El presidente Nicolás Maduro congeló este miércoles el diálogo que mantiene con la oposición para resolver la grave crisis de Venezuela, en rechazo al bloqueo económico impuesto por Estados Unidos para sacarlo del poder.
Maduro canceló el viaje de su delegación a Barbados, donde este jueves y viernes se llevaría a cabo la cuarta ronda de conversaciones con la mediación de Noruega.
La decisión del mandatario socialista se produjo luego de que el lunes el gobierno de Donald Trump congelara los activos venezolanos en Estados Unidos, la última de una descarga de medidas punitivas contra Maduro, que incluyen un embargo petrolero desde abril.
«He propuesto que se establezca una agenda permanente de diálogo, pero esta semana el imperialismo norteamericano se volvió loco y metió una puñalada trapera al alma de Venezuela (…) y ellos [la oposición] salieron a hacer fiesta, a aplaudir», declaró telefónicamente Maduro a la televisora estatal VTV, remarcando que en esas condiciones no se puede negociar.
Washington encabeza la presión internacional para propiciar la salida de Maduro y el apoyo al opositor Juan Guaidó, jefe del Parlamento a quien reconoce como gobernante encargado del país petrolero junto con medio centenar de naciones.
Pese a considerar que las sanciones fueron una «patada a la mesa» de negociaciones, el gobierno chavista insistió en que no se levantaría de la mesa.
«Venezuela se dispone a revisar los mecanismos de este proceso a fin de que su continuación sea efectiva y armónica con los intereses de nuestro pueblo», indicó un comunicado.
La delegación de la oposición, que ya está en Barbados, exige elecciones, pero Maduro lo descarta y planteaba un acuerdo de «convivencia democrática» y el levantamiento de sanciones.