Venezuela siempre ha estado presente en el pensamiento de los alemanes, desde los tiempos de la conquista cuando llegó a nuestra nación, producto de una transacción económica, el alemán Micer Ambrosio Alfinger, primer gobernador de Venezuela, natural de Ulm, luego de una capitulación firmada el 27 de marzo de 1528 entre el rey español Carlos V y unos banqueros de Augsburgo-Alemania, de apellido Welser o Belzares, con el propósito de saldar deudas, los españoles entregaron para su explotación la provincia de Venezuela comprendida desde el Cabo de la Vela en occidente hasta el cabo de Maracapana al oriente.
Y así comenzó la historia, Alfinger, al frente de cuatro navíos desembarca en las costas corianas el 24 de febrero de 1529. El representante del rey español en la provincia de Venezuela era Juan de Ampies, fundador de Coro en julio de 1527, quien finalmente fue expulsado por el alemán, quien basado en su nombramiento echó al hispano con la condición de que éste último no regresará nunca más.
Así poco a poco la presencia alemana nos fue acompañando en la colonia hasta el día de hoy, particularmente en el estado Zulia, vinieron a comienzos del siglo XX, distinguidos alemanes, que comenzaron a dar sus aportes al desarrollo de todo el occidente del país. Incluso un grupo de ellos fundaron la cerveza Zulia y es allí donde el trujillano Raúl Olmos Jiménez, se destacó por ser gerente de la cervecera para los estado andinos. Olmos Jiménez, fue un pro hombre que contribuyó con el desarrollo de Valera, realizando importantes edificaciones.
Para 1947 procedente de los campos petroleros zulianos llegó a Valera el alemán Frank Hertford, quien se casaría con Carmen González Giacopini, hermana de Eleazar González Giacopini, propietario de la Hacienda Mirabel, comprada al papá de Felipe Nery Terán, Eliseo Terán, en el Valle de Motatán, posteriormente Hertford compraría la hacienda y le cambiaría el nombre por Hacienda San Luis y montaría un taller mecánico, donde se elaborarían las ruedas hidráulicas para los trapiches de la región, contribuyendo al desarrollo de Valera.
La otra historia pertenece a un tal Martin Fuchs, oficial nazi que se habría refugiado en La Mesa de Esnujaque, luego de la Segunda Guerra Mundial. Quien vivía entre La Mesa de Esnujaque y Valera. Helmut Braune sería el nombre que Martin Fuchs adoptó en su exilio valerano, habitaba en una cabaña en La Mesa de Esnujaque, en el Hotel Europa, hoy Hotel Miraflores, propiedad en su momento de una señora de origen alemán, llamada Emilia Griezmayer. «Un señor alto, de nariz recta, pelo rubio y penetrante mirada azul» narra el escritor valerano David Alizo, en su obra póstuma “Nunca más Lili Marleen”.
Lo cierto es que Braune o Fuchs, debió contribuir con sus conocimientos a realizar para los trapiches de la zona, ruedas hidráulicas que generaban electricidad, venía a Valera y en el taller de los hermanos Tognetti, las lograba ensamblar.
Y justamente en locales como el Club de Comercio y el Arco Iris, de la Valera de los años 40 y 50, este alemán disfrutaba de los fines de semana de la compañía de su amigo Olmos Jiménez, OLJIM. Lo fabuloso de esta historia es que hasta 1987 vivió en La Mesa un venezolano de origen alemán, laborioso y apreciado, llamado Federico Schwadtmann. Nada tenía que ver con los nazis. Pero también dio su aporte a esta ciudad dinámica y progresista, como tantos otros extranjeros que han llegado a nuestra ciudad y han hecho de esta tierra su segunda patria, así es Valera, cálida, acogedora y única.
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