“La memoria evoca. El pasado se transparenta. Entonces todos podemos recordarlos claramente. En membranza de los montes, Bernardo ejerce un fervor escritural dictado por el pasado obediente a su memoria” (1994: 15). Este texto es parte de la presentación de libro, escrito por Federico Ruíz Tirado. Que nos describe desde un escenario general estos micros relatos de Briceño Monzillo.
Membranzas de los montes, son dos lugares de espacios geográficos de Trujillo, uno es Monte Carmelo y el otro monte está ubicado entre Cheregüé, Granados. En el primero de ellos, es una referencia de Trujillo en Italia, que se dio a conocer, en la península itálica por el grano del buen café.
El traslado y asentamiento de ciudadanos italianos, entre ellos uno de los primeros en el siglo XIX fue, Domingo Monzillo, quien partió desde Génova, pasó por Barcelona, Santa Cruz en las Canarias, Curazao, Maracaibo, Puerto de La Dificultad y Monte Carmelo.
Este fue un personaje que al llegar al final del siglo XIX describe la belleza natural del lugar, en donde veía helechos gigantescos, en forma de palmeras, árboles cubiertos de musgos, diversidad de flores, pájaros. Monte Carmelo es un pueblo de Trujillo con muchos italianos.
Para la época, la colonia de italianos era mayoritaria, el pueblo tenía unas doscientas casas conformadas por la calle real y por la calle de atrás. Por las noches las tertulias se hablaban en italiano, para que ellos conservaran su idioma. Llegaban productos italianos, su comunicación se hacía todo lo más con Escuque, Mendoza del Momboy y de ahí a Valera.
Domingo Monzillo, dejó descendencia, en dos matrimonios que ya había enviudado. De ellos, nació Matilde que con el tiempo se transformaría en una hermosa mujer, un símbolo de belleza trujillana. Quien a los treinta años se casaría con Ramón Briceño Araujo; Araujo de la casta tiempo atrás del León de la Cordillera.
Ramón, quien estuvo liderando aquí en Trujillo la rebelión en contra del gobierno en 1947, murió al poco tiempo, dejó tres hijos, José Manuel, Bernardo y Octavio. Desde la muerte de su padre se vinieron a Monte Largo, como ellos lo bautizaron, que comprenden las adyacencias de Cheregüé.
Esta obra nos refleja en pasado, el presente de estos dos lugares pequeños de Trujillo, pero con su propia tradición, sus costumbres, trabajos, creencias, paisajes cercanos, pero con notables diferencias. No pueden faltar sus presentimientos, presagios, sus motivaciones imaginarias y porqué no, sus mitos que son sus personajes.
Bibliografía: BRICEÑO MONZILLO, Bernardo. Membranza de Los Montes. Ediciones Camelucha. Mérida. 1994.