El título dado a las palabras que hoy debo pronunciar por encargo y deferencia del Concejo Municipal del Municipio Boconó pueden parecer algo ambiciosas. La intención es exponer una serie de líneas básicas que promuevan disposición para ser ampliadas por el colectivo, con propuesta en principio, de dos líneas de investigación: lo socio-cultural y lo ambiental. Sin pretensiones de ser exhaustivos, todos podremos acopiar y transmitir información complementaria a cada uno de los puntos que en esta exposición se esbozan: la Oficina de Cronista estará abierta para recibir, enriquecer, redefinir cualquiera de los conceptos que aquí se expresan y darlos a conocer progresivamente. Se invita a las universidades, a las escuelas y todos los grupos organizados que hacen vida activa en este Municipio a considerar y complementar esta idea.
A propósito de la celebración del 453º Aniversario de la Ciudad, debo referir lo siguiente: ante la ausencia de documentos que certificaran hechos vinculados al nacimiento de Boconó, el año 1951 el Pbro. Nicolás Espinosa, Párroco de San Alejo y Director del periódico El Terruño, estableció contacto con el respetado investigador Hermano Nectario María, y le encomendó el estudio de esta materia en el Archivo General de Indias, en Sevilla, España. Esta personalidad actuó con diligencia varios meses y logró esclarecer referencias documentales confiables que otorgaban a nuestra ciudad un honroso punto de partida.
Conociendo estas gestiones, la comunidad las respaldó ampliamente, y se constituyó la Junta Organizadora del Cuatricentenario de Boconó que en el lapso de año y medio, pudo programar el 30 de mayo de 1963 un evento de alta resonancia al que se unieron boconeses radicados en todo el país, que desde entonces, las sucesivas Municipalidades han procurado realzar dignamente. He aquí los hechos resumidos que contiene el libro Orígenes de Boconó, del Hermano Nectario María:
Avanzada la conquista de América por el imperio español, en 1548 y desde El Tocuyo, Juan de Villegas al tener conocimiento de tierras de los Cuycas, envió una expedición al mando del Capitán Diego Ruiz de Vallejo con la misión de explorar y ubicar oro, supuestamente observado en las riberas del río Burate. En 1560 Diego García de Paredes, resolvió de acuerdo con las autoridades respectivas, mudar a esta comarca la ciudad de Trujillo con el nombre de Trujillo de Salamanca: (…) trasplantó la ciudad a las cabeceras de uno de los valles que corren a las cabeceras del río Boconó por parecerle estaba en el centro de los Cuicas y por esta razón más cómodo para pacificarlos (…).Por supuesto presumimos que no habría ciudad como tal a no ser rancherías, alguna sencilla edificación para guardar libros y documentos, aposentos para los conquistadores y eventuales caballerizas. En el ínterin, se ocuparon y distribuyeron las tierras usurpadas a los indios, a quienes se les aventó a las zonas altas reservándose los invasores los valles. Una de estas encomiendas se otorgó a Juan de Segovia. A tres años de su instalación, discordias entre los encomenderos promovieron un nuevo traslado de la ciudad a orillas del río Motatán.
Sucedió entonces que cumplido el hecho del traslado, los encomenderos que allí apacentaban ganados y labraban la tierra, se opusieron a esta decisión, y decidieron permanecer en el lugar. Uno de ellos, Juan de Segovia, encabezó la disidencia, y declaró su voluntad de permanecer allí. Posteriormente, su viuda Doña Ana Ruiz de Segovia otorgó los terrenos a ellos encomendados para la edificación de la ciudad. Su hijo Pedro Segovia erigió en ellos una ermita bajo la advocación de San Alejo, quien, desde entonces, ha sido considerado el Patrono de la Ciudad. De conformidad con estos antecedentes el 30 de mayo de 1563 es considerado el punto de arranque de la ciudad como conglomerado urbano y sujeto a leyes específicas.
La Etnia Cuyca
Se extendía para la época de la llegada de los españoles, más allá del territorio que hoy ocupa el Estado Trujillo. Tres centros concentraban núcleos humanos de significación: Boconó, Carache y Escuque. Los primeros cronistas atribuyen a los Cuycas ser gente mansa, doméstica, pacífica, apacible, suelta y para mucho trabajo. En lengua chibcha Cuyca significa tierra, patria, región. Las comunidades Cuycas trabajaban parcelas ubicadas en valles y mesetas con herramientas rudimentarias (coa, hachuelas de piedra). Sus viviendas -de piedra, barro y paja- estaban construidas junto a la labranza. Canalizaban las aguas a través de acequias para irrigar los cultivos; construían andenes o catafós para prevenir la erosión; sostenían las pendientes con muros de piedra; usaban barreras vivas de cocuiza para alinderar los sembradíos; excavaban depósitos subterráneos o mintoyes para conservar los cereales y/o enterrar a sus muertos, y diseñaban estanques o quimpúes para almacenar agua en previsión de épocas de sequía. Conocían las técnicas del conuco, de la broza y del barbecho.
