Madrid, 11 may (EFE).- Los musgos del suelo son una ayuda inestimable para los ecosistemas que les rodean: aportan más nutrientes, descomponen más cantidad de materia orgánica y controlan más los patógenos vegetales que los suelos sin vegetación. Y además, almacenan más carbono.
En concreto, los suelos cubiertos por musgos pueden almacenar alrededor de 6.430 millones de toneladas más de carbono que el suelo desnudo, según un estudio internacional en el que ha participado el Museo Nacional de Ciencias Naturales de España (MNCN-CSIC).
El estudio, cuyos detalles se han publicado en la revista Nature Geoscience, demuestra que los musgos, presentes en casi todos los rincones de la tierra (desiertos, bosques boreales, e incluso en las regiones árticas y antárticas), proporcionan múltiples servicios a los ecosistemas asociados.
Sin embargo, en comparación con las plantas vasculares (plantas con tallos, hojas y raíces), se sabe muy poco sobre el papel que juegan en la biodiversidad y el funcionamiento de los suelos.
Este estudio, realizado como parte del proyecto MUSGONET de la British Ecological Society y liderado por el responsable del Laboratorio de Biodiversidad y Funcionamiento Ecosistémico (BioFunLab) del IRNAS-CSIC, Manuel Delgado Baquerizo, pretende ahondar en el conocimiento de estas plantas.
«Los musgos del suelo suelen pasar desapercibidos a nuestros ojos. Este estudio constituye la primera prueba a escala mundial de que estas diminutas plantas proporcionan numerosos servicios ecosistémicos que van desde el secuestro de carbono hasta una mayor disponibilidad de nutrientes y descomposición de materia orgánica o la reducción de la presencia de patógenos de plantas», explicó Delgado Baquerizo,
Para hacer el estudio, el equipo recogió muestras en 123 ecosistemas de diversos climas (tropical, árido y polar), tipos de vegetación (por ejemplo, bosques, tundra, praderas y brezales) y usos del suelo (urbano y natural).
Según sus estimaciones, los musgos cubren más de 9,4 millones de kilómetros cuadrados en los lugares estudiados, una superficie similar en tamaño a la de Canadá o China.
El estudio sugiere que las funciones ecológicas que hacen los musgos están probablemente asociadas a su influencia en el microclima de la superficie del suelo que ocupan e influyen en la temperatura y la humedad del suelo.
«Estos resultados son de vital importancia para proteger un recurso natural no renovable como es el suelo, que proporciona servicios ecosistémicos fundamentales a la humanidad, tales como el secuestro de carbono o el filtrado del agua», destacó Felipe Bastida, investigador del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC).
Entre otros aspectos, el estudio demuestra que los musgos tienen efectos positivos sobre el bioma del suelo en los ecosistemas donde conviven con las plantas vasculares, pero también en los que las plantas vasculares son minoritarias, como es el caso de la Antártida.
«En la tundra antártica los musgos son pioneros y dominan la vegetación de grandes extensiones de terreno», apuntó Asunción de los Ríos, del MNCN.
Además, los musgos «contribuyen de manera más significativa en los ecosistemas menos productivos y en suelos arenosos ya que juegan un papel fundamental reteniendo su fertilidad», añadió Tadeo Sáez, miembro del BioFunLab y coautor del artículo.
Por todos estos aspectos, el estudio subraya la necesidad de conservar este importante grupo de plantas para mantener la salud de nuestros suelos.