Barcelona (España), 18 may (EFE).- El oncólogo argentino Eduardo Bruera, referente mundial de los cuidados paliativos, asegura que «aliviar el sufrimiento humano es enormemente gratificante», aunque considera que la eutanasia es una forma de ahorro para no invertir en unidades hospitalarias especializadas en esos tratamientos.
En una entrevista con EFE, defiende que trabajar para evitar el sufrimiento innecesario cuando una persona se enfrenta a la muerte es «uno de los mayores beneficios de los cuidados paliativos».
Nacido en Rosario (1955), en 1999 fundó el Departamento de Medicina Paliativa, Rehabilitación y Medicina integrativa del MD Anderson de Houston, el más grande de Estados Unidos.
Y este jueves es investido doctor ‘honoris causa’ por la Universidad Internacional de Cataluña (España).
«Un porcentaje de la población elige llegar al final de su vida a través de la eutanasia -explica-. Si usted, en una situación distendida como una comida con amigos, le pregunta a una persona si querría seguir viviendo, si se encontrase con dolores y molestias e incapacitado, respondería que no»
Por el contrario, «si la misma pregunta se formula estando la misma persona en la cama de un hospital, la respuesta sería que sí», añade el oncólogo, que dirige el Grupo de Investigación Paliativa y es profesor en la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Texas.
Ese cambio de actitud, según Bruera, lo provoca el hecho de que «la enfermedad y el sufrimiento nos hacen encontrar valor en otras cosas en las que antes igual no reparábamos, en conversaciones, en un pájaro posándose en la rama de un árbol, en la intimidad».
«La dignidad de una sociedad se define por cómo cuidamos a las personas vulnerables, y no hay nadie más vulnerable que aquel con una enfermedad incurable y progresiva. En el centro de eso, están los cuidados paliativos», destaca.
En España, «hay muy buenos profesionales» en el ámbito de los paliativos, pero «falta reconocimiento, tanto académico como profesional, hacia la especialidad», por lo que el oncólogo pide que llegue a las unidades hospitalarias.
CUIDADOS PALIATIVOS VERSUS EUTANASIA
Bruera teme que las leyes de eutanasia aprobadas en países como España o que «están en proyecto» sean para las administraciones una forma de evitar el desafío presupuestario y burocrático que supone establecer unidades de paliativos en todos los hospitales.
En Texas, donde trabaja, la eutanasia «no existe», en Estados Unidos, la regula cada estado; y el especialista argentino advierte que «es un tema delicado que requiere de mucha ayuda al paciente y de una evaluación exhaustiva para cada caso».
El debate actual alrededor de la eutanasia recuerda al oncólogo sus inicios en la medicina: «Cuando empecé, en Canadá, el país no tenía la voluntad de invertir en cuidados paliativos y, en su lugar, se legalizó la heroína, que es prácticamente igual que la morfina, en lo que parecía ser un intento por aliviar el sufrimiento de las personas».
«La heroína demostró no cambiar nada -asegura- y pasaron a medicalizar la marihuana», cuando «la verdadera ayuda a los pacientes pasaba por establecer unidades especializadas en todos los hospitales», pero «eso era aburrido y costaba dinero».
Ahora, le preocupa que el énfasis en la regulación de la eutanasia, que «favorece a un porcentaje muy bajo de la población», deje fuera al resto de pacientes, «que no quieren morir, sino vivir lo máximo posible con la mayor comodidad».
«Animo a la población a preguntar por qué sus hospitales, en los que se tratan tanto ellos como sus familiares, no tienen unidades de cuidados paliativos», subraya Bruera.
Entre los beneficios de los paliativos, que todavía no son una especialidad reconocida en España, están la disminución del coste de los cuidados.
«Evitan el gasto de tratamientos innecesarios en fases muy avanzadas de enfermedades incurables -argumenta- y esos recursos pueden servir para pagar los sueldos de profesionales que ayudan a los pacientes en la etapa final de su vida».
También defiende que las unidades de cuidados paliativos reducen la «fatiga terapéutica» latente en profesionales sanitarios, que hace que muchos de ellos abandonen.
«A los médicos residentes les diría que el destino final de toda persona es morir y que hay mucho dolor asociado a este momento, pero que su presencia, acompañamiento y capacidad de mejorar los síntomas pueden aliviar el sufrimiento humano, y eso es algo muy gratificante», concluye Bruera.
María Carcaboso Abrié