Se comunicaban entre sí y con otras etnias a través de caminos por las cumbres, tarabitas para cruzar los ríos, mensajeros portadores de cuerdas anudadas en haz o ramal cuyo significado solamente conocían los mohanes. Comerciaban figuras aladas talladas en piedra, placas de nefrita, pectorales de hueso, caracol, ágata, jade o serpentina usados como ornamentos (pendientes, cuentas, amuletos). Tejían mantas, hamacas y mantellinas de algodón; trenzaban con fibras vegetales objetos utilitarios: petacas, cataures, petates, y con arcilla moldeaban imbaques, pimpinas, chirguas.
Honraron a un creador universal: Shuta. Shut Turaronoy, Shut Sihutuma fueron algunas de sus representaciones. Los astros, el arcoiris, la lluvia, las corrientes de agua, los bosques, las grutas o Santuarios, las Culebras, los Murciélagos, las Ranas, fueron objetos de dignificación y respeto. Practicaban rituales mágico-religiosos para propiciar la llegada de la lluvia, el acuerdo amistoso, la prodigalidad de la cosecha o repeler un maleficio. Para honrar a sus dioses de la fertilidad, de la luz y de la noche ofrendaban ovillos de hilo y cuentas de hueso llamadas quiteros.
Amaban y protegían a los ancianos. Reverenciaban a aquellos especialmente dotados para el conocimiento y la ciencia espiritual. Conocían el valor y utilidad de hierbas para curar enfermedades, aderezar alimentos y prevenir malas influencias. Difundían mitos, leyendas y cantigas a través de danzas, rituales mágicos y representaciones teatrales, en las cuales utilizaban máscaras de pieles de animales y el caracol (guarura o botuto), instrumento aerófano ancestral nominado huanapaya por los incas.
Aun cuando había variaciones dialécticas, en la Relación Geográfica de Trujillo (Anónimo: 1576) se advierte: “la lengua es toda una y se entienden”. El haber sólo una lengua en la provincia favoreció la relación interétnica con sus vecinos, los Timotes o Mucu-Chamas y los que habitaban territorios que hoy ocupan los Estados Mérida y Táchira.
Estudiosos señalan basados en motivos lingüísticos, antropométricos y ornamentales, que los Cuycas representaban un lazo, roto para la época de la conquista, entre las tribus del centro de Venezuela y las naciones más avanzadas, como los Chibchas o Muiscas, Toltecas, Mayas y Quechuas. Todo este estudio está aún por complementarse y actualizarse.
Los Cuycas asistieron a la pérdida progresiva de su cultura decantada a través de los años. Lucharon con herramientas rudimentarias. Fueron vencidos. Su sacrificio, su heroísmo, sus luchas y sus penalidades quedaron confinados en viejos infolios. Se olvidó la lengua, perdieron sus nombres naturales, se destruyeron las piezas del arte y la plegaria, se desecharon las técnicas agrícolas y se introdujo el monocultivo, se alteró la distribución de la propiedad de la tierra. Se prohibió el sistema colectivo del trabajo. Los grupos familiares fueron desmembrados.
Gradualmente se fue gestando, con escasas y honrosas excepciones, la vergüenza del pasado. No se volvieron a mencionar los nombres de los Taitas. El propósito aparente era asimilar al indígena a devociones, hábitos y técnicas del opresor. El menosprecio de sus señales culturales se fue introyectando en toda la sociedad “el indio derrama el caldo”, “indio tenía que ser”, “Hijo e`chuta…!”, términos despectivos para descalificar y humillar al indígena sobreviviente. Los santuarios fueron saqueados, las piezas artísticas destinadas al culto o al menester cuotidiano fueron extraídas, negociadas, adquiridas por científicos y ubicadas en salas en museos del mundo (Estados Unidos, Alemania, Italia).
En Boconó se tiene un espacio destinado a ser asiento del Museo de la Nación Cuyca. Corresponde a estudiosos y especialistas trujillanos, rastrear noticias en los documentos manuscritos de la época, asumir la acción y presencia del indígena primigenio como orgulloso timbre de nobleza, y sembrarlas en la conciencia de la juventud. Si formáramos a niños y jóvenes en el conocimiento y respeto del pasado, si lográramos hacer entender a los gobiernos de turno y a las comunidades en general cuanto significan esos vestigios venerables, si se generara en el Estado Trujillo y los Andes Venezolanos un movimiento universitario que validara y enalteciera esas muestras, pudiéramos solicitar a los museos mencionados la restitución de las piezas… y en nuestra imaginación más aventurada presumir que habría caravanas de personas de todas las edades en visita respetuosa a estas reliquias, y podríamos, tal vez, reavivar el orgullo de lo nuestro. Se mantienen evidencias culturales en melodías e instrumentos, en la toponimia que identifica poblados y accidentes geográficos. En las prácticas colectivistas de la mano vuelta, el convite y la cayapa. En hidrónimos y antropónimos que perviven. En fórmulas para tratar maleficios y dolencias, en giros idiomáticos ajenos a la lengua castellana, en posturas y rituales ante fenómenos de la naturaleza y, sobre todo, en rasgos típicos de la personalidad del trujillano, que lo identifican con la bondad, la reciedumbre, la solidaridad, el trabajo, la creatividad artística, la modestia, la parquedad en el gesto y la palabra.
