- Entre los momentos más cruentos que ha vivido la prensa en Venezuela, quedarán las 48 horas que corrían entre el 22 y 23 de febrero en el Táchira, donde la violación de derechos de todo tipo se cruzaron en historias de crueldad exacerbada contra periodistas venezolanos y extranjeros.
Judith Valderrama
Apoyo de Lorena Rad
Los ejércitos del terror aparecen como sombras por los caminos de asfalto y de tierra. Atacan sin piedad neutralizando con armas de fuego a los profesionales de la información, los amenazan hasta de muerte en algunas ocasiones y los roban, casi en todos los casos. Tienen carta blanca para actuar de día o de noche, porque no son detenidos por los organismos de seguridad del Estado, así delincan frente a ellos, como lo hacían en la frontera venezolana, durante los días 22 y 23 de febrero pasados.
Describen a los violentos como hombres de civil, en la mayoría de casos llevan pasamontañas, armas largas, hablan dialecto venezolano y dicen defender el gobierno de Maduro, asegurando que esa es la razón de sus ataques.
La mayoría de ataques provienen de grupos paramilitares que dicen defender el gobierno de Maduro, casi en todos los casos hubo robo y en varios hechos intimidación con armas de fuego. Los colectivos armados fueron protagonistas de la barbarie que supera ataques contra enemigos de guerra
Los atacados, los llaman paramilitares armados y afirman que actúan como mercenarios y ladrones vulgares y crueles. A personal de prensa nacional e internacional le robaron dinero, objetos de valor y hasta cosas simples como cigarrillos o ropa interior.
Pero, los ataques a la prensa en la frontera no solo provinieron de estos paramilitares venezolanos, víctimas reportan actuación de funcionarios de organismos de seguridad. En otros hechos, señalan, hacían un papel cómplice al permitir actos delictivos de los colectivos armados cerca de su alcance sin enfrentarlos o detenerlos.
Las horas rojas
En solo 48 horas se confirmaron 21 ataques a periodistas y gente de medios de comunicación nacionales y extranjeros en el fronterizo del estado de Táchira. El acecho ocurría entre el 22 y 23 de febrero. Algunas casos no fueron divulgados porque los afectados preferían reservarlo, pero quedó demostrado que cada información que se genera en este punto del mundo lleva mucho de la vida del periodista, porque la empeñan y arriesgan como en pocas espacios ocurre, en estos momentos, en el mundo.
El asalto a Annika
“Me apuntaban y me quiso sacar el chaleco por encima de la ropa, como no podía me golpeó en la cara. Me quité la franela, se llevó el chaleco antibalas y volví a ponerme mí franela. Solo tenía mi franela y debajo una franelilla… pero me pidió la franela, en ese momento me sentí tan humillada, porque me dejaba casi desnuda”.
Annika Rothsein, es una periodista sueca que trabaja para Wall Street Journal y Washington Examiner, medios de comunicación estadounidenses, con sede en New York y Washintong. Ella ha cubierto guerras en zonas como el medio oriente, pero define tres momentos crueles cercanos a la muerte en su carrera, y uno de estos lo vivió el 23 de febrero en la frontera entre Venezuela y Colombia, en el municipio Bolívar.
“Usamos una vía atajo para entrar a Colombia, nos adentramos en un caserío rural, iba con el chofer que era escolta y traductor. Cuando avanzamos unos 10 minutos nos interceptan dos colectivos, luego salen 15 hombres más, todos tenían armas y nos dicen: salgan del carro. Estaban enfocados en mí… me roban el computador, cámara, teléfono y me pusieron el cañón por detrás, en la cabeza. Me decían que yo hacía contrabando, y como hablo también italiano y francés, les entendía parte de lo que decían. Ellos decían estás aquí para destruir el gobierno de Venezuela, por eso nos llevamos esto y se robaban todo mientras yo tirada en el piso veía mi ropa regada en el camino”.
Relata la periodista, que al ellos tomar todas sus pertenencias y su dinero, que era unos mil dólares, pensaba que los dejarían ir, pero no fue así. Se fueron hacer requisa al carro y encontraron un porte de arma del chofer y empiezan a gritar pidiendo la pistola.
“Pero él no tenía la pistola, no la llevó. Ellos seguían apuntándonos. Escuché como montaban el arma, y me dije: esto se acabó. Pensé en mis dos hijos, porque todos ellos estaban saliendo de control y nos apuntaban. Sabía que iba a morir. El chofer estaba preparado al igual que yo, para morir. Pensé si muero ahora, estoy muriendo por una buena razón, pero se fueron finalmente y comenzamos a bajar hasta que encontramos unos campesinos que nos dijeron que nos detuviéramos porque había colectivos más abajo y habían matado como 11 personas”.
Los campesinos, como los llama Annika Rothsein, les dieron refugio por unas dos horas, “nos salvaron la vida”, comenta.
