Si llevamos secuencia de la decadente realidad política venezolana, principalmente de lo que teje y enreda la búsqueda de salida a la pesadilla que vivimos —de las maniobras que ejecuta la Oposición ante los desafueros del oficialismo—,
aún podemos mantener el control de nuestra impotencia, porque ya sabemos a qué estamos enfrentados.
El gobierno cuestionado asumió la obligación de comparecer ante el diálogo —al banquillo de los acusados—, del que la Oposición misma se siente escéptica conociendo la reacción de quienes no pueden negar su perjudicial fracaso al frente de un país que colocó en sus manos riquezas y poder político, como nunca antes, para desarrollar instituciones, economía y democracia, en beneficio del bienestar y felicidad venezolanos.
Comparecer al diálogo, frente al mundo, produce al oficialismo terrible inseguridad. Y en su intento por zafarse de sus propias contradicciones, persiste en lanzar propuestas absolutamente inoportunas y amenazantes, con las que provoca y trata de confundir e intimidar a los factores que están ejerciendo presión para devolver a Venezuela a sus fueros democráticos.
El oficialismo —con sus representantes sesionando en Ciudad de México— no deja de irrespetar el diálogo, opinando en paralelo contra el espíritu mismo de la ‘negociación’. Luego de la segunda ronda, ha lanzado una bocanada de humo a la cara —no de la Oposición— del Reino de Noruega facilitador del diálogo, al anunciarle la decisión —provocación— de incorporar al detenido Alex Saab a la ‘negociación’; igual a Países Bajos, Canadá y al mundo demócrata que observa estupefacto.
En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso habilitó el trampolín que hizo posible la acrobacia oficialista venezolana, advirtiendo que «Estados Unidos utiliza la extradición de Alex Saab como ‘palanca de presión’ adicional». Arguyendo además: «… Washington está, de hecho, tratando de utilizar a Alex Saab como palanca de presión adicional sobre el Gobierno venezolano. Vemos esto como una amenaza seria a los esfuerzos de las partes…».
El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Zhao Lijian, ‘reivindicó’ claramente a Sabb: «Estados Unidos ha desempeñado un papel vergonzoso en la cuestión de Venezuela. Ha abusado constantemente de las maniobras políticas y judiciales, incluyendo las sanciones y las extradiciones con el fin de inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela», expresó. Y además culpó a EEUU de «afectar los intercambios regulares de personal internacional», aceptando a Saab como ‘diplomático humanitario’. Entonces, los mandatarios de estos dos imperios, Xi Jinping y Vladímir Putin, deberán aclarar si son sus apetencias geopolíticas —de dominación extracontinental— o simplemente que también quieren cerrarle el pico a Alex Saab porque podría comprometerlos en otros ‘asuntos’ que deben permanecer ocultos.
En relación a las elecciones —que para muchos es el salvavidas de Venezuela— cinco partidos ratificaron que no acudirán a las elecciones de noviembre: Vente Venezuela, Causa R, Proyecto Venezuela, Alianza Bravo Pueblo y Gente Emergente. Han declarado que es una «farsa electoral» el proceso comicial previsto para finales de este año.
Exponen que «La verdadera unidad de los venezolanos está contra el régimen. Ir con él a elecciones, sin garantías, sin condiciones, es un suicidio político… ; no pactar, no entregarse, no ceder», expresó Luis Barragán, coordinador de Vente Venezuela en Miranda.
El presidente colombiano Iván Duque, considera que para solucionar la situación venezolana debe haber rápidamente una elección presidencial «transparente, segura, con una detallada supervisión internacional y que permita el reverdecer de la democracia y el fin de la dictadura en Venezuela».
El presidente de México, López Obrador, le dio espacio al cuestionado para que participara en la VI cumbre de la Celac, —pese a la animadversión— para que ‘exhibiera’ sus consejas sobre economía latinoamericana y caribeña; y promoviera debates sobre democracia, libertades y revolución; desafió a debatir a los presidentes La Calle Pou, Uruguay, y Abdo Benítez, Paraguay. ¿?