El nombre Cuyca, sigue viviendo en esos valores, en las tonadas cadenciosas y nostálgicas de las canturías andinas, su huella se advierte en las mixturas y colores que imprimen radiante luminosidad a las artes y artesanías populares. La variedad de los secretos aplicados en las cotidianas faenas de la siembra y la cosecha, son vertientes que siguen fluyendo. No se han perdido. Es imperioso rescatar ese bagaje cultural que se resiste a desaparecer. Hay una fuerza soterrada en esos hombres y mujeres que habitan los campos de Trujillo y a quienes alimenta de modo subyacente la llama de la libertad, por la cual su cultura resiste y sobrevive.
Boconó a partir del sincretismo cultural y étnico. Evolución geopolítica
Iniciado el período de conquista y aventadas las familias indígenas a las cumbres montañosas, surgieron los minifundios convertidos gracias al esfuerzo y voluntad de trabajo de quienes los habitaban en conucos pródigos en variados frutos. Junto a ellos y en los valles, los encomenderos españoles cultivaron la caña de azúcar, el maíz, el trigo y se dedicaron a la ganadería. Bajo la conducción de sus experimentados dueños y obreros surgieron los trapiches y la producción de panela.
Durante esos años iniciales, nuestra ciudad fue avanzando en una serie de cambios que conllevó, en 1620, a las autoridades eclesiásticas y civiles a la creación de la Parroquia de San Alejo y del Pueblo de Indios, respectivamente. Esos siglos que abarcan alrededor de 250 años del período colonial, son casi desconocidos, salvo algunos hechos recogidos en crónicas, relaciones e informes de visitas pastorales y civiles. Sin mucho ruido, y con las circunstancias propias presentes en la mentalidad de esa época, nuestra región fue progresivamente desarrollándose. En el área de influencia de Boconó, destacaron tres poblados considerados, junto a nuestra ciudad, como los de más vieja data, a saber San Bernabé de Niquitao, San José de Tostós y San Miguel Arcángel de Burucay, todos pueblos de indios, según las normas hispánicas, por ser centros de importantes conglomerados de indígenas, injustamente reducidos a encomiendas aledañas a los mismos.
En los anales de nuestra historia, sobresalen algunos hechos puntuales: En el siglo XVII se fortaleció y diversificó la agricultura, y entre finales del siglo XVI y principios del XVII, un esclarecido y culto sacerdote franciscano don Miguel Carrera decidió con ayuda de la población indígena allí residente, reedificar la Iglesia de San Miguel, una de las joyas de la arquitectura colonial venezolana, que hoy día, pese a saqueos y robos, conserva gran parte de su esencia original, siendo declarada Patrimonio Cultural de la Nación y convertida en ejemplo de coordinación y simbiosis entre el arte indígena y el europeo.
En 1777 el Obispo de Venezuela, Mariano Martí visita nuestra Comarca, y hace un pormenorizado inventario y detallada descripción de los bienes de las iglesias y de los aspectos sociales, geográficos y demográficos. La producción agrícola estaba fundamentada en sembradíos de caña de azúcar y maíz, y concluye el Obispo Martí mencionando: Dizen que acá se coge el mejor algodón de toda la Provincia y que no se coge poco.
A principios del siglo XIX, la Guerra de Independencia ocupó todo el panorama político del país y alentó a boconeses a luchar por la libertad, comprometiendo voluntad, tiempo y recursos por la causa. Sobresale entre ellos Miguel Uzcátegui quien, mediante una Proclama del 15 de diciembre de 1811, adhirió a nuestro pueblo a la Declaración de la Independencia del 5 de julio anterior, y estableció el primer cabildo republicano, convirtiéndose en primer Alcalde de la recién declarada Villa de San Alejo de Boconó. Caída la Primera República, fue perseguido, encarcelado, juzgado y exiliado del país, y sus bienes sometidos a despojo en acto público y bochornoso efectuado en estos mismos espacios. Más adelante, no vaciló en enrolarse de nuevo en la causa patriota, y prueba de ello es la honrosa misiva en la que el Libertador le compele a defender la ciudad el mismo día en que firma el Decreto de Guerra a Muerte. A fines de junio de 1813, en el marco de la Campaña Admirable, el ejército libertador al mando de Simón Bolívar y otros próceres, visita nuestra ciudad. El Libertador, pronunció en esta oportunidad la frase transmitida por la memoria colectiva, que llena de orgullo a los pobladores: Boconó es el Jardín de Venezuela. Unos días después, el 2 de julio, se efectuó la batalla de Niquitao, ganada por los patriotas, que determinó el éxito final de la Campaña Admirable.
Culminadas la Guerra de Independencia y la Guerra Federal, y ante sucesivas asonadas de montoneras que asolaban el país, Boconó se convirtió en refugio de paz social y opulencia agrícola. A nuestro terruño llegaron familias de Barinas, Portuguesa, Lara. Se efectuó la primera inmigración europea, sobre todo italianos. Y todo exilado aportaba sus conocimientos y los multiplicaba entre la población residente. Fue una época en la cual el café ocupó el lugar predominante en las exportaciones del país, y Boconó se convirtió en el más pujante productor de café del Estado Trujillo. Un magnífico clima y una población culta y laboriosa lo convertían en un rincón de paz y alegría. Era una ciudad con marcado gusto por las manifestaciones artísticas. En ella había conjuntos musicales de envergadura. Orquestas. Pianos en las casas familiares. En las últimas décadas del siglo 19, un ciudadano boconés el Dr. Pedro José Saavedra, hijo del Gral. Santana Saavedra fue llamado por el Presidente de la República Antonio Guzmán Blanco a ocupar la cartera del Ministerio de Relaciones Exteriores. A tan alta deferencia respondió con prontitud y eficiencia nuestro paisano, y a la vez fue gestor del movimiento Sociedad Recreativa y Progresista quien delineó las calles de la ciudad, el entorno de la Plaza, adquisición de la primera imprenta, siembra de árboles nativos, y se fundó el primer periódico El Progresista.
