María Sara Vivas Araujo
“El libro es fuerza, es valor, es alimento;
antorcha del pensamiento y manantial del amor”
Rubén Darío
En esta fecha memorable, el libro nos invita a evocar sus orígenes. Con tal efecto, el punto de partida es hacia las antiguas civilizaciones para ennoblecer en nuestro recorrido a ese haz, hombre y mujer, mancuerna, que para Maturana primeramente es: Emoción. Esta pareja de posibilidades, con subjetividades que los envuelve; a través de esas antiquísimas variaciones satisfactorias, se vinieron en el tiempo, transformando el ambiente, ajustándolo para perfilar su vida por un vivir confortable. Cada vez, en consecuencia, fue evolucionando, con sus múltiples creaciones.
Consiguientemente, en un oteo convivencial, sintieron la necesidad de dejar por escrito y como homenaje testimonial para la posteridad, las experiencias y vivencias de sus invenciones. Bajo diferentes soportes y tipos de escritura, fueron apurando, lo que hoy celebramos: El libro y el idioma.
Y aquí, cabe preguntarse, ¿Acaso estas civilizaciones antiguas, tan plenas, portentosas, iniciadoras de estas primeras formas de lenguaje, imaginarían, sospecharían, hasta dónde llegaría la humanidad en el siglo XXI?
Porque, en efecto y, vamos a fusionarlos, El libro y el idioma, invento más fecundo del ser humano, que le ha permitido aumentar su capacidad de memoria, ampliar su red de comunicación y llevar de generación en generación sus adelantos. El libro y el idioma que, milenarios siguen dando sus frutos de oriente a occidente y viceversa.
Emprendamos viaje por algunas civilizaciones antiguas.
Los textos a nuestro alcance y portales de Internet nos cuentan que en un principio, el medio de comunicación fue exclusivamente oral, es decir, el verbo y la simbología lograda a través de dibujos en paredes y cuevas Y, así les iba, hasta que, surgió la agricultura y la ganadería, entonces, nuevos sistemas de notaciones, de escritura, se apresuraron, pues, en tanto y cuanto, las sociedades se complejizan con sus innovaciones, ameritan un flujo mayor en la comunicación. A este respecto, cabe recordar que en 1440 el alemán, Johannes Gutenberg inventó la imprenta y, comienza con mayor fuerza la marejada comunicacional.
Los antiguos sumerios en Mesopotamia c. 3500-3000 a.C. desarrollan el sistema de escritura Cuneiforme que en tablillas de arcilla aún húmeda, escribían sobre ella con un punzón, de esto se encargaban los escribas. También se utilizó el mármol, para grabar inscripciones solemnes, como el célebre Código de Hammurabi, que contenía leyes y decisiones judiciales, base para establecer un sistema legal para todo el Imperio babilonio. Esta civilización consideró adecuado un compendio de normas sociales, a sabiendas de que un Estado – nación con un basamento legal, y su cumplir de conformidad con lo establecido es reciedumbre moral y ética. Como corolario, una sociedad educada y en el trabajo es fuerte, poderosa en bienestar total, que es, prosperidad, justicia y paz. Esta cultura mesopotámica, creció en avanzada cultural. Las ciudades de Babilonia y Nínive fueron los dos focos culturales. Allí, nos cuenta la historia que, durante el sobresaliente reinado de Asurbanipal (669-627 a.C), último rey de Asiria, famoso por ser uno de los pocos reyes de la antigüedad que sabía leer y escribir.
Crearon dos grandes Bibliotecas: La de Asurbanipal, con el nombre del rey y la de Ebla, Ebla ciudad Siria. Cuando los arqueólogos las descubrieron, se dice que fue en los siglos XIX y XX, en sus hallazgos había colecciones numerosas de tablillas. Pudiéramos decir que hallaron numerosos libros, al natural.
Y, continuamos. En este itinerario guiado por los textos, hallamos, una Civilización religiosa y nacional, que surgió en las riberas del río Nilo: Egipto. El aporte que Egipto dio al mundo clásico fue la forma material del libro, ellos fueron los primeros en utilizar la tinta, el papiro e ilustraciones. Aquí, es bueno referir a los estudiosos, cuando nos dicen que el concepto de la palabra escrita se concibió primero en Mesopotamia y llegó a Egipto a través del comercio.
Las pesquisas, resaltan que la escritura egipcia, fue un sistema organizado y se escribía sobre papiro, el cual lo fabricaban con un vegetal de abundancia por las riberas del río Nilo desde 3000 a.C. Lo singular de la lengua egipcia es su escritura pictográfica, que en griego es, jeroglífica. Interesante que, juntamente con escritura tan laboriosa, surgen dos escrituras cursivas: la hierática o sacerdotal y la demótica o popular, permitiendo mucha mayor agilidad y rapidez a la hora de escribir. Como resultado, escritura en carrera colosal.
