María Gabriela Danieri
CNP N° 25.780
La disparidad de género sigue latente en el mundo, pese al empuje creciente hacía disminuir la brecha que separa a las mujeres de una verdadera igualdad. De acuerdo a publicación de la Campaña 8M 2024 de ONU Mujeres en América Latina y el Caribe para el 2023 no se ha alcanzado la paridad, pese a que las mujeres son más de la mitad de la población. Se necesitan al menos 131 años para lograr ese objetivo, según datos de la misma organización.
En el terreno del liderazgo y la política la distancia que supera a mujeres y hombres es incluso mayor. Únicamente en este aspecto, se necesitarían 286 años para alcanzar la igualdad. Actualmente, el 35,8 % de los escaños de parlamentos nacionales son de mujeres, en instituciones gubernamentales locales representan el 27, 2 % y, según datos de CEPAL en 2023, las mujeres ocupan 36,9 % de los cargos directivos en la región.
Una muestra de ello es la diferencia entre las delegaciones de países que asisten a las conferencias mundiales sobre el cambio climático. De 110 líderes mundiales que acudieron a la COP 27 en 2022, 7 eran mujeres.
Latinoamérica avanza
No obstante, en cifras del Foro Económico Mundial en su Informe Mundial Sobre la Brecha de Género, América Latina no maneja un escenario desesperanzador. Al contrario, en su más reciente publicación de septiembre de 2023, la región se ubicaba en el tercer nivel de paridad más alto del mundo con un índice de 74,3%.
Mundialmente, este informe asegura que ha aumentado el número de mujeres en posiciones de tomas de decisiones políticas. Un equivalente a 2.120 millones de personas (27,9% de la población global) en 2022 vive en países con una jefa de estado.
Venezolanas sin oportunidad
En el caso de Venezuela, en 2021 el Foro Económico Mundial ubica la brecha de género del país en 69,8% y en 2022 la sitúa en el puesto 74 de 152 países de participación política de las mujeres. La líderes femeninas tienen menos del 80% de oportunidades para participar por cargos frente a los hombres de la nación.
Estos datos coinciden si se evidencia que en 2021, según la página del Consejo Nacional Electoral, de 335 municipios solamente 62 mujeres resultaron electas como alcaldesas, 1 como representante del Distrito Capital y de 23 estados, sólo dos mujeres se alzaron con el cargo de gobernadora. Únicamente de las cifras municipales, de acuerdo al Observatorio de Igualdad de Genero de América Latina y el Caribe (Cepal) Venezuela tiene un índice de 18,8 % de mujeres alcaldesas electas, lo cual la ubica detrás de Cuba, Nicaragua y México.
El estado Trujillo, se ubica con 5 alcaldesas entre los cinco estados con más representantes femeninas elegidas después de Táchira (7), Anzoátegui (6), Monagas (5) y Portuguesa (5). Pese a ello, la participación de las trujillanas en los 20 municipios de la región es modesta. El reto para reducir las desigualdades de genero continúan en lo político, social y económico.
Líderes trujillanas
En ese sentido, este Día Internacional de la Mujer, Diario de Los Andes presenta las entrevistas a tres mujeres trujillanas, quienes pese a no poseer cargos de elección popular y ser en cierta medida desconocidas, ejercen un liderazgo nato desde sus comunidades para velar por los derechos de sus pares y alcanzar una organización social que afiance la democracia en el país.
Dexy Zulay Peña Rumbos
Líder para transformar realidades
Docente con más de 30 años de trayectoria y abogada desde hace 10 años, Dexy Zulay trabaja como veedora de la Red Comunitaria de Derechos y Ciudadanía en el sector de Plata III de Valera. Ella define el liderazgo como una habilidad para transformar realidades y esa ha sido su meta en su comunidad. Poco a poco, pese a las adversidades, ha logrado organizar a sus vecinos para mejorar el alumbrado público y la recolección de desechos sólidos, porque en sus palabras “los valeranos nos merecemos servicios de calidad” y es un deber de los entes públicos responder al llamado del pueblo. Peña, orgullosa madre y abuela, confiesa que no se ha postulado a cargos de elección popular por su diferencias con las políticas internas de los partidos, que priman el compadrazgo antes que los méritos de los aspirantes. Sin embargo, no descarta ser llamada a un escaño, porque como mujer está “preparada para enfrentar cualquier reto”. A su juicio la desigualdad y la discriminación de género se revierten con constancia y preparación.
Gladys Ramírez de Briceño
Mujer sinónimo de credibilidad
Madre amorosa y abuela de Fhranyer, Zoe y Andrés, Gladys Ramírez es una líder natural, que se ha forjado su camino a fuego vivo. Jubilada del Instituto de Bomberos del estado Trujillo llegó a ocupar cargos de jefatura que en su momento solamente se destinaban a hombres. Esto le enseñó que la discriminación de género puede erradicarse con confianza en sí misma y una preparación profesional constante. “Las mujeres estamos presentes en todos los ámbitos y somos capaces de desempeñar cualquier trabajo y función” expresa la dama, quien actualmente contribuye desde la política social en la Red Comunitaria de Derechos y Ciudadanía. Desde su residencia en el sector Rafael Caldera de Valera denuncia la pobreza de los servicios públicos y la contaminación en la quebrada de Escuque. Confiesa no tener colores en partidos, porque su trabajo es para el bien común. Este sentido ético le ha permitido ganarse la confianza de sus vecinos. Una cualidad que asegura todas pueden cultivar: “Las mujeres gozamos de credibilidad, empatía, carisma y responsabilidad. Algo que se ha perdido en la política partidista”.
Sandra Ysabel Ramírez
Mujer protectora de las familias
Sandra es el ejemplo de una líder comunitaria trujillana, quien trabaja sin mucho reconocimiento. Además de ser docente activa, se desempeña como miembro del Gabinete Social del municipio San Rafael de Carvajal y de la Comuna Pie de Sábana Bolivariana. Durante las últimas dos décadas ha organizado a las comunidades para beneficiar a las familias más vulnerables. “Somos un equipo que ha logrado beneficios de viviendas y otras ayudas, gracias a Dios” comenta Ramírez, quien observa un gran avance en la disparidad de género desde las bases sociales. “La mujer venezolana tiene mayor protagonismo, se deben mejorar algunas debilidades, pero actualmente somos mayoría” expresa la dama. Sandra no aspira a cargos políticos, porque prefiere seguir en el seno de las comunidades y tener tiempo de calidad con sus hijos, pero exhorta a quienes quieran postularse a no hacerlo por “beneficios económicos, sino por la satisfacción de hacer el bien al prójimo”. En ese particular, considera que las mujeres tienen una ventaja, por ser esencialmente protectoras. “Las mujeres tenemos instinto maternal, siempre defendemos los derechos de los niños, niñas y adolescentes; y no permitimos que nadie maltrate a ninguna mujer y/o adultos mayores”.
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