Boconó se convirtió en el eje cultural de la entidad. Los periódicos de entonces revelan el dinámico contacto entre pobladores de los distintos espacios trujillanos a pesar de que no había carreteras formales ni medios de comunicación que no fuesen el camino de recuas que tramontaba los páramos, y un incipiente correo. La agricultura florecía. Las fincas de pantomar incluían los productos de exportación (café, algodón, trigo, maíz) y las de pancomer (frutos menores: tubérculos y granos). Igualmente las pequeñas industrias y múltiples oficios habilitaban a los residentes para enfrentar cualquier emergencia que se presentara. En pleno siglo XIX, la denominación político administrativa de Boconó cambió según las reglas de juego de cada gobierno nacional. Fue cantón en 1841, departamento en 1864 y distrito desde 1884.
Boconó llegó a ser considerado el granero de los andes. El año de 1910 quien entonces fuera cura párroco de esta localidad Padre Juan de Dios Trejo, rindió ante el Obispo de la Diócesis de entonces, un informe que describe la opulencia de nuestros campos: 15 mil sacos de café, de 5 a 7 mil fanegas (la fanega 43.25 Kg) de maíz, 5 mil quintales de arvejas, mil quintales de caraotas, 80 mil quintales de garbanzos, 8 mil quintales de plátanos, primer productor de trigo: diez mil quintales, 34 mil cargas (la carga eran 2 quintales) de panela , 85.706 plantas de henequén con las cuales se elaboraban 60 mil sacos de fique… Y puntualiza: los objetos que se manufacturan, el número de cultivadores y el de pequeños telares es de tal consideración y están diseminados tan extensamente que no es posible fijar con exactitud lo que a cada uno corresponde.
En las décadas iniciales del siglo XX, el Estado Trujillo ocupó el segundo lugar en población residente del país y sobrepasó el de los Estados Mérida y Táchira. A partir del segundo quinquenio del siglo 20, la situación cambió. El café, que era el más preciado producto de exportación nacional, fue desplazado por el petróleo. Ello significó un impacto trascendental en la economía del país. La región centro norte costera se convirtió en el eje promotor y receptor de los recursos derivados del petróleo. La peonada que atendía las fincas y cuya retribución económica era escasa, vibró y respondió masivamente al señuelo de esa región con la atracción de sueldos y salarios más elevados, ofertas de trabajo más auspiciosas y mejoras en la calidad de vida (educación, vivienda, servicios). Nuestros campesinos, que eran a la vez agricultores, carpinteros, albañiles, herreros, panaderos, cuyos padres, agricultores a integridad, les formaron como personas autosuficientes en múltiples oficios no dudaron en agarrar sus bártulos y salir en estampida. Dejaban atrás la medianería, el ínfimo salario, la escasez de servicios, el desproporcionado status socioeconómico representado en fincas de pantomar y pancomer, pagos a destajo, medianería, hipotecas, y por si fuera poco, problemática de la salud afectada por crueles enfermedades y exponente de tragedias individuales como el bocio, la tuberculosis, la lepra, el alto índice de mortalidad infantil, la ausencia de espacios asistenciales. Por supuesto, desolados los campos, los grandes propietarios igualmente se vieron en la necesidad de vender sus fincas y emigraron también: se llevaron consigo a sus familias completas. Vendieron las casas del pueblo y del campo; algunos de ellos no volvieron a mirar atrás.
Fue la época de la diáspora, del éxodo, de la migración de miles de coterráneos, etapa dura que vivió el Municipio y cuyas consecuencias vivimos y padecimos quienes nos quedamos aquí. Quienes, amantes de esta tierra, cobijada por un cielo azul y escoltada por poderosas montañas, decidimos recomenzar y extraer del momento inevitable, la fuerza telúrica que nos permitiera seguir adelante con ahínco, empuje y alegría.
A partir de la década de 1950, se construyó la carretera Boconó Flor de Patria, el Grupo Escolar Máximo Saavedra, el Stadium que lleva el nombre del profesor José Antonio Maldonado, insigne educador y deportista y se ejecutó con éxito la celebración del Cuatricentenario de Boconó que dio motivo, a su vez, para la construcción de diversas obras de infraestructura como la Av. Cuatricentenario, el Aeropuerto Rómulo Gallegos, el Acueducto y la vía hacia Las Lomas, la Escuela Granja Dr. Eusebio Baptista, la apertura de vía carretera al Guaramacal, la sede actual del Liceo Juan Bautista Dalla Costa, Casa Hogar San José, el Cuerpo de Bomberos, entre otras que surgieron producto del entusiasmo y empuje de muchos boconeses y recibieron el apoyo de los gobiernos respectivos. Cabe destacar de entre muchos que ya no están con nosotros, dos personajes emblemáticos que dieron lustre al Cuatricentenario, el Pbro. Nicolás Espinoza, cura párroco de San Alejo y coordinador y dinamizador de la Junta Pro celebración, incansable luchador social, y el Dr. José María Baptista Arriaga, quien por su labor de investigación minuciosa de la historia boconesa recogida en artículos y en dos libros, fue nombrado primer cronista oficial de Boconó.