Tres horas y media
Diez trabajadores de la prensa hacían cubrimiento periodístico a la caravana que viajaba desde Caracas a Táchira, que partió el 21 de febrero con diputados de la Asamblea Nacional y voluntarios que perseguían estar el 23 en la frontera para acompañar el ingreso de la ayuda humanitaria.
Cuentan los trabajadores de la prensa –quienes prefirieron no dar sus nombres- que el camino desde Caracas a San Cristóbal, fue una odisea con no menos de 15 obstáculos a lo largo del camino y 22 alcabalas de la fuerza armada venezolana, donde les retenían para revisarlos, en otros puntos se presentaron obstrucciones de vías con gandolas, y dicen que en varias ocasiones recibieron golpes y amenazas directas.
La meta primera era San Cristóbal. Tras 38 horas de un recorrido que está diseñado para hacerse en 12 horas, pasaron la última alcabala -El Cucharo-, era 22 de febrero a las 9:30 de la noche. Ya en 15 minutos está la capital del Táchira.
Al menos 27 trabajadores de la prensa fueron detenidos, robados o secuestrados durante un lapso de dos días en frontera de Venezuela con Colombia, pero la situación sigue y este lunes se presentó un nuevo caso
Al avanzar unos 200 metros de la alcabala estaba atravesado un camión de gasolina y fueron interceptados por hombres de civil que portaban armas largas y usaban pasamontañas. “Lo primero que hicieron fue pedirnos a todos los teléfonos, decían que no podían dejar evidencia. Después comenzaron a quitarnos todo”, relata una periodista, que al igual que parte del grupo, prefirió no dar su nombre.
Dice, que luego de quitarles sus teléfonos comenzaron a robarles las demás posesiones. A ella le robaron hasta las toallas sanitarias, “pedían saber dónde estaban los perfumes, comida, crema personal, agua, refrigerio, se llevaban hasta las cajas de cigarro de los que fumaban. Nos decían danos los dólares, ¿dónde tienen los dólares? Buscaban dinero, pero no teníamos casi”.
“Cuando registraban las maletas vieron la de una compañera que llevaba su ropa planchada en bolsas plásticas, y uno dijo: “es ropita nueva, esto le va a gustar a mi esposa…, metían todo en bolsas o se llevaban las maletas completas”.
Otra de las víctimas afirma que los asaltantes registraban las maletas con técnica, se notaba que eran instruidos en la materia, “hablaban entre ellos, se decían comando, comando y curso, curso, cuando ya nos revisaban. Parecían como militares o algo así, por las técnicas que usaban”.Fueron tres horas y media de secuestro, mientras eso sucedía el tráfico había sido detenido en la zona. Los delincuentes hicieron detonaciones y aun así, los funcionarios de la alcabala ubicada a pocos metros no aparecieron, ni se dieron por aludidos, “les decían a los carros que venían que había una situación más adelante y que paraban el tráfico por la seguridad de todos, nos dijo la gente cuando nos encontramos”.
En el secuestro algunos de los periodistas fueron apuntados con armas, arrodillados y golpeados con cachas de arma, como sucedió a Diego Nicolina, quien cubría la caravana como prensa independiente. “Algunos les quitaron el bolso completo de la ropa, a colegas les quitaron hasta los zapatos y los dejaron descalzos. Nos pedían dinero, dólares”.
Dice Nicolina que se robaron las llaves de los carros, “ellos reconocieron que algunos eran periodistas, pero no les importaba”.
“Nos quitaron cédula, tarjetas de los bancos, pasaportes, todo. Y nos apuntaban con sus armas… A mí me tiraron al piso, me mandaron a poner las manos en la cabeza y me apuntaba con sus armas”, cuenta Gregori Jaimes, del canal VPI, quien también venía en la caravana.
“Me decían este chino es sospecho. Me preguntaban si yo era diputado, les decía que no. Les tuve que decir que no era periodista, que cumplía funciones de acompañar a los diputados a actividades en la Táchira”, afirma Jaimes, quien junto al camarógrafo fue despojado de sus equipos de trabajo, cámara y demás accesorios.
Los equipos de prensa violentados a la entrada de San Cristóbal, trabajan en la Asamblea Nacional para las fracciones de Primero Justicia, Voluntad Popular y Unidad; también viajaba un equipo de prensa independiente de Venezolanos por la Información, (VPI) y el periodista freenlance, Diego Nicolina.
En 48 horas
Estos son los casos de periodistas que fueron atacados, robados o detenidos en el Táchira, todos los nombres no están publicados por solicitud de afectados.
- Fabiola Niño, 20 de febrero. Caracol Tv, y emisora Ecos Torbes. Fue detenida en el puente Internacional Simón Bolívar, por efectivos militares que la llevaron al comando y la obligaron a borrar su material de trabajo del teléfono.
