El pasado sábado 15 de febrero se celebró en el templo matríz de Valera, recinto colmado de clero, feligreses, autoridades municipales, representantes de la sociedad civil e invitados especiales, la solemne eucaristía de acción de gracias por los 200 años de la fundación de Valera; esta fecha tiene como referencia la creación de la parroquia San Juan Bautista en la pequeña población que para comienzos del siglo XIX pertenecía eclesiásticamente a Escuque.
Monseñor José Luis Azuaje, Arzobispo de Maracaibo y Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, hijo de esta ciudad llamada de las Siete Colinas, tuvo a su cargo la presidencia litúrgica y la homilía. El prelado fue acompañado en el altar por un considerable número de sacerdotes y diáconos, así como por los seminaristas de la diócesis.
La solemne concelebración eucarística, que se celebró a las diez de la mañana, fue propicia para que Monseñor Azuaje hiciera un apremiante llamado a autoridades, instituciones y ciudadanía invitándolos a provechar las potencialidades de la ciudad para responder a los ingentes desafíos que ella presenta actualmente sobre todo en orden al verdadero desarrollo, equidad social y servicios públicos.
La Iglesia ha acompañado el surgimiento y crecimiento de Valera
Uno de los aspectos más destacados de la historia local de la llamada capital comercial del estado Trujillo, resaltó el arzobispo, ha sido la estrecha relación entre esta comunidad de hombres y mujeres con la Iglesia católica. “Es decir, la Iglesia ha acompañado desde el inicio el crecimiento humano, organizacional, institucional y religioso de esta población señaló. Como testimonio de ello Monseñor Azuaje destacó la providencial decisión del obispo de Mérida, Rafael Lazo de La Vega al erigir dicha parroquia en estas latitudes trujillanas y la innegable labor social religiosa y ciudadana de insignes sacerdotes como Mons. José Humberto Contreras, el padre Juan de Dios Andrade, Mons. Eberto Godoy entre muchos otros, aunados a la laboriosa influencia de las congregaciones religiosas que se radicaron en esta localidad.
De la misma manera señaló el Obispo que destacados ciudadanos y notables instituciones han puesto su esfuerzo desde el origen y durante el trascurso del devenir histórico bicentenario para que Valera se fundara, desarrollara y llegara al nivel que hoy ostenta. Por ello Monseñor Azuaje hizo especial referencia a las veinte propuestas del proyecto estratégico para Valera elaborado y presentado por una diversidad de organizaciones de la ciudad.
En su aplaudida exhortación, el arzobispo invitó a que ciudadanos y autoridades vean a su terruño en una actitud de amistad desde y hacia la ciudad; así mismo recomendó no huir sino cultivar las auténticas relaciones humanas en ella. Pero urge crear las condiciones para el buen vivir en Valera porque actualmente estamos sobreviviendo, dijo el prelado. Además, exhortó a tomar en cuenta una de las fortalezas de Valera como es la vitalidad de la sociedad civil expresada en organizaciones e instituciones nacidas y radicadas allí.
“Ante estos 200 años de existencia, sueño con una ciudad más humana, más amigable; donde todo gire alrededor de lo humano, es decir que sus instituciones, su urbanismo, sus organizaciones sociales, económicas, culturales y gubernamentales, estén al servicio de lo humano, del hombre y de la mujer, de la promoción, respeto y cuidado de la dignidad humana, no al servicio de parcialidades políticas o el interés privado” recalcó el arzobispo.
Extensa celebración religiosa
Con la misa solemne del sábado se clausuró un extenso programa religioso que había comenzado el 30 de enero con la llegada de la imagen de Nuestra Señora de la Paz, patrona de la Diócesis, procedente de la catedral de Trujillo. Esta sagrada imagen ha permanecido en el templo matríz San Juan Batista durante el mes de febrero y también ha recorrido algunas iglesias citadinas. Otras comunidades parroquiales se han trasladado hasta el templo San Juan cada día para celebrar una de las misas de la novena. Allí los párrocos y la feligresía, portando la imagen del patrono o patrona de cada parroquia han hecho un significativo gesto de comunión y oración por ciudad.
Una vez más y como uno de los programas representativos, los párrocos valeranos, comunidades parroquiales y movimientos de apostolado seglar han puesto su esfuerzo para que el bicentenario de Valera tuviera una digna celebración, tal y como indicó el padre Walkelys Araujo párroco del templo matriz, llamado cariñosamente la catedral de Valera, quien agradeció de manera muy especial al arzobispo José Luis Aguaje y al clero trujillano su participación y respaldo en las actividades programadas. Prensa Diócesis de Trujillo
Fuente:
Prensa Diócesis de Trujillo