En la década de los 60, en el inicio de la democracia representativa, Boconó, motivado al relieve y geografía accidentada, fue uno de los epicentros de la lucha armada que se desarrolló en esos momentos en contra del incipiente gobierno de Rómulo Betancourt. Los habitantes de zonas rurales se incorporaron de muchas formas, sea por miedo o por convicción a esta lucha, entre cuyos líderes estuvo Fabricio Ojeda, uno de los líderes del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez.
Continuó expandiéndose la ciudad. En la década de los años 70, después de la adquisición de los grandes extensiones de terrenos del Barzalito por parte del Gobierno nacional a la sucesión Clavo Carrillo, se impulsó un desarrollo sobresaliente en estos espacios con la construcción de la nueva sede del Hospital Rafael Rangel, el Parque Recreacional, las avenidas José María Baptista, Rotaria y Rafael María Hernández, el Terminal de Pasajeros, urbanizaciones, que dieron categoría de urbe a Boconó. A partir del actual siglo las entre las obras construidas se cuentan construcción de viviendas, como las Comunas Luis Cabezas y Fabricio Ojeda, remodelación parcial del Hospital Rafael Rangel, prolongación de las calles Vargas y Colón, y construcción del Parque de biosalud y plazoleta Miguel Uzcátegui, la adquisición de dos inmuebles para sede del Registro Civil y vialidad de La Loma Isleta.
Numerosos han sido los elogiosos epítetos expresados por científicos y visitantes que han merecido el entorno ambiental de nuestro Municipio. Valles, colinas, cursos de agua, bosques, fauna, todo ello provisto por la Madre Naturaleza con extrema generosidad. La situación geográfica le brinda igualmente un clima privilegiado, vientos alisios la acompañan y lluvias frecuentes aseguran fertilidad y abundancia. Tiene un Parque Nacional Guaramacal (General Cruz Carrillo, 23.000 has), Monumento Natural Teta de Niquitao (4.006 mts. de altitud) (Pico Guirigay) y todo su territorio está calificado como ABRAE (Zona Protectora).
La Cuenca del Río Boconó abarca casi todo su territorio. Sus aguas alimentan el embalse de Peña Larga cuyas funciones son, además de recreativas, proveer electricidad y riego a vastas superficies de los Estados Barinas y Portuguesa. Se recuerdan, como tragedias pero también como momentos de gran solidaridad y organización ciudadana, las inundaciones de 1951, 1981 y 1990, que permitieron reconocer sobre la necesidad de un urgente plan de contingencia ambiental, demostrado también por lo sucedido el año pasado en la antigua urbanización Coromoto, en la Vega Arriba, y en el peligro inminente que representa la cárcava del Alto de San Antonio, que nos da idea de cuánto hemos impactado negativamente nuestro relieve. Por esa circunstancia, un grupo de expertos se reunieron en el Centro de Ecología en agosto del año pasado y dieron a conocer un pronunciamiento en el que se esbozaron diversas propuestas para el mejoramiento y/o solución de esos problemas urgentes que ameritan un decidido compromiso y un plan de acción por parte de los entes gubernamentales.
¿Ha sido nuestra conducta cónsona con el agradecimiento al Creador que deberíamos tener, todos a una, con este paisaje que nos rodea? Veamos. El paisaje que deslumbró al Libertador Simón Bolívar en su primera visita a Boconó el año 1813, el paisaje que cantó con elocuencia y ternura el gran poeta boconés Eusebio Baptista, el paisaje, en fin, cantado por poetas y eruditos científicos, ha sufrido mengua. Ha prevalecido la indiferencia, la ignorancia orgullosa, el menosprecio… no bastan los elogios dichos “de la boca para afuera” para salvaguardar lo que aún nos queda. Se precisa humildad para reconocer que somos ignorantes ante este prodigio de la naturaleza que es nuestro entorno paisajístico.
Aquel conocimiento ancestral de los antiguos pobladores que conocían y apreciaban hierbas, arbustos, árboles, conocían sus nombres, sus cualidades, sus etapas de floración o rendimiento, que cuidaban con esmero para asegurar su supervivencia ha sufrido menoscabo cada vez más creciente. Aquel escenario idílico se fue transformando. La causa es atribuible a avatares del destino que la afectaron en grado sumo, pero la raíz del agotamiento de la fecundidad y deterioro general de la agricultura se afinca en primer término en los cambios de conducta, radicales, extremos, que inducidos por tecnologías foráneas, e incentivos evidentes de prósperas cosechas, quedó en el pasado y los campos quedaron solos, huérfanos de atención, minusválidos y aún peor, arrasados cada año por las quemas e incendios de vegetación. Aquella opulencia, aquel prestigio… podríamos decir con el poeta Jorge Manrique… ¿qué se hicieron?