En efecto, sus géneros literarios predilectos, la narrativa/cuentos. También fue de gran relevancia la literatura en educación moral, científica y, la poesía. Hay un cuento llamado Sinuhé, cuya moraleja discurre desde esos tiempos remotos y es una enseñanza viva, que dice: “Es mejor ser audaz, intrépido, en vez de tímido y cobarde”. Vale cavilar al respecto. Evidente es, que los egipcios eran amantes de los libros, a las bibliotecas, las llamaban Casas de la vida, y estaban ubicadas en los templos y a los archivos los nombraban Casas de los libros.
Hemos llegado a la civilización griega organizada en ciudades – Estado llamadas polis. En Grecia el libro amplió sus espacios sumando arraigo, primeramente, por la escritura en papiro y el desarrollo de una técnica escritural sencilla de aprender. Luego se expande a todo aquel ciudadano que dominara la lectura y la escritura podía participar en el gobierno; y, la educación se extendió a los adultos, creando centros de estudio y de investigación, y recibiendo clases de los sofistas.
Por lo dicho y más, Grecia es considerada la cuna de la civilización y la cuna de la filosofía. Tocante a esto, Emmanuel González, se pregunta: ¿Cómo surge la filosofía precisamente en Grecia? Y, la contestación que planta, es que en Grecia, además de la religión oficial, existían las religiones mistéricas, estas intentaban transmitir conocimiento a través de la experiencia, culto de algunas divinidades, ritos, pero secretos, sólo revelados a iniciados. Este ambiente religioso con tanto secreto y misterio, fue favorable para el advenimiento de la filosofía, pues al desprenderse las interrogantes de cómo entender y comprender al otro y a la sociedad, se comenzó a filosofar. (Emmanuel González ¿por qué sur?)
Atenas, en el siglo V a.C era potencia dominante en el mar Egeo. Ya por sus riquezas, y la industria, ya por los genios del arte, la literatura y el pensamiento. Grecia florecía con una contemplación poliommática, pues abarcaba gran diversidad en el anchuroso campo del saber. Tan pronto y de manera diáfana, Grecia antigua, evolucionó hacia una “sociedad de lectores”. La Academia de Platón o el Liceo de Aristóteles, atesoraban colecciones de libros. La máxima aportación de la Grecia Arcaica fue la poesía épica de Homero, escritor de La Ilíada y La Odisea, de tradición oral, poemas que al oído son todo un deleite; fueron plasmados en todas las formas materiales del libro a lo largo de los siglos. (La República de Platón).
La mayor herencia de la Grecia Helenística fueron las dos grandes bibliotecas de la Antigüedad: Alejandría y Pérgamo. Todo este dinamismo desata una gran producción literaria, provocando el nacimiento del comercio del libro y las bibliotecas privadas.
De Roma antigua diremos que, la génesis del libro romano se halla en clara conexión con el griego, tanto en sus características físicas, como de contenido. El aporte de la genialidad romana: Su propia lengua, el latín, y un alfabeto derivado del griego. Ahora bien, la avidez de los coleccionistas y expertos de libros, continuó en grado ascendente, haciendo posible la creación de las primeras bibliotecas públicas, inspiradas en la de Pérgamo, allá en Grecia. Además surgieron las bibliotecas privadas, la precursora de Asinio Polón situada en el Templo de la Libertad. Subsiguientemente, César Augusto fundó dos grandes bibliotecas, la del Pórtico de Octavio y la del Palatino, junto al Templo de Apolo. Y fue un hecho, conforme a las enciclopedias consultadas, que las bibliotecas públicas desaparecieron con el fin del Imperio Romano y volverían hasta el siglo XVIII.
Breve viaje por culturas antiquísimas sapientes, que valoraron el saber, el conocimiento y, entendieron la importancia de ampliar la comunicación, innovación en función de una sociedad, saludable amante del estudio y el trabajo, por lo tanto en florecimiento. El libro y el idioma sus aliados, propagaron sus invenciones, las cuales, trascendieron.
Ahora bien, cada 23 de abril es el Día Internacional del Libro y el Idioma. El libro y el autor, sabedores de realidades, y asociados con ella. Libro y autor acicalados por el Arte y la Libertad. El idioma, es vivo. Nuestro idioma es el castellano, y en tanto es, génesis y variación en el tiempo.
Este día, de gran significación en la literatura mundial por su relación en una fecha bien importante, el fallecimiento en 1616 de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.
