuenta de que las condiciones de vida, desde una perspectiva del ciclo de vida, todas las desigualdades y las diferencias que acumulan las mujeres a lo largo de su ciclo de vida, se van a evidenciar después de los 60 o 70 años”.
Explicó que generalmente estos cuidados son prestados principalmente por las hijas y que “las mujeres mayores van a requerir mayores cuidados y estos cuidados a su vez son dados por hijas, por otras mujeres y fundamentalmente dentro del núcleo familiar, y esto es un aspecto importante porque en Venezuela el tema de los cuidados y el cuidado de las personas mayores de manera específica genera una sobrecarga casi exclusiva por parte de la familia”.
En otros datos reveló que “el 22% de las personas mayores se encuentran al cuidado de otras personas y el 55% de estas personas mayores al cuidado de otras personas son mujeres, es decir las mujeres mayores también tienen una responsabilidad diferencial al cuidado de otras personas mayores, de niños, niñas, adolescentes, de varias personas incluso y de personas con discapacidad”.
Ausencia de políticas de atención y cuidado
Las tres expertas coinciden en que culturalmente los cuidados están arraigados al rol de la mujer, por considerarlas cuidadoras natas, lo que hace que el oficio no sea valorado suficientemente por parte de la familia, la sociedad y las instituciones, por lo que hay una ausencia grave de políticas sociales y públicas que aborden específicamente este tema.
Cortesía: Prensa OSH
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