Hacia dónde vamos
El Boconó actual ha rebasado en gran medida las más conspicuos proyecciones en cuanto a su población. De aquella movilización indetenible como fue la diáspora de la década del 60 hasta el 80, cuando los censos acusaban un crecimiento intercensal negativo, observamos el fenómeno conocido como migraciones de retorno. Decenas de familias han retornado a su suelo natal, han fijado aquí su residencia y se han expandido hacia el este mayoritariamente hasta el punto de que el perímetro urbano avanza hasta la parroquia Mosquey.
¿Cuáles consideraciones básicas deben hacerse? Ante todo presumir que no hay tiempo que perder para poner orden donde reina el caos.
En cuanto al turismo… ¡qué pobreza de ideas se han llevado a cabo en el Municipio!, cuanto positivo se exhibe es producto de la naturaleza y de esfuerzos individuales aislados más no de una programación ambiciosa que sitúe a la comarca en posición digna dentro de la oferta turística del país. Por ejemplo, ¿dónde están los ensayos de excursionismo, valoración de ecosistemas, estudio de caudales, donde las posadas ecoturísticas que contemplen paseos al campo, observación de aves, estudios botánicos? Por supuesto, que entre los más grave, doloroso y exasperante es la condición actual que sufre la población con la inflación, la escasez y la pobreza más las colas, el bachaqueo, la tragedia de la falta de medicamentos y enseres médico asistenciales, el consumo y tráfico de drogas, el embarazo precoz, los horrendos crímenes que se cometen en su mayoría por jóvenes que destrozarán sus vidas en cárceles inicuas…
Ah… pero hay más. Una Unidad de Diálisis que no acaba de culminarse… un aeropuerto que exige a gritos un estudio sobre su operatividad… un Centro de Servicios Campesinos Tiscachic cuya marcha obedece al espíritu heroico de su gerencia pero que es humillado por las condiciones actuales de una avenida que lleva el nombre de quien fuera conductor intachable del Cuatricentenario de Boconó, Don Carlos José Miliani y que merece una reconstrucción inminente… una vialidad rural deprimente que confina a vastos sectores en sus predios… un Ateneo que fuera orgullo no del país sino del continente, sumido en un silencio deprimente y lamentable… ¿Hay más? Sí, una educación cojitranca, con gríngolas, que no se atreve a dar un salto cualitativo y confina a los estudiantes a espacios y salones donde no se enseña nada útil, gratificante, estimulante, que otorgue futuro y caminos anchos para la juventud…
Un Parque Recreacional hermosísimo que carece de recursos para reconstrucción de canchas, techos, caminerías… si miramos un poco atrás deploraremos por ejemplo, la falta de visión gubernamental que supuso la invasión de los terrenos destinados al Polideportivo o la desviación a otros usos como construcción de viviendas de los terrenos donde se ubicarían los tribunales, frente a la iglesia de Coromoto en La Sabanita… la ambigua estructura del Acueducto y la carencia de acueductos suficientes para las extensas y pobladas áreas rurales… un deplorable sistema de distribución de aguas negras que ha invalidado e injuriado a los cursos de agua adyacentes: el río Boconó, las quebradas Mitimbón y Segovia, Chandá, Las Guayabitas… la intensidad del tráfico y la escasa visión para prever un desenvolvimiento racional, un cementerio que tiene 105 años y que no da más, un urbanismo anárquico que con escasas excepciones ha convertido los magníficos espacios naturales en recovecos y viviendas de escasa estructura, En cuanto a la vialidad, acaba de edificarse o montarse un puente en área geográfica próxima a Campo Elías absolutamente irregular e insatisfactorio para decir lo menos. Eso ha impedido que los transportes extra urbanos que hacen vida diaria en el acontecer boconés deban cambiar de rutas y aumentar el tiempo de transporte a duras penas.
Por sobre todas las deficiencias y problemas se encuentra el del Relleno Sanitario. Consideramos al actual Alcalde y a la Municipalidad en pleno por esta situación tan compleja que tienen en sus manos… Considerar una estructura gigante es una aberración, no sólo por los costos sino porque esto es típico del aforismo “correr la arruga”. Un paso de avance sería el solicitar auxilio técnico internacional y ensayar procedimientos amigables con el ambiente, cuestión que puede lograrse con disposición, humildad, y solicitud de asesorías autorizadas. Todo ello, grave y confuso, exige la declaratoria de Boconó como Municipio Piloto Agro – Eco – Turístico en el cual se hagan ensayos ambiciosos y absolutamente congruentes con el ambiente que nos rodea, con los ecosistemas que nos cobijan, con el esplendor de la Naturaleza que nos circunda.
Lo que hay de positivo
¿Todo es malo? ¿Mediocre? ¿Deprimente? No… y mil veces no. Hay un sistema de recolección de impuestos cuyos fondos se han acrecentado a partir de los últimos Alcaldes… Esos recursos tienen que estar destinados a los arreglos de plazas, parques y jardines aledaños a la ciudad o de cada una de las parroquias…
Boconó sigue siendo un Municipio esencialmente agrícola, solo que, a partir de los años 60 ha predominado la horticultura sobre la caficultura. De gran prestigio son los ensayos de champiñones, flores y truchas que exhibe y cada semana los frutos de las huertas campesinas rivalizan en cantidad y calidad para proveer los mercados locales, regionales y nacionales.