Cervantes, Shakespeare y el Inca son expresión de una lengua, una posición en el mundo, una concepción de la literatura y un período marcado por las tensiones de un mundo ávido de complacencias en nuevos horizontes. Por ello, el Día Mundial del Libro es una invitación a evocar sus vidas y sorber sus obras. Todavía más. Como agradable madrugada, mención muy especial a San Jorge, patrono de los lectores.
Don Miguel de Cervantes, novelista, dramaturgo y poeta, también soldado. Es considerado la máxima figura de la literatura española. Por su célebre obra, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, a Miguel de Cervantes, es acreditado como el iniciador de la novela moderna. El Quijote, significó el prestigio del idioma castellano y esta obra catapultó nuestra lengua.
De Don Quijote es verosímil, que es el personaje más universal de la literatura española, encarna un espíritu de incansable peregrino. Algunos opinan que Don Quijote es un loco bastante cuerdo inmerso en una correría desternillante. De más en más, amigo. De una fidelidad con las virtudes. Él nos lo dice, Sin sueños la vida, la vida pierde emoción. Miguel de Cervantes Saavedra. (1990)
William Shakespeare está considerado el escritor más influyente de las letras inglesas. Dramaturgo y poeta con una prolífica creación literaria que lo convierte en el paradigma literario por excelencia.
Shakespeare es tal vez el más famoso por sus tragedias; sus obras telúricas abordan la salvación, las pasiones humanas y sobre todo la relación con el poder político y con la autoridad. Muestra al mundo, un mensaje desde la historia, el cual, asegura que el amor prevalece e invita a la reconciliación cuando hay verdad genuina, pero esto se produce, únicamente cuando nos sumergimos en nuestro ser interior y reconocemos que nos conocemos parcialmente a nosotros mismos. William Shakespeare (1998)
El Inca Garcilaso de la Vega es el testimonio histórico del Virreinato de Perú y él está considerado como el padre de las letras del continente americano. Su pensamiento vigente, ¡tanto! que plantea un problema que es, ostensible, de una vastedad y hondura inconmensurables: Identidad y mestizaje. Y otro más, tan palmario hasta el punto del “crujido de rodillas”, en este nuestro ahora, cual es el del migrante, quien en huida sale de su suelo patrio para vivir como extranjero en otro; triste realidad que lo apoca y comprime desmoralizándolo.
La lírica de Garcilaso de la Vega entroniza el amor. Sus obras son agradable brocado a la literatura.
A modo de conclusión
El libro, en virtud de su forma, tamaño, presentación, pero, sobre todo el contenido, nos hace vivir momentos de placer ora por el conocimiento que nos ofrenda en las distintas áreas y disciplinas que tienen todo que ver con nuestra dimensión humana, ora por la información, ora porque se convierte en nuestro aliado ductor para el esclarecimiento de esa curiosidad, inquietud, investigación; es más nos transporta a otros lugares, otro mundo, el libro es el amigo que nos nutre la mente y el espíritu, nos enseña de qué trata el amor propio, la dignidad humana.
Esa constelación cultural recibida a través del tiempo que, rauda continuará en línea progresiva, provocadora y atrevida como fue el surcar el cielo, en aquel acontecimiento de la llegada del hombre a la apacible, serena y seductora Luna, podemos saberlo y disfrutarlo leyendo en Internet, en sus portales digitales, en el libro digital; el periódico ahora también es digital, verbigracia, Diario de los Andes, que contemplativos admiramos en la cartelera digital su polifónica conformación que lo distingue en la diversidad.
En esta mañana serán presentados dos libros, autoría de nuestros estimados profesores y amigos: Libertad León y Pedro Frailán, y esos libros que son unas joyas literarias por el conocimiento, la realidad, evocación, la nostalgia… por la vida, los leeremos con todo gusto y placer por la red.
Aunque en efecto, no renunciamos a ese legado milenario, del libro en físico, es nuestra heredad cultural y es, tradición.
¡Larga vida a los libros!
Fuentes consultadas
Briceño, José. (2002). Mi casa de los dioses. Universidad de los Andes. Ediciones del Vicerrectorado Académico. Mérida – Venezuela.
Miguel de Cervantes. (1990) Don Quijote. NoriegaEditores
Morente, Manuel García. (1957) Lecciones preliminares de Filosofía. Sexta edición. Editorial Losada, S.A. Buenos Aires.
Páez, Ciro Alonso. (2003) Filosofía. Intermedio Editores – Colombia
Platón. (2005) La República, Diálogos. Tomo I. Ediciones Universales – Bogotá.
Quillet (1989) Enciclopedia. Tomo I. Editorial Cumbre, S.A. México
Enciclopedia Humanidades
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