- Manuel Cardozo, 23 feb. Emisoras Ecos del Torbes y Mega102.1. Fue detenido por guardias nacionales en la salida de San Cristóbal, zona El Mirador. Lo amenazaron y le borraron el material de su teléfono, le sacaron el chip y lo destruyeron.
- 10 personas entre periodistas y camarógrafos, 22 feb. Prensa Asamblea Nacional, prensa Primero Justicia, prensa Voluntad Popular, prensa La Unidad. Fueron interceptados y secuestrados durante 3 horas y media por paramilitares armados en la entrada a San Cristóbal. Los arrodillaron, amenazaron de muerte con armas de fuego, algunos fueron golpeados, además les robaron teléfonos, cámaras y equipos de prensa, dinero, ropa, zapatos y artículos de higiene personal, refrigerios, cigarros.
- Diego Nicolina, 22 de febrero. Periodista independiente. Fueron robadas sus pertenencias, incluso sus documentos, tras secuestro ocurrido a la entrada de San Cristóbal, a 200 metros de una alcabala. Hecho cometido por paramilitares armados quienes lo amenazaron con armas de fuego, lo arrodillan y atropellan a lo largo del cautiverio.
- Gregory Jaimes, 22 de febrero. Medio, VPI. Es secuestrado durante tres horas y media, a la entrada de San Cristóbal. Un grupo armado los detiene les roba sus equipos de prensa y sus pertenencias personales, lo hacen arrodillarse en el asfalto, le apuntan con su arma de fuego y hasta lo golpean con esta.
- Maryned Glod y Orlando Uribe, 23 febrero. Medio, Venevisión. Fueron robados a las 12:30 meridiano en la frontera de San Antonio del Táchira, mientras cubrían los sucesos de ese día. Les quitaron sus equipos de trabajo, los persiguieron y a Orlando Uribe (el camarógrafo) lo atacan a tiros y destrozan el lugar donde se refugió.
- Cleyber Saint, 23 de febrero. Associa Associated. En Ureña, fue robado por un Guardia Nacional que le quitó su casco de protección.
- Marcos Salgado, Ruptly.tv, 22 de febrero. Agencia alemana de video. Le roban su cámara y estuvo incomunicado por varias horas, no precisó quiénes fueron los atacantes.
- Anny Meza, jefe de comunicaciones Corposalud; Reymer Tarazona, jefe de comunicaciones de Protección Civil; Marian Torres, directora de comunicaciones Gobernación del Táchira. Estaban junto al equipo de Protección Civil que se movilizaba de San Antonio a Ureña para atender heridos. El equipo de prensa junto al equipo médico fue detenido hora y media por militares venezolanos, les quitaron la llave de sus vehículos y los dejaron detenidos, sin ningún argumento de ley en medio de un despliegue de gas lacrimógeno, al iniciar una balacera fueron liberados.
- 23 febrero. Medio Telemundo. San Antonio del Táchira. Denuncia la periodista Carolina Bigott, que fueron casi arrastrados por el cuello, en dirección a un comando de la Guardia Nacional en San Antonio del Táchira, y en la mitad del camino, en plena calle, les roban sus equipos anti-motines.
- Lenín Danieri, 23 de febrero. Corresponsal de medios de zona occidental, víctima de ataque con perdigones por parte de la Guardia Nacional en San Antonio del Táchira.
- Ernesto Mercado. 23 febrero. Corresponsal de RTV Ruptly, recibió perdigonazos, le robaron la billetera. San Antonio del Táchira.
- Hotel Plaza de Ureña, 23 de febrero, donde se hospedaba gran parte de la prensa internacional y algunos nacionales, reciben ataque con bombas lacrimógenas y les partieron unos vidrios a la edificación. Siniestro realizado por efectivos de la fuerza armada.
- Hotel Paraíso Suite, 23 de febrero. San Antonio del Táchira, un grupo de civiles armados ingresan a ese hotel donde se alojaban periodistas y camarógrafos, les roban equipos de prensa, ropa, artículos de uso personal, zapatos, además se llevan dos motos y un carro que estaban en ese lugar.
- 25 de febrero, Canal NCT 21, Carlos Labrador, director del medio y la periodista Marly Niño Intentaron cruzar porque viajaron a cubrir el concierto del sábado. Labrador es interceptado por un uniformado, no se sabe de qué cuerpo, quien comunica que había un periodista, al momento –relatan- se apersonan como 15 hombres de civil, algunos estaban armados. Se llevaron a Labrador al monte junto a un compañero y dejaron pasar a Marly Niño con su hijo de 7 años de edad, y le dijeron, “piense en su hijo”. La interrogaban tratando de indagar si era periodista, al final le dijeron “piérdase”. Carlos Labrador, es liberado a la 7 de la noche, lo desnudaron y amenazaron hasta de muerte, dice- Lo regresaron a Colombia, no lo dejaron entrar a su país, Venezuela.