Por supuesto, que entre las necesidades elementales que asegurarían un futuro justo y provechoso para la ciudad sería la construcción del Polideportivo, aspiración de largo aliento para la juventud que lo exige, lo requiere, lo precisa. Apelemos a la generosidad de uno o varios proveedores de un mínimo de 3 hectáreas de terreno para su edificación completa con piscinas, gimnasio, canchas de básquet ball, tenis, tenis de mesa, pista de trote, de patinaje, ciclismo… En los anales de Boconó existen benefactores gracias a cuyas acciones generosas tenemos hoy un Ateneo (familia Belloso Villasmil), un Centro de Servicios Campesinos Tiscachic (familia Gonzalo Gabaldón), una Casa hogar para Ancianos (familia Berti Márquez), un Colegio Fátima, reloj y campanas de la iglesia y terrenos de Acción Social (familia Clavo Carrillo), una Iglesia Coromoto en La Sabanita (familia Barroeta Heredia)… Y como aliciente y de buen augurio contamos en la actualidad con ya consideradas glorias deportivas como el beisbolista José Osuna, el atleta paralímpico Juan Ramón Valladares y el ciclista Jonathan Mejía, entre muchos otros jóvenes que han dado y siguen dando prestigio por su disciplina y tenacidad en el logro de sus objetivos.
Mención aparte ha sido el papel de la mujer en el desarrollo de la sociedad boconesa. De un rol pasivo, sumiso y muchas veces minimizado por mentalidades machistas y religiosas, nuestras mujeres han demostrado que su acción indetenible frente a los avatares y circunstancias, contribuye de manera positiva al devenir de nuestro municipio. Además de intentos aislados como la Sociedad de Beneficencia y el papel de muchas maestras, en los siglos XIX y XX, tenemos precedentes de mujeres que dieron empuje y trazaron una vía por la que ya muchas han transitado y transitan, como la Maestra Isaura Saavedra, denodada y sabia ductora, primera en ejercer el puesto de diputada a la Asamblea Nacional Constituyente de 1947; Miriam Sambrano de Urosa, extraordinaria gerente cultural, que hizo de Boconó, a través del Ateneo que dirigió, un centro en el que las manifestaciones artísticas de todo tipo descollaron ampliamente; Carmen Iturrieta de Pino, primera mujer que ejerció como Presidenta del Concejo Municipal, equivalente hoy día al de alcalde; y Fanny Uzcátegui, escritora y poeta de inspirada pluma quien situó a nuestro gentilicio en un plano elevado de las letras nacionales. Cuatro apenas de entre las cientos de mujeres que nos han dado y siguen dando ejemplo de dedicación y orgullo por su trabajo sin descuidar sus familias.
Convertidos los campesinos de Boconó en su mayoría en horticultores y afectados por las duras consecuencias de la roya, el café se ha desplazado a un segundo o tercer lugar. Es importante que la comunidad toda estudie o se informe debidamente de las características del café orgánico y demande al gobierno a realizar un ensayo en el territorio del Municipio. Países como Costa Rica derivan del café orgánico los mayores ingresos por su exportación. Hay dos o tres fincas cafetaleras en el Municipio que avanzan en cultivos de esta naturaleza. Una modalidad inducida por el Ministerio de Educación ha propiciado el rol de Maestros Productivos. Practican la agroecología bajo el incentivo de Manos a la Siembra. Utilizan semillas autóctonas y realizan sus propios abonos y repelentes orgánicos. ¿Por qué no exigir que este sistema que aseguraría un rendimiento mucho mayor a la economía del Municipio se pusiera en práctica y en gran escala?
A estas alturas deberíamos preguntarnos: ¿Qué exportamos? ¿Champiñones? ¿Flores?
¿Truchas? ¿Artesanías? Todos deberíamos recibir clases de economía. La doméstica, la que satisface a la población, es la empresa familiar. Modesta, limitada, que rinde moderados ingresos a sus diligentes iniciativas. Las panaderías se han multiplicado pero han encontrado un duro obstáculo en sus proyectos: no hay harina, no hay trigo. Fueron las granjerías en su tiempo formas de asegurar el estudio de los hijos: dulcería, panaderías artesanales, vinos, quesos, jamones, lomos prensados, chulas, biscochos, pan dormido…
Precisamos de un gurú que pondere y evalúe las condiciones del país para el futuro próximo… y que nos dé esperanza. Que la juventud tenga un oficio y pueda planificar su futuro… Quedarnos en el estatus de las lamentaciones es tiempo perdido y generamos desaliento a nuestro alrededor. Los venezolanos estamos hechos para padecer grandes dificultades y salir adelante con nuestro espíritu enhiesto y en disposición de avanzar por el camino del bien común.
¿Qué nos falta? ¿Qué nos falta? Análisis de la situación. Gobernantes y gobernados en unión respetuosa debieran abordar un estudio integral de Boconó. Disponernos a trabajar en equipo con una línea de acción y contenidos sobre cada una de las materias aquí expuestas y desagregarlas, estudiarlas, difundirlas y darlas a conocer. En esta tarea invito a toda la comunidad estudiosa del Municipio, pudieran o deberían estar personas de todas las edades, dispuestas al estudio y análisis de las diferentes situaciones. Acordes en una meta: conocer en profundidad al Municipio Boconó, y engrandecerlo hasta donde sea posible.
