A Beatriz Briceño Picón
Recientemente, un grupo de organizaciones que hacen vida cultural en Trujillo conmemoraron los 125 años del natalicio de don Mario Briceño Iragorry. En el auditorio “Jacobo Sénior” del Sadet (Sociedad Anticancerosa), se trató parte de la obra de este prolífico escritor. De esta Venezuela que se debate “entre la triste agonía de caerse o la alegría de levantarse”. Esta frase es una interpretación de Gabriela Mistral, adaptada a nuestro vivir.
Ese día 14 de septiembre pasamos momentos agradables recordando la obra de don Mario, fueron diversos los temas de los siete ponentes del foro, al igual que el acto de Trujillo el día 15, en la Catedral Nuestra Señora de La Paz, como el de la biblioteca que lleva su nombre, y que contó con la participación de tres jóvenes ponentes muy bien argumentados en el pensamiento de este insigne hombre de las letras venezolanas.
Me llamó poderosamente la atención la insistencia en tres grandes personajes de nuestra historia venezolana: Alonso Andrea de Ledesma, Antonio Fernández de León y José Francisco Heredia. Son tres personas de dos tiempos distintos, consagrados en tres libros de don Mario, el primero con el título “El caballo de Ledesma” publicado en el año de 1942, luego el libro “Casa de León y su tiempo” 1946, Premio Municipal de Literatura (Caracas) y en 1947 “El regente Heredia o la piedad heroica”, que fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura.
Son personajes a tiempo lejanos. Alonso Andrea de Ledesma es un personaje nacido en la villa de Ledesma en España en el año 1537, fue un explorador, conquistador, poblador y defensor de su creación, que fueron los pueblos. Un actor fundacional de algunos pueblos venezolanos entre ellos Trujillo, acompañando a Diego García de Paredes, quien partió desde El Tocuyo a emprender el camino de fundar un Trujillo del otro mundo, inspirado en el Trujillo extremeño.
“El Caballo de Ledesma”, como lo glorificó don Mario, fue un personaje de la colonia del siglo XVI, que también fue cofundador de Caracas acompañando a Diego Lozada y su compañía. Al transcurrir el tiempo, la joven ciudad al cumplir unos 28 años, tuvo un intento de saqueo o invasión por parte de la piratería inglesa de la época, pues generó mucho pánico a los pobladores y abandonaron la villa. Menos el anciano Ledesma, que se armó y salió a defender su creación, al poco tiempo cayó abatido, los ingleses al quitarle la máscara se dieron cuenta que habían asesinado a un anciano, al ver ese hecho desistieron de ejecutar la invasión y apoderarse del territorio.
De ahí la titularidad del “Quijote venezolano”.
En la Historia de la Provincia de Venezuela de José Oviedo y Baños, podemos apreciar la obra fundacional de este hombre en la construcción de la nación. Incluso, el propio Briceño Iragorry en su libro “Patria arriba”, hace un buen reconocimientos sobre estos hombres fundadores de patria, que nacidos en España se quedaron aquí y murieron en nuestra formación, de ahí su reconocimiento de la hispanidad. Briceño Iragorry con la gran prosa lo inmortaliza.
Del proceso de la independencia salen muchos actores que estuvieron luchando y participando en un hecho de ruptura muy fuerte, en donde el destino era incierto entre la monarquía y la república, fueron años difíciles, se decidieron con la guerra.
Antonio Fernández de León, mejor conocido como el Marqués de Casa León, nació en la provincia de Badajoz en España en 1750. Llegó a la Capitanía General de Venezuela siendo un jovenzuelo con su familia. Se licenció en Derecho en 1777, de su arduo trabajo en el cacao, en cueros, añil y otros rubros porque la tierra de esta patria da para todo como demuestra el propio Briceño Iragorry en su libro “Alegría de la tierra”; Fernández de León se transformó en uno de los grandes terratenientes de los Valles de Aragua, amasando inmensas fortunas.
También le gustaba la política, pero en esta complicada actividad sus posiciones fueron muy ambiguas. Siempre vio la política como una oportunidad para aumentar sus riquezas. Por sus condiciones económicas e intelectuales, fue un hombre que era parte de la toma de decisiones de gobierno y más él que era un español peninsular, que podía ejercer cargos públicos como lo hizo.
Cuando se dieron los pronunciamientos de Gual y España y los de Miranda en 1806, estuvo en contra. Con los movimientos de los mantuanos en 1808 estuvo a favor, fue preso a Sevilla -España. Cuando regresó, ya estaba el establecimiento de la República, se ganó la amistad con Miranda.
A la caída de esta república se cuadró con Monteverde, luego el triunfo de Bolívar de nuevo republicado, se ganó su confianza. En la otra caída se acercó a Boves, hombre de confianza, fue Intendente del Ejército y Real Hacienda y frente a este ambiente de guerra su fortuna aumentaba. Pero como en la política dos más dos no son cuatro, ¿Quién iba a pensar que Bolívar volvería con mucha fuerza y en definitiva restablecería la república hasta nuestros días?.
La tragedia para el Marqués de Casa de León, así como la república fue definitiva. La caída para Antonio Fernández fue definitiva al igual que la quiebra económica y de paso la salida definitiva de su país. Briceño Iragorry con su prosa escribe una obra que se puede considerar como preciosista llena, de emoción, incertidumbre y nostalgia al final, pero justa.
José Francisco Heredia, otro personaje de la independencia, nacido en Santo Domingo, en 1966. Abogado y político, se vino para Venezuela a ser Oídor de la Real Audiencia de Caracas cuando se separó de la de Santo Domingo. Llegó a ser juez, estaba claro y profesaba que americanos y peninsulares todos, eran españoles, era un hombre de equilibrio y apegado a preceptos de la justicia.
Cuando la situación se puso crítica en el proceso de la independencia, en donde existieron dos formas de gobierno, uno monárquico y otro republicano, a él le tocó ser juez de España, que tuvo que administrar justicia en un clima muy complicado sobre todo cuando lo tenía que hacer con los republicanos. Por un tiempo, la Real Audiencia se instaló en Valencia, dirigido desde Coro tuvo que enfrentar a Monteverde, capitán y gobernador de la Capitanía, quien quería que se aplicara venganza en vez de justicia; Heredia se inclinó por lo justo.
Inés Quintero, historiadora de la independencia, reconoce la labor justa de este juez, como también hace referencia a la traición del Marqués de León. Don Mario escribe un ensayo difícil por el contexto histórico y la época, profundiza hacia adentro como en el ambiente exterior, además, estudia una concepción de justicia universal para varios tiempos y no es fácil, pero lo logró.
Briceño Iragorry es nuestro historiador actual de profunda visión, es un historiador de la dialéctica, de la interpretación, de la historia viva, de la imaginaria y de la creación propia de una historia para generar pensamiento libre desde el texto, blindada de valores. Para inspirarnos en los grandes momentos de nuestra memoria y para rechazar los desaciertos de nuestras vivencias.
Hoy le recordamos con estos tres personajes: Alonso, Antonio y José Francisco, reseñados en tres clásicos de nuestro patrimonio cultural, a los 125 años de su natalicio.