Los “milagros” de Asisclo y Franky, dos fallecidos que reposan en el cementerio de San Antonio del Táchira

Conozca la historia de estos dos ciudadanos a quienes los tachirenses y residentes de otros lugares, les atribuyen supuestos milagros.

La capilla de Asisclo Rodríguez está llena de placas, flores e imágenes religiosas

En el cementerio de San Antonio del Táchira hay dos personas fallecidas que, según los trabajadores del lugar, le hacen milagros a quienes acuden a pedirle con fe, para que aparezcan los carros robados, y para que ayuden a los estudiantes cuando tienen un examen.

Jorge Orduz, tiene 18 años trabajando en el cementerio, aseguró que es el adjunto al director y conoce algunas de las historias que forman parte de las creencias de las personas que le rezan a quienes supuestamente hacen milagros.

La tumba de Asisclo Rodríguez, fallecido en el año 1972 está encerrada en una casita llena de placas, flores, imágenes religiosas y la fotografía de este hombre, quien supuestamente falleció de manera violenta y tras su muerte empezó a ayudar a los devotos que le piden con fe.

El señor Orduz contó que la historia de Asisclo Rodríguez  es muy conocida en el lugar, pues era un hombre que vivió entre San Antonio y Rubio y se destacó porque era muy bueno y ayudaba a los más necesitados,  “él compraba un mercado, se los regalaba, cualquier cosa que le pedían se los regalaba”, narró.

Agregó que en el cementerio se escucha que Rodríguez iba a Colombia y se traía ganado supuestamente robado para ayudar a los más pobres, “cuando el gobierno de Carlos Andrés Pérez lo detuvieron, lo llevaron para Caracas, no le comprobaron nada, lo soltaron y hay comentarios que el mismo socio, le puso una trampa”, dijo.

El trabajador del cementerio aseguró que los cuentos de quienes acuden al lugar es que Asisclo falleció en una fiesta en la población fronteriza de El Vallado,  en donde supuestamente lo golpearon.

“Él hace aquí todos los milagros, le roban los carros y hay personas que le ha hecho los favores y vienen y le ponen una plaquita, él tiene familiares aquí en San Antonio, viene gente de Colombia , de Venezuela y de muchas partes, y él ha hecho milagros, le tienen fe, casas que viven inquilinos y no las entregan y él las ha hecho entregar le ha hecho el favor, también le piden por las personas enfermas”, manifestó.

También en la tumba de «El Pecocito» piden milagros

Hacia el otro extremo de la tumba de Asisclo Rodríguez, está la capilla de Franky Alexis Fernández, conocido en el lugar como “El Pecocito”, quien supuestamente falleció al ahogarse con una espina de pescado.

A la tumba de “El Pecocito” llegan los estudiantes para pedirle que los ayude cuando tiene un examen muy difícil.

“Aquí los que le tienen fe son los estudiantes, ellos vienen y le trae las hojas de examen y los cuadernos y se van contentos porque pasan los exámenes, ellos llegan, ponen las flores, le ponen una moneda y se van contentos porque pasaron el examen”, contó Ordúz.

El trabajador del camposanto indicó que en el lugar se mantiene la tradición de pedirle a las almas de los fallecidos, también las personas acuden a rezarle a las animas benditas por la difícil situación que hay en Venezuela, les piden para que tengan comida, buenos sueldos y por quienes se van del país.

Jorge Orduz tiene 18 años trabajando en el cementerio y conoce muchas historias

 

El cementerio no escapa de la inseguridad

Orduz denunció que la inseguridad ha hecho desastres dentro del cementerio, pues asegura que desde que empezó la migración por la frontera, las personas que llegaban del centro del país dormían a las afueras del lugar y aprovechaban la oscuridad de la noche para llevarse las placas de aluminio de las tumbas.

En las capillas hechas tanto para Asisclo Rodríguez como para “El Pecocito” hacen falta placas y debido a esta situación, las personas han preferido mandarlas a hacer de material plástico.

Una gran cantidad de tumbas lucen sin lápidas y los familiares no las han podido reponer, «se llevaban las placas, las más grandes, las de aluminio, esa era las que se llevaban más porque las pagaban más caras en Cúcuta, la pagaban como a 2500 pesos el kilo”, precisó.

Aseguró que ya la situación ha disminuido un poco, sin embargo, el cementerio sigue sin seguridad en las noches, pues nadie quiere trabajar por los bajos salarios y por lo peligroso que resulta el lugar.

Las tumbas lucen sin placas

 


Zulma López/ DLA.-

 

 

 

 

 

 

 

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