¿Las tareas de progreso deben atribuirse solo al gobierno municipal, estadal, regional o nacional? No. Por favor. Debe apelarse a la ciudadanía activa, consciente, responsable y sobre todo responsable por el momento actual y el futuro próximo. Cada obra de Boconó fue gestionada, impulsada, sostenida y representada por los boconeses en general, desde las tejas para la primera iglesia de San Alejo allá por los lejanos años de 1800 hasta la carretera Boconó Flor de Patria, nada se hizo solo con la disposición de los diferentes gobiernos sino empujado por la colectividad, expresada en todos los estratos sociales: aportes de dinero, trabajo, iniciativas, fondos de recursos, rifas, verbenas, cines, entre otros.
Y deben por sobre todo tabularse con igual énfasis cuantos factores positivos presenta ahora la ciudad: iglesias dinámicas, pulcras y con feligreses solícitos; instituciones socioasistenciales que brindan espacios adecuados para la salud (Hospital, Unidad Sanitaria, Ambulatorios, CDI, Unidad de Terapias de reconstrucción, Ipasme); un Parque con amplios espacios recreativos, un Stadium y Gimnasio Deportivo con actividades variadas. Un Museo Trapiche de Los Clavo que se ha constituido en el centro de las actividades culturales del Municipio, regentado por un grupo de boconeses sensatos y en espera de recursos suficientes para iniciar el gran proyecto del Jardín Botánico en los espacios que lo circundan. Universidades, colegios, liceos, grupos escolares, unidades educativas con puertas abiertas para la juventud estudiosa. Un Terminal apto para el flujo y reflujo de transportes y pasajeros de áreas urbanas y extraurbanas. Un stock de farmacias que más temprano que tarde podríamos ver abastecidas. Una Casa Hogar que con gallardía cobija alrededor de 60 ancianos y una Casa de la Misericordia en vías de funcionamiento regular.
El boconés por naturaleza ha sido y es emprendedor. Iniciativas se ven por doquier en el establecimiento de nuevos comercios como panaderías, restaurantes y otros más; en la educación han surgido o han creado núcleos diversas universidades, en la cultura continúan en franco desarrollo e importancia no sólo instituciones como el Museo Trapiche de los Clavo, sino diversas manifestaciones culturales apoyadas en la mentalidad mágico religiosa, como las diversas fiestas religiosas así como las creencias ancestrales presentes en el imaginario colectivo, como es el caso de los momoyes, seres protectores de las aguas y de la rica biodiversidad; en la salud han dado ejemplo de ser emprendedores la Sociedad Anticancerosa del Estado Trujillo Filial Boconó, el centro de salud del IPASME, la Unidad de Rehabilitación, clínicas, CDI y diversas mejoras a la Unidad Sanitaria; la gestión social y ambiental, con el surgimiento de grupos interesados por el bien común, como la Junta Pro Restauración de la Iglesia Matriz de San Alejo, hoy Santuario Diocesano; la fusión de Acción Social, Fe y Alegría y Asociación Eladia Bezara de Senior y Fundación Elvira Parilli de Senior, Rotary Club, Asociación Ayudanimal Boconó, Boconó Tiempo y Futuro, la Fundación Luchadores por Boconó, Red Ambientalista Brisa, Grupo Árboles de Boconó, Grupo de Payasos de Hospital Dr. Yaso, entre otras más; en el deporte, con el establecimiento de gimnasios, academias de artes marciales, de yoga, escuelas de fútbol, béisbol y natación, además de club de excursionismo, Club de Ciclismo Frontinos, Asociación Caminantes de Boconó (ASOCABOC) y Caminantes Momoy; en la música y artes, como los grupos diversos de géneros musicales distintos que por toda la geografía municipal existen, la Estudiantina Rafael María Hernández, bajo la conducción del Prof. Evelio Barazarte, el Programa Noches Boconesas, dirigidas por el Maestro Nacho Barazarte; la Orquesta Sinfónica, Vitrales, Rosarios Cantados, así como pintores, poetas, escritores…; en los Medios de Comunicación, Teleboconó (iniciativa del insigne ciudadano Cap. Pablo Miliani), Tu Canal (iniciativa de Eleonardo Di Fiore), las emisoras, las redes sociales y otros muchos emprendimientos lo confirman.
Muchas de estas acciones han sido emprendidas por el trabajo voluntario, decidido, responsable y comprometido de gran parte de la colectividad, quien demuestra de esta manera la herencia positiva y los valores arraigados que, pese a los peligros de la modernidad, permanecen inalienables.
Apelo entonces a seguir estimulando la imaginación, el talento, y el empuje de la generación actual. Así como mi generación, nuestra generación, la que comparten conmigo algunos de los presentes, nos sobrepusimos a la diáspora y abrimos caminos venturosos para el gozo, el estudio, el estímulo, el ejemplo y la alegría, así ustedes, gobernantes y gobernados, no se satisfagan con lo actual. Rebélense. No es justo que perezcan en el desaliento y sean humillados ¡Ahora es cuando!
Eso aspiro. A tales ideas me encomiendo. Y pido a Dios que bendiga a nuestro país y le proporcione la fuerza necesaria para salir adelante, todos unidos, sin pasiones desbordadas ni odios ni rencores. Un país donde todos seamos hermanos y luchemos, labremos y conservemos la libertad y la democracia.
Muchas gracias.