La hiperinflación arropa a vivos y a muertos en Venezuela, pues las familias no pueden costear con un sueldo mínimo integral ni la cuarta parte de lo que cuesta un servicio fúnebre en Valera, sin contar la fosa y los gastos alternos que se generan en estas circunstancias
Ángela Fajardo/ECS
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La muerte, a veces inesperada y otras veces predecible, es uno de los momentos más difíciles para muchas familias. Las personas en Valera, y en otros lados de Venezuela, deben aunarle a este dolor la dificultad de costear los servicios funerarios para despedir al fallecido.
Una investigación realizada en distintas funerarias de Valera arrojó que se necesitan al menos 20 sueldos mínimos -65 mil bolívares (Bs.) sueldo mínimo integral- para pagar los servicios que ofrecen estas empresas. Los más básicos oscilan entre 1.300.000 y 1.800.000 Bs.
Los servicios más sencillos de las funerarias ofrecen el ataúd, la capilla velatoria por 24 horas, cafetería, mobiliario para el novenario, la preparación y el traslado del cuerpo, de la morgue al velorio y posteriormente al cementerio, según explicó María Hellena Rojo, empleada de una empresa fúnebre.
El servicio varía en algunas empresas, hay quienes ofrecen sopa y un arreglo floral, pero el costo es más elevado, en ocasiones supera los dos millones de bolívares.
Cinco de siete empresas visitadas mantienen el precio del servicio cuando es a domicilio, en las otras el coste es más económico de acuerdo a la ubicación y el mobiliario que desee alquilar la familia.
Llorando y vistiendo al muerto
“Al contado” y “Chin, chin” son los sistemas de pagos más frecuentes en las empresas fúnebres de la ciudad, según informaron los trabajadores. Pocas, trabajan con pólizas de seguros y algunas suspendieron los pagos a largo plazo.
Algunas pólizas solo cubren la mitad del servicio de las personas de tercera edad, y en su mayoría comienzan a funcionar después de los noventa días hábiles de contratación del servicio, es una de las opciones más viables para combatir la inflación y estar preparados ante estas situaciones. Las mensualidades de las pólizas varían entre 5 y 25 mil bolívares mensuales.
4 millones de bolívares cuesta el servicio más oneroso en algunas empresas, en otras alcanza los 6 millones, es decir al menos 40 o 50 sueldos mínimos integrales, equivalentes a más de un año de trabajo en Venezuela.
¿Cómo hace un venezolano para pagar esos montos? Es una de las dudas más frecuentes en las personas que conocen de las altas sumas. María Hellena Rojo afirmó que las familias han pagado el servicio en dólares, euros, pesos, y en ocasiones, dejan algunas de sus pertenencias empeñadas, todo por despedir a su ser querido del mundo terrenal. “La gente del exterior ayuda mucho”, afirmaron todos los trabajadores de las funerarias entrevistados, pues es la única forma de que alguien en Venezuela pague las sumas mencionadas, añadieron.
“Antes con un sueldo mínimo pagabas la fosa, el servicio y te quedaba dinero pal` novenario” expresó Juan Herrera, quien tiene más de 6 años en el oficio fúnebre.
La hiperinflación, a juicio de la economista Kaissa Piña, es el fenómeno que produce el aumento de precios en tan corto tiempo. Es decir, los servicios pueden seguir en aumento, razón por la cual algunas funerarias no emplean sistemas de pago a largo plazo.
Alternativas
El duelo que atraviesan las personas y el poco tiempo para despedir al fallecido, son factores que juegan en contra al momento de escoger el servicio más accesible para el bolsillo del valerano.
Para ahorrar la gente desea adquirir solo la urna, pero escasas funerarias en la ciudad de las Siete Colinas acceden a esta petición. Según explicó Herrera, los precios variaban anteriormente por los distintos servicios que ofrecían, incluían en ocasiones desayuno, almuerzo y cena. Actualmente los precios se definen por el tipo de urna. Las opciones son metal, madera y cartón piedra.
Los ataúdes metalizados superan el millón de bolívares, las urnas en madera y cartón piedra oscilan entre los 700 y 900 mil.
Hay familias que optan por adquirir las cosas por separado, pero la opción resulta igual o más costosa que cualquiera de los productos mencionados. Los arreglos florales están alrededor de 50 mil, las coronas a partir de 80 y 100 mil, el alquiler de sillas y mueblería en las agencias superan los 70 mil y los traslados fluctúan entre 80 y 100 mil bolívares.
El carpintero Gerardo Artigas explicó por qué los precios de los ataúdes son tan elevados. “Un galón de tiner cuesta unos 95 mil, un cuarto de cola 60 y un kilo de clavos 60, las tablas de madera pueden costar hasta 80 mil y el vidrio 40 mil bolívares” acotó.
Las urnas más accesibles y comerciales en Valera están hechas de cartón piedra, según Artigas, este material se daña muy rápido y tiende, en ocasiones, a desarmarse.
¡Sin contar la fosa!
Además de la urna, los gastos del velorio, la preparación y el traslado, las familias hacen de “tripas corazón” para pagar las fosas y el trabajo del albañil que las apertura. En un conocido cementerio privado de la ciudad el valor de una fosa ronda los 7 millones, sin contar los gastos de apertura, que oscilan entre los 2 y 3 millones y las lápidas superan el millón de bolívares.
En los cementerios municipales los precios varían entre 200, 300 y 400 mil bolívares, más el pago del albañil, que ronda los 200 mil. La oficina de Coordinación de Cementerio, de la Alcaldía del municipio, brinda apoyo a las familias de bajos recursos que no pueden costear las elevadas sumas, en ocasiones donan las urnas, que es el producto más costoso. Mientras que las funerarias apoyan con el traslado.
Los precios siguen en aumento, las comodidades de pagos son menos accesibles, pero las personas siguen muriendo, los ciudadanos ante esta realidad deben ingeniárselas y ahondar en nuevas alternativas.
El servicio de cremación es la opción más accesible al bolsillo de las personas, entre 600 y 700 mil bolívares, pero se le atañen nuevos costos, pues esta modalidad no está disponible en el estado Trujillo, las opciones más cercanas son en los estados Lara y Zulia.
Buenas noticias
Se conoció de la próxima inauguración de un nuevo cementerio en el estado que incluirá el servicio de cremación, auspiciado por una empresa regional.