Marie Trainer abrió los ojos y no supo inicialmente donde se encontraba. Luego cayó duramente en la cuenta de que su cuerpo no estaba completo: partes de sus piernas y brazos habían desaparecido.
Despertó en un hospital de Canton, Ohio, luego de 10 días en coma y lo último que recordaba era que, tras haberse sentido enferma, se recostó en un sofá de su casa.
Entre ese momento y su realización de que se le habían amputado sus extremidades se desarrolló una lucha frenética de los médicos para salvarle la vida. Todo a causa de una súbita y devastadora infección bacteriana que Trainer había, presumiblemente, adquirido luego de que sus perros le lamieron una pequeña herida en el brazo.
“Fue muy duro descubrir que me habían tenido que quitar mis piernas y mis brazos, muy difícil enfrentar eso”, dijo Trainer a la televisora local Fox8, en una nota divulgada por Yahoo.
¿Pero cómo una afectuosa acción de un perro mascota pudo desencadenar una enfermedad tan devastadora? Al principio, cuenta Trainer, comenzó a sufrir náuseas y dolores de espalda, pero pensó que tenía gripe. No fue sino hasta que comenzó a registrar súbitas alzas y caídas de su temperatura corporal que sus familiares debieron llevarla de emergencia al hospital.
La causa de todo ello fueron bacterias del género capnocytophaga, que de acuerdo al Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) usualmente viven en la boca de perros y gatos pero no les provocan enfermedades a los animales.
En cambio, cuando logran penetrar al organismo humano (vía, por ejemplo, una mordida o el relamido de un perro gato a la persona) pueden en algunos casos desatar graves infecciones, incluso producir numerosos coágulos, que frenan el flujo de la sangre, y desatar severos casos de sepsis y destrucción de tejidos.
Esas infecciones pueden ser contenidas con antibióticos pero, según el CDC, cerca del 30% de las personas que desarrollan infecciones severas por capnocytiphaga fallecen.
En el caso de Trainer, su condición se deterioró tanto y tan rápido que se le desarrolló gangrena en las extremidades. Los médicos debieron recurrir a las amputaciones para salvarle la vida. Ella pasó 10 días en coma y en total estuvo en el hospital casi tres meses. Para sobrellevar los gastos médicos se abrió una cuenta en GoFundMe que ya ha recaudado cerca de 20.000 dólares.
Un caso extremo, y raro
Con todo, las infecciones de bacterias capnocytiphaga son en realidad raras. La enorme mayoría de las personas entran en contacto con la saliva de sus mascotas sin enfermar por el contacto de las bacterias presentes en ella. Pero en individuos con sistemas inmunológicos debilitados, esos microorganismos pueden causar estragos.
El de Trainer no es el único caso de amputaciones causadas infecciones de bacterias capnocytophaga contraídas por contacto con saliva de un perro: el año pasado, por ejemplo, Greg Manteufel tuvo que ser hospitalizado de urgencia en Wisconsin por una severa infección producida por bacterias que entraron a su organismo luego de que saliva de perro tuvo contacto con una herida que tenía.
Manteufel sufrió también amputaciones en piernas y brazos y ha debido someterse a una docena de cirugías, de acuerdo a la televisora local Fox6, pero ha comenzado a superar sus fuertes limitaciones. Gracias a prótesis y a cirugías adicionales podrá recuperar movilidad y comenzar a rehacer su vida.
Por su parte, Trainer se recupera poco a poco y ha comenzado su difícil proceso de adaptación a vivir con sus amputaciones. Y no tiene intención de deshacerse de sus perros: “Nosotros aún amamos a nuestros animales”, dijeron tanto Trainor como su esposo Matthew, ansiosos de poder reencontrarse con sus mascotas.
Las infecciones por bacterias del género capnocytiphaga son raras, y las personas en mayor riesgo, de acuerdo al CDC, son las que tienen sistemas inmunológicos deprimidos (a causa de cáncer, diabetes o VIH), quienes consumen alcohol de modo excesivo o les falta un riñón y quienes reciben quimioterapia.
Por lo general, el riesgo es mayor después de los 40 años, pero se han dado casos en niños y puede también ser muy grave en mujeres embarazadas y sus fetos.
Las personas en riesgo deben ser extremadamente cuidadosas en su contacto con animales domésticos para reducir las posibilidades de infección.
El CDC recomienda a las personas buscar atención médica inmediata si son mordidas por un perro o un gato o si se sufren síntomas como inflamación, fiebre, diarrea, vómitos o dolores dentro de los 14 días posteriores a la mordida.
La limpieza en general es siempre útil, y una opción es hacerle pruebas a las mascotas para identificar si tienen bacterias capnocytiphaga en su organismo y recibir medicación para eliminarlas, aunque esta es una solución temporal pues la bacteria podría reaparecer en la mascota tiempo después si ésta entra en contacto con otros animales portadores.