El niño que no quiere ir al colegio Por: Nelson E Santini C.

 

 

 

Hoy es el primer día de clase. Samuel que recientemente cumplió 3 años de edad se prepara para iniciarse en la educación preescolar. Samuel es un niño físico y mentalmente sano, hijo único de una familia de mediana condición social y cultural, que  ha procurado atenderlo con esmero en sus necesidades fisiológicas, afectivas y culturales desde el momento de su nacimiento. Finalizada la primera etapa de su desarrollo, llegó el momento de iniciar su escolaridad por lo que Samuel fue prevenido y preparado por sus familiares para su ingreso a la educación preescolar. Sin embargo, a pesar de los intentos de prepararlo satisfactoriamente, en su primer día de clase experimenta un rechazo espectacular a la escuela, manifestado en llanto insostenible, negativa a quedarse con la maestra y separarse de la madre, escena ésta que se repite en días sucesivos. Mientras que la mayoría de los niños aceptan con normalidad y a veces con entusiasmo su ingreso a la escuela, a otros, como es el caso de Samuel, esa misma circunstancia suscita vivencias traumáticas que dificultan el inicio de su vida escolar. Afortunadamente a Samuel le tocó una maestra que contaba con todas las competencias necesarias para desempeñarse en educación inicial, que le dio una acogida individualizada y atenta y que orientó debidamente a sus representantes. Para muchos niños es un verdadero reto abandonar la seguridad, protección y los cuidados del hogar por una aventura que perciben como incierta, desconocida y llena de riesgos. Los niños no son iguales, además de diferencias debidas a sus condiciones intelectuales y temperamentales, sobre ellos se ejercen influencias psicosociales que  van modelando su futura personalidad e influirán en su adaptación a la vida y, en ese sentido, son fundamentales las experiencias y las circunstancias vividas en el seno del hogar durante los primeros años de su desarrollo. A pesar de su buena voluntad, con cierta frecuencia las familias cometen errores educativos en el trato que prodigan al niño, protegiéndolo demasiado y exagerando indebidamente los cuidados relacionados con sus necesidades afectivas, lo que no le permite el libre desarrollo de los indispensables procesos de individuación y de autoafirmación, ocasionando como consecuencia retraso en el desarrollo afectivo del niño que, a su corta edad,se manifiesta en forma de dificultades en su ajuste escolar, sentimientos de inferioridad, inseguridad , timidez, necesidad de  dependencia, de protección,  impotencia e incapacidad para valerse por sí mismo. Estas dificultades para iniciar su escolaridad también pueden generarse cuando se priva al niño de oportunidades orientadas a favorecer su desarrollo personal-social como  aquellas que faciliten su interacción con las demás personas (niños y adultos), como participar en juegos y en actividades recreativas y culturales en las que comparta con otros niños y con personas adultas. Se ha apreciado también que las opiniones y actitudes que percibe el niño en su hogar o comunidad, relacionadas con circunstancias educativas pueden predisponer al niño negativamente. Por otra parte, el rechazo a la escuela puede tener causas conflictivas y profundas que los niños no saben formular y las expresan a través del comportamiento.

Las causas del rechazo pueden ser evidentes o no pero siempre son complejas y pueden afectar a alumnos de cualquier etapa del desarrollo, desde la educación inicial a la educación básica y superior: temor al cambio, a lo desconocido, a pasar de una etapa de la vida a otra, fobia a la escuela, conflictos en el hogar, trastornos de comportamiento en el niño, fracaso escolar, influencia decompañeros, acoso escolar, personalidad del maestro, falta de motivación, enfermedad, discapacidades, distancia del centro de estudio, dificultades económicas, etc.

santinel4@hotmail.com

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