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Sobre lo que nadie habla

por Carolina Jaimes Branger
15/01/2018
Reading Time: 3 mins read
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Está circulando el video de un fragmento de una entrevista que Marcel Granier le hizo a Luis Alberto Machado hace unas tres décadas. En él, Machado decía que “no es que la educación sea una prioridad… ¡la educación es la prioridad! Con educación se arregla todo, sin educación no se arregla nada”. Sus palabras están hoy más vigentes que nunca.

Hoy es el Día del Maestro. Los maestros deberían ser –como sentenció Simón Rodríguez- los primeros ciudadanos de la nación. En Venezuela son los últimos. Y son los últimos por muchas razones, siendo la primera la citada por el doctor Machado: aquí, en general, la educación nunca ha sido una prioridad. La gente quiere que sus hijos vayan a la mejor escuela del mundo, pero no quiere que la escuela le quede al lado. De igual manera, desea que tengan excelentes profesores, pero en el caso de los colegios privados, cada vez que hay una junta para subirles los sueldos a los maestros, los padres o los representantes se niegan en cambote. Lo peor es que salen de la reunión para un restaurant, donde piden una botella de licor que les cuesta el equivalente a un año de aumento. Que alguien me explique ese orden de prioridades.

Si se trata del Ministerio de Educación, peor todavía. Una persona que decide ser docente en estos días es una suerte de cruzado. Aparte de tener que trabajar en dos o tres instituciones diferentes para redondearse una entrada que no le alcanza ni para la cesta básica, tiene que calarse a una caterva de muchachos insolentes, porque no se pueden expulsar del colegio por ninguna razón. Encima, pocos reconocen el valor de un buen maestro. Hay que pensarlo muchas veces antes de dedicar la vida a una profesión tan apaleada.

El desprecio por una de las más nobles profesiones es notable. Recuerdo que hace años, mientras esperaba a mi hija Irene en la clase de ballet, llegó a la academia una señora cuya hija que se acababa de graduar de bachiller. Le pregunté que qué iba a estudiar y la mamá, con un suspiro de resignación, respondió por ella “será Educación”. Le pregunté la razón de su dejo conformista y me espetó “porque Educación sólo la estudia el repele”. Me explicó que la niña deseaba estudiar Comunicación Social, “pero para Comunicación Social exigen promedios de 19 o 20 y ella se graduó en la raya,  con 10”. Yo hubiera pensado que para Educación exigirían los mismos 19 o 20, pero no. “Para Educación piden 12… pero como nadie quiere estudiarla, la van a aceptar con su pobre 10”.

Les confieso que esa noche no dormí. Eso fue hace como 25 años, de manera que esa joven pertenece al grupo “del repele” que estudió Educación, que son quienes han formado a los niños y jóvenes que se han graduado en los últimos 20 años… Menos mal que el Profesor Luis Bravo se ha dedicado a elaborar una minuciosa Memoria Educativa Venezolana, donde recoge día a día el desastre nacional que es nuestra educación.

Los profesionales mejor pagados en los países desarrollados son los médicos, los maestros y los policías: la salud, la educación y la seguridad. También son los más respetados. En nuestro país son los peor pagados. Ni hablar del respeto por ellos. La diáspora de médicos y maestros es espeluznante. La corrupción de los cuerpos de seguridad del Estado, peor aún.

Aquí nada va a cambiar si no cambiamos el sistema educativo profunda y totalmente. Mucho menos hasta que no se le dé al magisterio la majestad que merece. Pero de ese tema que debería estar en el tapete todos los días, casi nadie habla…

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