Miami (EE.UU.), 20 jun (EFE).- De los 80.619 del Rose Bowl Stadium para el PSG-Atlético a los 3.142 del Exploria Stadium para el Ulsan-Mamelodi. El Mundial de Clubes alterna estadios llenos y otros semi desiertos. El 30 % de ocupación en el debut del Chelsea tuvo revuelo. Atractivo deportivo, precios y vetos migratorios, entre los posibles factores que explican el fenómeno.
El Hard Rock Stadium de Miami reunió a 60.927 espectadores para el partido inaugural, con el Inter Miami de Leo Messi contra el Al Ahly. Boca Juniors-Benfica contó con más de 55.000 aficionados y 62.415 acudieron al Real Madrid-Al Hilal. Pero a esas imágenes de fiesta se suman otras de gradas semi vacías, como las de Atlanta, donde solo 22.137 aficionados acudieron al Chelsea-Los Ángeles FC en un Mercedes Benz Stadium con aforo para 71.000 espectadores.
El MetLife Stadium de Nueva Jersey, un templo de la NFL con capacidad para 82.500 apenas llenó mitad de los asientos en promedio en sus dos primeros partidos albergados, un Palmeiras-Oporto y un Fluminense-Dortmund.
La FIFA aseguró recientemente que se roza el millón y medio de entradas vendidas, con aficionados procedentes de más de 140 países. Y el presidente Gianni Infantino destacó que no está preocupado por las conversaciones sobre la respuesta del público al nuevo Mundial de Clubes FIFA.
El New York Times publicó esta semana un informe en el que asegura que el organismo rector del fútbol mundial ha invertido más de 50 millones de dólares en campañas de marketing para vender entradas y que ha ofrecido entradas por 20 dólares a los estudiantes del Miami Dade College (más de 100.000 inscritos) para acercarse al lleno total en el partido inaugural.
Incertidumbre política
Son varios los factores que pueden explicar los altibajos en la venta de entradas. De los meramente deportivos y el distinto atractivo entre colosos del fútbol mundial y clubes menos conocidos, a la situación política en Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump ha impuesto prohibiciones y limitaciones para cerca de veinte países.
Trump, que mantiene una relación cercana con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, firmó el pasado 4 de junio una proclamación en la que se negaba la entrada y la concesión de visados a ciudadanos de Afganistán, Birmania, Chad, Eritrea, Guinea Ecuatorial, Haití, Irán, Libia, República del Congo, Somalia, Sudán y Yemen.
Además, impuso limitaciones parciales a ciudadanos de Cuba,Venezuela, Burundi, Laos, Sierra Leona, Togo y Turkmenistán.
En este sentido, las agresivas redadas de migrantes ordenadas por Trump y el miedo a que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) se plante en los estadios es considerado como una razón añadida que explica los problemas en las ventas de entradas.
FIFA dona 1 dólar por cada entrada vendida
La FIFA aseguró que se han vendido casi 1.5 millones de entradas para el Mundial de Clubes y calculó que más de 340.000 aficionados estuvieron en las gradas en sus primeros ocho partidos del torneo.
El organismo rector del fútbol mundial informó, además, de que aficionados procedentes de más de 130 países distintos han comprado entradas para los partidos.
Infantino aseguró que el torneo se está desarrollando con fluidez pese al veto migratorio y dijo que no se siente preocupado por las discusiones sobre la venta de entradas.
Mencionó además el concepto de «precio dinámico» en Estados Unidos, donde los precios de las entradas oscilan en función de la demanda.
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