Bucarest, 27 jun (EFE).- A simple vista, el Estadio Nacional de Bucarest es un gran campo de fútbol europeo como cualquier otro, pero el lugar en que se disputará el Francia-Suiza del lunes tiene una curiosa historia marcada por el célebre dictador comunista rumano, Nicolae Ceausescu.
El Estadio Nacional de Bucarest se erige en los terrenos de lo que un día se llamó, en honor al día de 1944 en que Rumanía se pasó al bando aliado en la II Guerra Mundial, «Complejo Deportivo 23 de Agosto».
EL FESTIVAL DE LA JUVENTUD
Construido en un tiempo de récord de 6 meses en 1953, el recinto se inauguró con motivo del Festival de la Juventud y los Estudiantes de ese mismo año.
Decenas de miles de jóvenes de más de un centenar de países, muchos más que los aficionados que han viajado a Bucarest en esta Eurocopa extraña por la pandemia, participaron en aquella exaltación politizada del internacionalismo y la amistad de los pueblos.
Los actos centrales de aquellos fastos, que incluían una especie de Olimpiadas en las que siempre ganaba la URSS, se celebraron en el Estadio 23 de Agosto, construido para la ocasión en el mismo lugar donde Mbappé y los demás bleus buscarán el paso a cuartos ante Suiza.
Con capacidad para 80.000 espectadores, el antiguo 23 de Agosto pasó a ser, desde finales de los 1970, escenario habitual de las coreografías masivas que el dictador comunista, Nicolae Ceausescu, había importado de Corea del Norte.
DESFILES NORCOREANOS PARA CEAUSESCU
Hasta que el pueblo enfurecido tumbara al régimen en la revolución de 1989, decenas de miles de niños y jóvenes rumanos desfilaron con obligado entusiasmo en honor al dictador y su esposa, que veían desde la tribuna los mosaicos humanos que se formaban para ellos sobre el césped.
Construido en el estilo estalinista de los campos soviéticos, según el modelo del viejo estadio Kirov de Leningrado, el antiguo 23 de Agosto cambió de nombre y de usos tras el fusilamiento de Ceausescu en la revolución de la Navidad de 1989.
LA CORONACIÓN DE MICHAEL JACKSON
En 1992 se coronó sobre ese mismo césped un nuevo rey: decenas de miles de jóvenes rumanos, que habían crecido con dos horas de tele al día en los que solo salían los Ceausescu, tuvieron la experiencia de sus vidas en el primer concierto de Michael Jackson en Bucarest.
Tal fue el fervor en el campo que el Rey del Pop sacó años después a la venta la grabación del concierto, en un DVD, Live in Bucharest: The Dangerous Tour, del que se vendieron millones de copias.
Rebautizado en 1998 como Lia Manoliu, en honor a la legendaria lanzadora de disco rumana, el estadio acogió los partidos de la selección, los derbis bucarestinos y las finales de Copa hasta su demolición en 2008.
Sobre sus ruinas se construyó el nuevo Estadio Nacional, conocido como «National Arena» en Rumanía.
Allí ganó el Atlético de Madrid su primera Liga Europa en 2012, con un 3-0 inolvidable para los colchoneros contra otro Athletic, el de Bilbao.
Casi una década después, el coliseo bucarestino vuelve a atraer la atención de todo el fútbol europeo con estos cuartos de final entre Francia y Suiza.
Marcel Gascón