Por: Rafael de la Cruz
El régimen ha perdido la batalla política y electoral antes de las elecciones del próximo 28 de julio. Hay que reconocerles, sin embargo, que son empeñados. Hicieron y continúan haciendo todo lo posible para evitar salir de Miraflores. Desconocieron el derecho de María Corina de ser candidata, después no abrieron el registro electoral a la Dra. Yoris, representante de María Corina; pusieron presos a líderes importantes de la campaña de Vente y persiguen a cuantos pueden y quieren que estén conectados con este vasto movimiento democrático imparable y omnipresente en todo el país.
Sin embargo, están perdiendo por paliza. Los venezolanos estamos decididos a salir de esta pesadilla en la que han convertido a Venezuela 25 años de desastre en desastre. El sentimiento que se ve en cada pueblo y ciudad a la que va María Corina es de determinación, sin vuelta atrás, para democratizar el país y establecer una economía de mercado que produzca prosperidad, en la que haya igualdad de oportunidades para todos los habitantes de esta Tierra de Gracia, sin dádivas, ganándose cada quien el bienestar personal y para cada familia con trabajo honesto, duro y parejo. La gente quiere que vuelvan los millones de venezolanos que se han tenido que ir a recorrer el mundo buscando una vida mejor. Sabemos que esto no va a pasar con Maduro. Todos sabemos que con María Corina esto sucederá.
Por eso, en cada pueblo de la vasta geografía de nuestro país que visita María Corina, el régimen intenta infundir miedo en la población. Hoteles en los que se aloja con la gente de la campaña los cierran, restaurantes en los que come les suspenden la licencia, pequeñas empresas que le alquilan un equipo de sonido las agreden, gente que manifiesta su apoyo públicamente en los muchos recorridos de la campaña llegan a apresarlos. Aún a sabiendas de esta represión absurda e inclemente, sabemos lo que pasa en el siguiente pueblo, en la siguiente ciudad que visita María Corina. Los hoteles y restaurantes le abren sus puertas, los muchachos del sonido llevan sus cornetas y equipos para ayudar, y la gente, el pueblo bravo y decidido, levanta su voz con una confianza creciente de apoyo sin precedentes en nuestra historia.
Como dije. El régimen ya perdió. La elección del 28 de julio ratificará al candidato presidencial Edmundo González Urrutia como ganador. El régimen lo sabe.
La pregunta es si podemos hacer esta transición de manera ordenada o esto será un bochinche. María Corina lo ha dicho una y otra vez: ofrece a Maduro negociar garantías reales que permitan una transición ordenada y segura para todas las partes involucradas. Una transición en la que se asegure el derecho de todos los venezolanos a participar en la vida política del país, sea cual sea su inclinación política o convicciones, dentro de un orden democrático.
Es especialmente útil hacer esta negociación antes del 28 de julio. Al régimen le conviene. Es el periodo en el que tiene más capacidad de negociación. Después del 28, derrotado, sus opciones se estrechan. Y, como lo he dicho en otras ocasiones, la negociación al final es con María Corina. Es ella la que tiene la confianza de los venezolanos. Es ella la que puede pedirle apoyo al país para aceptar lo que se negocie, y recibir ese apoyo.
Los que puedan estar pensando en un palo a la lámpara desde el régimen, saben que esta vía la tienen muy complicada. La atención internacional sobre lo que está pasando en Venezuela no podría ser mayor. Hasta los representantes más connotados de la izquierda latinoamericana les están advirtiendo que no aceptarán un acto de desconocimiento o de fraude electoral, y mucho menos una suspensión de las elecciones. Y el país está decidido, que es lo que verdaderamente está cambiando todo.
Al régimen le conviene negociar, pero aún se resisten por no parecer débiles. Acepten la oferta para conversar que lea hace María Corina. Les va a ir mejor.